Primer día de actividad, primer conflicto del año en la Universidad de Buenos Aires. Ayer, cuando la mayoría de las facultades retomaba el trabajo tras el receso de enero, los docentes de Ciencias Exactas denunciaron que el Rectorado pretendía eliminar 110 cargos de docentes y no docentes en esa unidad académica, además de un número todavía indeterminado en el resto de la UBA. En realidad, la Dirección de Personal de la universidad, al aplicar nuevos criterios en la asignación de salarios, consideró que numerosos cargos no correspondían y los excluyó de la liquidación de enero. Por lo que muchos trabajadores de la universidad se encontrarán con que aún no cobraron, pese a que los sueldos fueron depositados el viernes pasado. “La gente va a terminar cobrando, aunque lamentablemente fuera de término. Personal creó una irritación innecesaria por no consultar con las autoridades de las facultades. Se actuó como en el chiste: primero se disparó y después se preguntó quién vive”, apuntó el decano de Exactas, Pablo Jacovkis.
Todo indica que el conflicto estalló únicamente en Exactas sólo porque es una de las pocas facultades cuyas autoridades no suspendieron las actividades durante el mes pasado. Se estima que los nuevos criterios aplicados desde el Rectorado alcanzaron también a otras facultades y, paulatinamente, sus trabajadores y autoridades lo irán advirtiendo. “Si en Exactas, que no es una de las facultades más grandes, afectaron 110 cargos, es de presumir que haya cientos de casos más en toda la UBA -denunció Rafael González, de la Asociación Gremial Docente–. Se trata de un intento de ajuste absolutamente premeditado, que se hace justo en medio de las vacaciones.” Ayer se rumoreaba que habría situaciones similares en Medicina, Arquitectura y Odontología, entre otras.
Uno de los 110 casos ocurridos en Exactas es el de Marta Mejail, profesora adjunta con dedicación exclusiva en el Departamento de Computación: “A partir de este año, tengo un cargo nuevo de profesora asociada. Llegué de las vacaciones sin plata y, cuando el domingo fui al cajero, me encontré con que no me habían pagado ni el cargo nuevo ni el viejo. Y yo vivo de esto”, dijo a Página/12. Lo absurdo del caso es que la propia universidad aprobó el concurso que Mejail ganó para ser profesora asociada. “Ahora parece que sólo me van a pagar el cargo anterior, la semana que viene”, contó Mejail, quien agregó que otro profesor que concursó junto con ella tampoco cobró.
La conflictiva medida consistió en la negativa de la Dirección de Personal a dar de alta o renovar una serie de cargos de profesores, docentes, no docentes y personal de apoyo a la docencia. Para defender la decisión, los funcionarios de la universidad habrían argumentado que, en muchos casos, se trataba de cargos que no estaban debidamente fundamentados, o que el Rectorado no disponía de la información necesaria para darlos de alta, o que, sencillamente, no estaban presupuestados. De todos modos, la explicación de fondo, omnipresente, radica en la falta de recursos presupuestarios: como no se pueden aumentar los fondos, la universidad exige que las altas estén compensadas por las bajas (renuncias, jubilaciones, muertes). Como a Personal no le constaban ciertas bajas, no habilitó las altas.
“El Rectorado estableció criterios diferentes para dar altas o prórrogas a cargos –explicó Jacovkis–. Independientemente de si son más o menos razonables, el error es que la Dirección de Personal los aplicó en enero, una fecha muy complicada para hacer consultas con las facultades. Entonces, sin consultar, decidió por su cuenta sacar a muchas personas de las planillas de salarios. Y hay decisiones que no se pueden tomar sin consultar a las autoridades de las facultades. En Exactas somos muy cuidadosos y no hay nombramientos sin respaldo. En lugar de bloquear los cargos, tendrían que haber consultado.” Después de mantener una reunión con los funcionarios de la Secretaría de Hacienda de la UBA, el decano deExactas estimó que el pago de salarios se normalizará en los próximos días.