Mar 29.10.2002

UNIVERSIDAD  › OPINION

Nuevo orden autoritario

Por Emilio de Ipola *

La universidad pública está en peligro. Al paso que vamos, aquello que no habrán podido ni las condiciones de trabajo deplorables ni los sueldos miserables está en vísperas de ser logrado por la prepotencia de algunos grupos surgidos de la propia universidad y que dicen luchar en su defensa, a la par que destruyen lo mejor que ella tiene.
Demasiado se ha dicho que la universidad ha logrado mantener su nivel de excelencia gracias a la vocación de sus docentes. Quienes desde hace pocos o muchos años soportamos las difíciles condiciones materiales por todos conocidas, lo hacemos por sentirnos identificados con una institución que ha sabido aunar la calidad académica con la pluralidad, la normalidad institucional con la diversidad y el disenso.
Quienes formamos parte de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA sabemos pertinentemente que los escraches al rector, los huevazos y los insultos a los integrantes del Consejo Superior y la posterior ocupación del Rectorado no son sino un paso más en el concierto de prácticas prepotentes y antiinstitucionales que, desde el mes de febrero, estos mismos grupos están instrumentando en nuestra facultad con la deplorable anuencia de sus autoridades y que, comenzando con el apriete al ex director de la Carrera de Sociología, continuaron con el escrache al ex decano, prosiguieron con el desconocimiento de las formas institucionales legales de designación de las autoridades y condujeron finalmente a la ocupación ilegítima de la Dirección de la Carrera de Sociología.
Debemos evitar que estas prácticas se vuelvan parte de nuestra vida cotidiana. Debemos evitar que un nuevo orden autoritario, basado en la fuerza, el “apriete” o la amenaza del “escrache” a toda postura considerada inadecuada, se instale entre nosotros.
A ese “orden” debemos oponer con firmeza el “escándalo” que para sus voceros significa la defensa de las instituciones, del respeto mutuo y del debate abierto y sin coacciones. Que no haya más –como ya hay– profesores, graduados y estudiantes que tienen miedo de expresar sus opiniones porque pueden ser víctimas de un “escrache”. Debemos evitar que estos acontecimientos lleven a la destrucción de todo aquello que hacía de la Facultad de Ciencias Sociales un lugar que valía la pena sostener y consolidar. Debemos, por fin, defender la universidad.

* Sociólogo y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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