Al llamado de la oposición para un "viernes de la libertad" y de "la unidad nacional", miles de personas se manifestaron en Homs, Deraa,Banias, Qamichli y en otras ciudades. Las protestas también se dieron en sectores cercanos a Alepe, segunda ciudad del país, y Damasco, donde hasta ahora no se habían producido protestas contra el régimen baasista que dirige el país con mano de hierro desde hace más de 50 años.

Más de dos meses después del comienzo de la revuelta en Siria, el poder continuó ignorando los llamados internacionales para que no reprima las protestas. En este jornada, el presidente estadounidense Barack Obama pidió a su homólogo sirio Bashar Al Asad que "dirija la transición o se vaya", mientras que desde el Foro de Sao Pablo llamaron al fin de la represión.

El balance más grave fue en Maaret al Naaman, cerca de la ciudad de Idlib, donde 15 personas, entre ellas un adolescente de 15 años murieron bajo las balas de las fuerzas de seguridad. Otros 12 manifestantes, entre ellos un niño de 10 años y dos adolescentes de 15 y 16 años, murieron por la represión de las fuerzas de seguridad en Homs, foco de la contestación, sitiada por el ejército desde hace casi dos semanas.

Desde el comienzo de las manifestaciones, el régimen atribuyó los incidentes a "bandas criminales armadas" o a "grupos de terroristas". Sin embargo la televisión estatal mostró este viernes imágenes de varias manifestaciones, afirmando que eran pacíficas pero restándoles importancia y sin mencionar víctimas.

Las restricciones impuestas a los medios de comunicación por Damasco impide toda verificación independiente. La violencia ha empujado a miles de sirios a huir. Las autoridades libanesas estiman que unos 4 mil civiles, sobre todo mujeres y niños, han pasado recientemente al Líbano, indicó el viernes en Ginebra un portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).