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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que este es un momento crucial para todos los países del continente, y aseguró que participaba de la Cumbre con el ánimo de "proponer una alianza entre iguales". Respecto de Cuba afirmó que "estamos dispuestos a conversar sobre un gran abanico de temas, que incluye drogas, inmigración, libertad de expresión y derechos humanos", y que su país respetará en el futuro la no interferencia en los asuntos de otros Estados, pero que dicho cambio "debe estar acompañado por dejar de acusar a Estados Unidos de todos los males del continente".
El mandatario estadounidense, que en los últimos días había venido dando signos de apertura hacia Cuba, dio una nueva orientación en esta cumbre, en la que la cuestión cubana prometía ser un motivo de tensión.
"Lo dije y lo repito hoy, que estoy listo para que mi gobierno inicie el diálogo con el gobierno cubano sobre un amplio abanico de cuestiones: derechos humanos, libertad de presión, reforma democrática o droga, pasando por la inmigración y las cuestiones económicas", declaró.
"Creo que podemos llevar las relaciones estadounidense-cubanas por una nueva dirección (...) Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba. Sé que es un largo viaje para superar décadas de desconfianza", agregó, en un discurso interrumpido a menudo por aplausos de los asistentes.
"Sé que las promesas de asociación no fueron mantenidas en el pasado y que la confianza se gana con el tiempo", aseguró el mandatario, admitiendo que a veces Estados Unidos "pretendió imponer sus puntos de vista" en el continente.
Pero "Estados Unidos cambió", afirmó Obama.
El presidente estadounidense aguantó con una sonrisa las críticas del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien pasó revista a algunas agresiones estadounidenses en América Latina en las últimas décadas, aunque admitió que Obama sólo tenía tres meses de edad cuando triunfó la revolución cubana.
"Me niego a llamar a esta cumbre, cumbre de las Américas, porque aquí hay dos grandes ausentes", aseguró Ortega, citando a Cuba y Puerto Rico.
Pese a las críticas que dirigentes como el nicaragüense o el venezolano, Hugo Chávez, mostraron frente a Estados Unidos, este viernes, ambos saludaron a Obama con un cálido apretón de manos lo cual hace presagiar un final feliz para la cumbre de Trinidad.
"Quiero ser tu amigo", subrayó Chávez a Obama.
Los 34 jefes de Estado y gobierno celebrarán esta cumbre hasta el domingo, cuando tienen previsto firmar una declaración final que es todavía es objeto de negociaciones para evitar un veto de algunos países, algo inédito en la historia de estas reuniones continentales.
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