› CON LA MIRA EN GRECIA E ITALIA • SUBNOTA
La cumbre de Cannes arrancó prácticamente un día antes de lo previsto debido a la crisis griega. A partir de ahí, los problemas de la eurozona dominaron hasta el último minuto sobre la reunión, que concluyó con un comunicado plagado de acuerdos vagos. Muchos de los líderes del Grupo de los 20 se refirieron en sus comparecencias a la decisión de fortalecer del Fondo Monetario Internacional (FMI) para potenciar su capacidad de intervención. Pero no pudo concretarse la forma en que se dará ese impulso a la institución y, por consiguiente, a las economías más afectadas por la crisis.
"Adoptamos un compromiso para reforzar los medios del FMI si fuera necesario", confirmó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anfitrión de la cumbre. También el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se refirió a la decisión de reforzar "en términos cualitativos y cuantitativos" la capacidad del organismo. Pero ninguno de ellos especificó cómo se hará.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, apuntó que una de las formas de ampliar la capacidad de préstamo del FMI podría ser la creación de una especie de "fondo fiduciario" mientras el presidente de México y próximo anfitrión del G20, Felipe Calderón, habló de una posible participación más amplia de México y otras economías emergentes" en el FMI.
El documento final, entre otras medidas, menciona la puesta en marcha por parte del FMI de una nueva línea de liquidez preventiva (Precautionary and Liquidity Line). Según el G20, este instrumento permitirá "proveer, caso por caso, mayor liquidez a corto plazo y con mayor flexibilidad" a países con bases sólidas que se vean afectados por dificultades externas. Pero aunque podría pensarse en Italia o España como destinatarios principales de esas ayudas, fuentes oficiales apuntaron que está diseñado para naciones afectadas indirectamente por la crisis de deuda, como los países de Europa del este.
Ante las últimas turbulencias europeas, protagonizadas por Grecia e Italia, países como México, Estados Unidos o Brasil instaron a la eurozona a resolver su crisis lo antes posible. Así, el presidente estadounidense, Barack Obama, mostró su confianza en las medidas adoptadas en Europa pero le advirtió que no tiene margen de error. "No cometáis errores, hay más trabajo duro por delante", advirtió el mandatario, quien ayer, a su llegada a Cannes, apuntó a la resolución de la crisis en Europa como la principal tarea de esta cumbre.
Por su parte, Calderón reclamó decisiones definitivas para evitar el contagio a España e Italia y llamó al Banco Central Europeo (BCE) a convertirse en prestamista de última instancia para restaurar la liquidez de esos países. Pero ninguno de los socios de Europa se mostró dispuesto a arriesgar su dinero para salvar a la zona euro, postura que quedó clara sobre todo en las palabras la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
"No tengo la más mínima intención de realizar una contribución directa al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Si ni siquiera ellos (los europeos) tienen esa intención, ¿por qué la tendría yo?", se preguntó la mandataria al término de la reunión de Cannes. Brasil, al igual que China, apuesta porque la ayuda a Eropa llegue a través del FMI en forma de préstamos bilaterales a países concretos. Brasilia sí estaría dispuesta a transferir recursos de sus reservas para aumentar la capacidad del FMI. Pero a cambio, pide que se avance en la reforma que ampliará la participación de los países emergentes en el sistema de toma de decisiones del organismo.
Más allá de las capacidades del FMI, los países del G20 se comprometieron a subsanar los desequilibrios económicos. Para ello, países con superávit comercial como Alemania, Brasil o China, se mostraron dispuestos a potenciar su demanda interna e inversión para impulsar así la economía mundial, aunque no se detallaron plazos ni planes concreto para ello.
Una de las pocas concrecciones se materializó en el intento de controlar a los "bancos relevantes para el sistema". El G20 decidió que las entidades más importantes del mundo tendrán que asegurar sus negocios de forma que en el caso de bancarrota los contribuyentes no tengan que volver a pagar por sus errores. Para ello, las 29 entidades listadas hoy por el Consejo de Seguridad Financiera (FBS) del G20 tendrán que someterse a un control adicional y a partir de 2016 les será exigido un mayor capital. Además, hasta finales de 2012 tendrán que cumplir con nuevos procedimientos a seguir en caso de encontrarse en dificultades financieras, es decir, si se hiciera necesaria su reestructuración ordenada.
La mayor parte de esos bancos son estadounidenses, como Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, JP Morgan Chase o Well Fargo. Pero también figuran el español Santander, los alemanes Deutsche Bank y el Commerzbank, los fanceses BNP Paribas, Banque Populaire, Credit Agricole y Societe Generale, así como los suizos UBS y Credit Suisse y el holandés ING. La lista será revisada una vez al año y sólo los que en 2014 sigan en ella tendrán que cumplir nuevas exigencias de capital.
Como eterno tema pendiente del G20 vuelve a quedar la introducción de una tasa a las transacciones financieras. La Comisión Europea llegó en esta ocasión a la cita con una propuesta propia secundada por casi todos los países de la UE, con la excepción de Reino Unido. Pero su intentó chocó de nuevo con la negativa de Estados Unidos. Algunos países como Brasil y Argentina mostraron una postura abierta al respecto, aunque Buenos Aires dejó claro que sólo secundará una "tasa Tobin" si se adopta de forma global y conlleva una desaparición de las "guaridas fiscales".
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