Después de la asamblea fallida de la semana pasada, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA) intentará mañana definir la fecha y la nueva sede en que convocará a la sesión para iniciar la reforma de los estatutos. El bloque de mayoría de consejeros, conducido por radicales y aliados, analizaba ayer postergar hasta mediados de septiembre la asamblea –inicialmente se pensaba hacerla el primer lunes del mes– y realizarla en la Facultad de Medicina, aunque también se barajaba como alternativa la sede de Derecho.

Entre huevazos, cantitos y discursos de los estudiantes de la FUBA, la ajetreada asamblea del 6 de agosto terminó suspendida por falta de quórum, cuando se retiraron parte de los consejeros de la mayoría, sin llegar a tratarse la reforma. Mañana, el consejo que gobierna la universidad tiene previsto definir cuándo deberán verse las caras nuevamente los 236 asambleístas. “Creemos que la sesión del Consejo Superior va a ser tormentosa, sospechamos que va a ir gente con bombos otra vez a perturbar el desarrollo de la reunión”, confió un decano a este diario.

La fecha de la próxima asamblea será uno de los puntos por definir. El rector Rubén Hallú había planeado llamarla a principios de septiembre. Sin embargo, ayer, en rectorado se pensaba esperar hasta mediados de mes, para apaciguar los ánimos y permitir una mejor organización.

El tema más complicado será resolver la sede del encuentro. Para empezar, el rector tiene pensado dar a conocer mañana un informe detallado sobre los daños causados en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se hizo la asamblea suspendida. Según fuentes del rectorado, el costo de las roturas sufridas por instalaciones, muebles, alfombras y sillones “equivale a tres veces lo que salió la organización de la asamblea”.

La intención de la mayoría es trasladar la sesión a Medicina: por su disposición edilicia, con muchos pisos y salas, y principalmente porque el espacio disponible permitiría separar al público de los asambleístas, una de las cuestiones sobre las que habría acuerdo. Pero Medicina fue sede de una de las cinco sesiones que fueron bloqueadas el año pasado y terminó con una trifulca en sus puertas entre estudiantes y trabajadores no docentes del gremio Apuba. En principio, a las autoridades de la facultad la idea no les gusta mucho.

Si bien el sector del oficialismo mayoritario se reunirá hoy por la tarde para discutir la posición que llevarán mañana al Superior, desde ese bloque el estudiante Walter Palacios (MNR) anticipó que pedirá que “la asamblea se pronuncie sobre la emergencia presupuestaria”, uno de los temas que provocó el abandono de un nutrido grupo de asambleístas de su mismo espacio y que determinó el fin de la última asamblea. En la sesión también se presentará la convocatoria unificada a elecciones para renovar los representantes de los claustros. Además de una propuesta para que “haya un pronunciamiento sobre la agresión sufrida por Hallú”, quien denunció haber sido golpeado por “la patota del Clínicas”.

Mañana, los representantes de la FUBA van a insistir con la propuesta de convocar a un plebiscito para decidir qué reformar del estatuto. “Queremos debatir –dijo Agustín Vanella (MST), dirigente estudiantil–. No queremos entrar en una dinámica obstruccionista ni que se escuden detrás de la actitud de algún descolgado.” La sede de la futura asamblea no se presenta como un problema para la izquierda estudiantil, dijo: “La hagan donde la hagan la FUBA va a estar presente en la asamblea”.