En Córdoba, una consulta halló que la mayoría apoya una prueba de acceso. Rechazo de la federación universitaria.
› Por Javier Lorca
La pregunta por el ingreso (¿libre o restringido?) es un lugar común del debate académico y acaba de plantearse nuevamente en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En una encuesta organizada por el rectorado, la mayoría de los consultados –estudiantes incluidos– se pronunció a favor de una prueba y un curso como vías de acceso a todas las carreras, entre otros controvertidos resultados. La dirigencia estudiantil desestimó el estudio de opinión: “La encuesta estuvo claramente direccionada, con preguntas que inducían las respuestas”. La discusión se da en un escenario político incierto en la UNC, cuando se acerca la elección de autoridades, con el actual rector buscando otra reelección, el oficialismo dividido y la oposición en aumento.
La polémica encuesta fue realizada a fines del año pasado y sus resultados se conocieron este domingo, cuando los publicó la UNC en su periódico Hoy la universidad. En total fueron consultadas 3415 personas: 2378 estudiantes, 365 profesores, 299 docentes auxiliares y 373 no docentes. Los temas abordados por la consulta fueron el ingreso de los aspirantes, la permanencia y el egreso de los estudiantes, y el control de gestión docente.
Sobre los dos primeros aparecieron las respuestas más llamativas. Por ejemplo, la mayoritaria adhesión a la aplicación de “una evaluación de ingreso con curso previo”: así se expresó el 84,3 por ciento de los alumnos consultados, el 79,2 de los profesores, el 82 de los docentes auxiliares y el 68,8 de los no docentes. En cambio, apenas el 1,1 por ciento de los estudiantes se manifestó por el ingreso irrestricto, “sin evaluación ni curso previo”. No obstante, el 47,6 por ciento de los alumnos opinó que la función del ingreso es orientar y nivelar. Pero el 10,8 optó por una función de selección y el 35,8 por una de orientación, nivelación y selección.
Por supuesto, la amplia mayoría también acordó con que deben establecerse “exigencias mínimas para mantener la calidad de estudiantes”. El 83,4 de los estudiantes, el 74,1 de los profesores, el 83,1 de los auxiliares docentes y el 84,2 de los no docentes aceptó el requisito planteado por la Ley de Educación Superior, es decir, la aprobación mínima de dos materias por año para conservar la regularidad. En un sentido similar, aunque con menor apoyo, la encuesta halló consenso en que hay que “establecer un término máximo de permanencia en la carrera”. El 52,6 de los alumnos hizo esa afirmación, mientras que el 31,6 la rechazó.
La lectura oficial de los resultados fue enunciada por el rector Jorge González. “Hay una tendencia a requerir mayor exigencia en las carreras”, dijo a Página/12. “Sobre la permanencia y el rendimiento de los alumnos, las evaluaciones externas muestran que hay un exceso en la duración de las carreras. El pronunciamiento de la comunidad es que habría que instrumentar mecanismos para que los estudiantes no se excedan más de un 50 por ciento de la duración”: es decir, si la carrera prevé cinco años de cursada, la tolerancia iría hasta los 7 años y medio. González, cuyo mandato concluye en abril próximo, destacó también “el carácter orientativo y selectivo” que deberían tener las modalidades de ingreso. Cabe aclarar que hoy en la UNC existe un ciclo de nivelación, pero sus características varían según las facultades, llegando en algunas, como en Ciencias Médicas, a funcionar como un estricto sistema de cupos, mientras que en otras unidades académicas es mucho más permisivo.
Para la dirigencia de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), que nuclea a los centros de estudiantes, la encuesta fue “un papelón”. En diálogo con este diario, Brenda Austin (Franja Morada), presidenta de la FUC, dijo que “una cuestión tan relevante como los lineamientos de política educativa para la universidad no pueden discutirse con una encuesta de opinión. El ejemplo más claro de los riesgos de hacer algo así son las reformas Blumberg, que fueron contra el buen juicio penal y generaron resultados contraproducentes... Es necesario abordar los problemas de la universidad, pero con madurez y desprovistos de intereses electorales. Para un análisis serio hacen falta estudios estadísticos e investigaciones deespecialistas. El problema es cómo se usan los datos. Si hay un porcentaje alto de deserción o de aplazos, la UNC debería atender a los alumnos desde una perspectiva inclusiva: buscar las causas y generar apoyo para mejorar el rendimiento. La óptica contraria sería poner un límite de tantas materias por año y sacar de la universidad al que no lo apruebe”.
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