La organización de la cumbre informó que mañana la jefa de Estado encabezará a las 8.45 en el hall central del hotel la recepción oficial de sus pares sudamericanos, para luego dirigirse al Salón Bustillo para inaugurar el encuentro.

Tabaré Vázquez, de Uruguay, llegó a las 17,40 y fue el primer mandatario en arribar al aeropuerto de Bariloche, donde fue recibido por Agustín Colombo Sierra, subsecretario de Política Latinoamericana de Cancillería, y el embajador Luis María Kreckler, director de Ceremonial. Luego se trasladó al Llao Llao, a donde el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, está a cargo de la recepción de los mandatarios.

Correa descendió del avión en el que vino de Ecuador e inmediatamente subió a un auto que lo llevó al hotel Llao Llao, a 40 kilómetros al oeste del aeropuerto.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene previsto su arribo alrededor de las 22, junto al canciller Jorge Taiana y la ministra de Defensa Nilda Garré.

A la madrugada del viernes arribarán los restantes presidentes, todos acompañados de sus cancilleres y ministros de Defensa: de Colombia, Alvaro Uribe; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Venezuela, Hugo Chavez; de Bolivia, Evo Morales; de Paraguay, Fernando Lugo; de Perú, Alan García; de Guyana, Bahrrat Jagdeo; y de Surinam, Ronald Venetiaan.

Según la agenda oficial la cumbre comenzará a las 10 con el discurso inaugural de la presidenta argentina, quien posteriormente cederá la palabra al presidente pro tempore de la Unasur, el ecuatoriano Correa, y luego seguirá el diálogo entre los mandatarios.

A las 13.30 finalizará la reunión y los presidentes irán hacia la terraza del hall central del hotel para la foto oficial. A continuación, CFK ofrecerá un almuerzo en honor de los mandatarios extranjeros, tras lo cual tendrá lugar la partida de los presidentes hacia sus respectivos destinos.

En la reunión, los mandatarios dialogarán sobre la intención de Estados Unidos de distribuir militares en siete bases colombianas, tema que surgió en la última cumbre del 10 de agosto en Quito, cuando hubo una controversia por la iniciativa aprobada por ese país a favor de EE.UU..

La presidenta apaciguó la polémica con la ayuda de Lula Da Silva y, a instancias de Rafael Correa, surgió la idea dedicar un plenario especial de presidentes sobre el asunto. En ese contexto fue la mandataria argentina quien propuso al país como sede y designó a la ciudad patagónica de Bariloche para tal fin.