Nueve proyectos para crear nada menos que diez nuevas universidades públicas están en manos de diputados y senadores de la Nación. Semejante cantidad de propuestas –que impulsan casas de estudios desde en el oeste bonaerense hasta en el sur chaqueño– genera inquietud en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). “Según la Ley de Educación Superior, toda creación de universidades debe contar con un informe previo del CIN. Por el momento desconocemos estos proyectos, en ningún caso se nos consultó”, dijo Eduardo Asueta, presidente del cuerpo que reúne a los rectores. La mayor tensión se registra en la Universidad del Comahue: de prosperar uno de los proyectos, resultaría dividida en dos, por un lado, la Universidad de Neuquén y, por otro, la de Río Negro.
Sin hacer un relevamiento exhaustivo, limitándolo a los últimos meses, Página/12 pudo constatar la presentación en el Congreso de diferentes proyectos de ley para abrir una decena de casas de estudios. Número nada desdeñable teniendo en cuenta que, actualmente, las universidades nacionales son 38, dos de ellas de muy reciente apertura. En la Cámara de Diputados, Margarita Stolbizer (UCR) propuso crear la Universidad Nacional de Pilar (en Buenos Aires); Luis Cicogna (PJ) propuso la del Oeste (también en territorio bonaerense, con influencia en Ituzaingo, Merlo, Marcos Paz, Las Heras); Norma Pilati (PJ) elevó un proyecto para fundar la Universidad Nacional de San Rafael (Mendoza); y diputados de varios partidos (UCR, PJ, ARI y otros) postularon, hace un año, la Universidad Nacional de Florencio Varela.
En el Senado hay varios proyectos, todos elevados por legisladores justicialistas. Miguel Angel Piche- tto llevó la propuesta de crear las universidades de Neuquén y de Río Negro; Mabel Müller impulsa la Universidad Nacional de Avellaneda (sobre la base de las actuales sedes académicas de la UBA y la Universidad de La Plata); Jorge Capitanich propuso una casa de estudios del Chaco Austral; Antonio Cafiero una de J. C. Paz; y Liliana Negre de Alonso una en Villa Mercedes (escindiendo la Universidad de San Luis).
El presidente del CIN llevó a la Comisión de Educación de la Cámara alta la posición de los rectores. Además de recordarles a los senadores la necesidad de contar con un informe del consejo, “una instancia ineludible”, Asueta advirtió que “debería tomarse en cuenta la actual situación universitaria, cruzada por las demandas de una mejor asignación presupuestaria que garantice los niveles de excelencia que nuestro país requiere y la dilucidación de cuestiones que hacen al funcionamiento de todo el sistema”. En diálogo con este diario, Asueta dijo que los senadores “se comprometieron a no tratar los proyectos hasta haber consultado al CIN sobre el proyecto académico y la viabilidad institucional de las propuestas”.
Los proyectos que más inquietan a las autoridades académicas son los que “implican escisión de universidades o transferir centros educativos”, detalló Asueta. Tal el caso que mayor polémica ha despertado en las últimas semanas: la propuesta de Pichetto de dividir la Universidad del Comahue, hoy con sedes en Río Negro y Neuquén. ¿Por qué dividirla? El argumento central del senador es que el territorio de ambas provincias es “de tal magnitud que resulta imposible a la UNCo extenderse en plenitud”. Las autoridades de la institución –acusadas por el rionegrino Pichetto de responder al MPN neuquino– rechazan la iniciativa. La rectora Ana Pechén manifestó que “el resultado sería la destrucción del proyecto innovador que gestaron nuestros pioneros, pensando en una Patagonia integrada y sin fronteras... No hubo una sola consulta a la comunidad universitaria del Comahue para que exprese su opinión”. Para la funcionaria, “lejos de introducir una nueva oferta académica o la creación de un ámbito de investigación superador (la propuesta), destruye una universidad pujante y desguaza a partir de límites geográficos sus unidades constitutivas”.