Frente al aumento de 64 millones de pesos previsto por el Poder Ejecutivo para el presupuesto universitario, los rectores de las universidades nacionales solicitaron ante el Congreso un incremento casi 15 veces superior: 345 millones para financiar diversos programas y otros 600 millones para mejorar los pauperizados salarios de docentes y empleados. Así lo explicó a Página/12 el nuevo titular del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Alberto Dibbern, actual presidente de la Universidad Nacional de La Plata.
–¿En qué consiste el proyecto de presupuesto presentado por el CIN?
–Sobre el presupuesto 2003 (1991 millones), estamos pidiendo un aumento del 17 por ciento, unos 345 millones de pesos más.
–¿Para qué se usarían esos fondos?
–Está todo detallado en un anexo del proyecto. El incremento se destinaría a programas de ciencia y tecnología, a programas de becas de ayuda estudiantil y para bonificar cargos docentes. También a programas de articulación entre el sector universitario y el no universitario (terciario).
–¿Y los salarios docentes?
–Por otro lado, estamos solicitando un aumento salarial del orden del 40 por ciento para los docentes y no docentes universitarios. En el caso de los docentes, hay salarios simbólicos. Los que tienen dedicaciones simples cobran sueldos insignificantes. Incluso muchos con dedicaciones más altas tienen salarios casi por debajo de la línea de pobreza.
–¿Cuánto dinero haría falta para esa mejora salarial?
–Serían unos 600 millones de pesos.
–¿Hay expectativas reales de que se concreten esos aumentos?
–Creemos que el Congreso debe debatir este tema. Sabemos que en el país hay serias dificultades para otorgar todos los recursos que el sistema necesita, pero no podemos dejar de presentar el presupuesto que precisamos para sostener una educación de calidad. Una posibilidad sería empezar a trabajar en un proyecto plurianual, que nos dé a las universidades cierta previsibilidad. Hoy no tenemos certeza de si se ejecutarán todos los fondos que nos asignó el Congreso para este año. Por primera vez, el Gobierno ha dado una señal clara de apoyo a la universidad incluyendo un aumento en el proyecto presupuestario. Ahora estamos pidiendo que se ejecute completo el presupuesto de este año. Eso expresaría el más claro compromiso del Gobierno.
–Con el caudal de conocimiento que son capaces de generar, además de pedir más fondos, ¿las universidades nacionales no podrían elaborar una suerte de presupuesto alternativo, con propuestas, explicitando cómo se podría mejorar el financiamiento educativo?
–Estamos dispuestos a trabajar en ese sentido. Le hemos manifestado al Presidente nuestra voluntad de trabajar para mejorar la eficiencia presupuestaria y la calidad de vida de los argentinos. La universidad está para eso. No sólo para generar conocimiento y transmitirlo a los estudiantes, sino también para resolver los problemas y necesidades del país. Eso muchas veces se ha olvidado.
–¿Con un aumento de recursos alcanzaría para resolver todos los problemas de la universidad pública?
–Las universidades no podemos tener la soberbia de decir que con más fondos todo estará bien. Debemos asumir nuestra responsabilidad, dejar de echarnos culpas entre los diferentes niveles educativos y trabajar en conjunto para incluir a más jóvenes en la educación, para articular el sistema y también para aceitar la relación entre la universidad y el sector productivo.