UNIVERSIDAD
Un plan para la ciencia, sus salarios y recursos
El secretario de Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva, Tulio Del Bono, prepara un plan que contempla nuevos recursos materiales y valorizar la carrera de investigador.
› Por Javier Lorca
A poco de haber asumido como titular de la secretaría de Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva, el cuyano Tulio Del Bono ya está sofocado. “En Buenos Aires están todo el día con la calefacción al máximo. En San Juan estamos acostumbrados al frío”, refunfuña el ex diputado provincial (PJ) y ex rector de la Universidad Nacional de San Juan. Cuenta que lo primero que hace cuando llega a la secretaría –que depende del Ministerio de Educación– es abrir las ventanas para que “entre aire fresco”. Sonríe cuando se le recuerda el calor que debe estar pasando el Presidente santacruceño. Y, en la entrevista con Página/12, anuncia que desarrollará un plan nacional que ponga al sistema científico al servicio de las necesidades del país. También asegura que impulsará un incremento del presupuesto para el sector y un aumento salarial para los investigadores, además de promover la inversión privada y abrir el ingreso en la carrera científica, entre otras medidas.
–El país carece de un plan y una política definida para Ciencia y Tecnología (CyT).
–Bueno, el país carece hace rato de un plan, no sólo de CyT. El fundamentalismo de mercado hizo que fuera mal visto todo lo que oliera a planificación. También la inestabilidad política y económica hizo desaparecer la cultura del largo plazo y el planeamiento estratégico. Felizmente, los que provenimos del equipo directo que trabajó con Néstor Kirchner en su campaña creemos en la necesidad de planificar. No es casual que una de sus primeras decisiones haya sido crear un ministerio de Planificación. En ese contexto, será más sencillo desarrollar un plan que debería contemplar a la ciencia pura, como creación de conocimiento, y a la ciencia aplicada a la tecnología y la innovación para solucionar problemas específicos del país. Debo reconocer que al asumir encontré un plan nacional desarrollado el año pasado. Hay que pulirlo y actualizarlo. Y ésa es una de las primeras instrucciones que me ha dado el ministro (de Educación, Daniel Filmus). Ya hablé con los representantes de las provincias del Consejo Federal de CyT para que el plan tenga concepción federal. En simultáneo, el ministro va a consultar a todos los ministerios. Después de las consultas, se va a formular el plan final. Pretendemos que se apruebe como un anexo de la ley de presupuesto de 2004.
–¿La comunidad científica va a participar en la elaboración del plan?
–Por supuesto. Además, la ley establece que se debe consultar al sector político y a las instituciones científicas. Ya he hablado con el presidente del Conicet (Eduardo Charreau) para que esto sea una elaboración conjunta. Lo que pretendemos, y esto debe quedar claro, es que el plan nacional de CyT no sea el plan de esta secretaría ni del Gobierno. Debe ser una política de Estado, un plan de todos. Si no, es muy difícil que salga. Y no pretendemos un plan solamente para el año que viene, sino un plan tri o cuatrianual que empiece a planificar el mediano plazo.
–¿Cuáles serán las claves del nuevo plan?
–Tendrá dos grandes objetivos: fortalecer el sistema científico y aumentar los niveles de transferencia de lo que se produce en el sistema hacia la solución de los problemas sociales y productivos del país. El fortalecimiento, a mi juicio, debe pasar fundamentalmente por fortalecer el recurso humano. Primero, a través de la carrera del investigador.
–Uno de los reclamos más fuertes de los científicos es que se abra el ingreso a la carrera.
–Sí, y va a hacer un reclamo fuerte nuestro. Queremos que se incorpore más gente a la carrera. En el último tiempo, al no haber ingresos, se desvirtuó la pirámide etaria, se transformó en un rombo ensanchado en un promedio de edad de 45 a 50 años. En segundo lugar, hay que destrabar el congelamiento de vacantes y que tengamos una excepción, para poder cubrir rápidamente todas las vacantes.
–¿Y la cuestión salarial?
–Esto es muy importante para fortalecer los recursos humanos. Es imposible mantener una planta de investigadores trabajando a pleno si no se piensa en una mejora salarial que deberá venir del esfuerzo del Estado, a medida que se avance en el crecimiento económico, y también de los ingresos que se puedan generar en el sistema con la transferencia de servicios. Por otro lado, habrá que enfrentar la tremenda fragmentación del sistema, con numerosas instituciones que duplican esfuerzos y equipamiento. Hemos hablado ya con el Conicet y la semana que viene hablaremos con el Consejo Interuniversitario Nacional para empezar a encarar acciones concretas que mejoren la articulación. Un tercer eje del fortalecimiento será un plan mínimo de equipamiento e infraestructura.
–Pasemos al segundo objetivo del plan.
–La Unesco habla de calidad y pertinencia. La calidad se refiere a la calidad del producto, y la pertinencia hace a la adecuación de ese producto a las necesidades del país. Y acá quiero hacer una aclaración: con pertinencia no quiero decir que vamos a hacer sólo ciencia aplicada. No se puede hacer investigación aplicada si primero no hay una base de investigación pura. Pero debe ser realizada teniendo en cuenta los objetivos prioritarios del país. Tenemos que pensar qué necesitan la sociedad, el Estado y el sector productivo. Hay que focalizar más en las carencias y necesidades de toda la sociedad. Y también es importante que el sector científico sea proactivo, que no se limite a reaccionar. Tiene que ir más allá, debe adelantarse a los tiempos para que estemos en condiciones de aprovechar los cambios y las nuevas oportunidades o, incluso, forzarlos.
–Argentina invierte apenas medio punto de su PBI en CyT. ¿El nuevo Gobierno tiene la decisión política de aumentar ese presupuesto hasta el 1 por ciento, como reclama hace años la Unesco?
–Bueno, llegar a esa inversión está en la plataforma electoral del doctor Kirchner. Doy por descontado que vamos a hacer todo lo que está a nuestro alcance para lograrlo. Pero, si llegamos al 1 por ciento, tampoco se producirá ningún milagro. Cuando lleguemos a esa anhelada inversión, habremos llegado a la tercera parte de lo que invierte Estados Unidos, en relación con su PBI. Ese punto debería ser un piso, nunca un techo.
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