Según el parte del ministerio de Relaciones Exteriores británico, el buque de la Armada Real británica "tenía programado hacer una corta visita a Perú en el marco de un despliegue de rutina en la región. Esto había sido acordado como un acto de amistad y de cooperación entre Perú y el Reino Unido". De hecho, se presumía que Lima había forjado ese acuerdo con Gran Bretaña el viernes pasado, cuando Humala se reunió con el número dos del Foreign Office, Jeremy Browne.

Según publicó la agencia France Presse (AFP), el Foreign Office opinó, además, que Humala no haya aprovechado "la estadía de Browne para plantear cualquier reocupación que tuviera sobre esta cooperación acordada". "Las visitas de barcos son una decisión soberana de los Estados, pero lamentamos que Perú haya revocado su acuerdo previo a esta visita", señaló el comunicado de la diplomacia inglesa.

Es que el gobierno peruano había autorizado en un principio que la fragata llegara el próximo jueves con 183 tripulantes al puerto de El Callao, donde tenía previsto permanecer hasta el lunes 26 como huésped de la Marina del Perú. Sin embargo, ayer decidió dar marcha atrás y dejar "sin efecto" la visita, para quedar en consonancia con la postura que había acordado con Argentina, en febrero pasado, y el resto de los países de la región, para apoyar el reclamo de soberanía que mantiene el gobierno de Cristina Kirchner.

El canciller peruano Rafael Roncagliolo precisó que "esta decisión ha sido adoptada en el espíritu de los compromisos de solidaridad latinoamericana asumidos en el marco de Unasur respecto de los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes".