Desde ayer y hasta el viernes los alumnos de la UBA eligen a sus representantes en el cogobierno. Una recorrida por las facultades.
› Por Julián Bruschtein
“¿Sabés dónde votás?” es el latiguillo más escuchado desde ayer en los pasillos de Ciencias Sociales, seguido, después de la necesaria información, por la propaganda de la agrupación que ofrece la guía. La escena se repite –con más o menos intensidad– en las facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde comenzaron la elecciones obligatorias del claustro estudiantil. Mientras en la mayoría de las unidades académicas se espera que recién pasado mañana la masa de votantes comience a acercarse a las urnas, en Ciencias Económicas –la facultad más poblada de la UBA– antes del mediodía de ayer ya habían votado cerca de 2 mil alumnos. Los estudiantes tienen tiempo hasta el viernes para elegir a sus representantes en los consejos directivos y –salvo en Ingeniería y Agronomía– designar a las nuevas conducciones de los centros estudiantiles.
La entrada de la Facultad de Ciencias Sociales, en la sede de Marcelo T. de Alvear, recibe a los estudiantes con pancartas electorales desde media cuadra antes de llegar a la puerta. Como en el cuento de la buena pipa, en la esquina una camioneta de Cliba espera que los operarios despeguen con pistolas de agua a presión los afiches del gremio docente adosados a las paredes. El futuro es descifrable para los trabajadores que levantan los restos de papel mojado: “¿Para qué los sacamos, si mañana aparecen otra vez?”.
Adentro del edificio, una maraña de carteles con colores de todo tipo, en los que predomina el rojo, ofrece a las agrupaciones: las de izquierda, como Oktubre o Dale!, las kirchneristas Juntos por Sociales o La Vallese, hacen de cielorraso y acompañan a algunos de los estudiantes en la tarea de convencer a los votantes que se acercan desorientados. “En la planta baja vota Relaciones del Trabajo y, en el segundo piso, Sociología”, son las instrucciones para llegar a las mesas.
Celular en mano, por las escaleras suben y bajan militantes que van certificando paso a paso el desarrollo del comicio. Aislado, un afiche anuncia la candidatura de Elisa Carrió para presidenta, rodeado por citas de Marx y carteles que cuestionan al decanato. La elección está separada en dos. Por un lado, la obligatoria: para el cogobierno de la facultad, las direcciones y juntas de carreras. Por el otro, la optativa: para el centro de estudiantes. “Hay cierta incertidumbre. En las obligatorias hay que meter dos boletas y parece que para el consejo se está votando en blanco, sin querer”, desliza un dirigente no sin cierta preocupación. Ayer todavía era escasa la afluencia de alumnos. Había coincidencia en que “el malón” se va a volcar en los últimos días de la semana.
A la vuelta, la Facultad de Medicina se muestra más ordenada por afuera. Pero apenas al cruzar el umbral de entrada el panorama es parecido al de Sociales, aunque mucho más acomodado. Los carteles no se enciman y, por lo general, mantienen una linealidad algo acartonada. Los militantes de la agrupación QRS, que tiene la totalidad de la representación estudiantil en el consejo, aparecen relajados y sonrientes con los volantes que ofrecen entre sus manos. “¿A quién vas a votar?”, pregunta una joven estudiante a otra, que la mira y levanta los hombros como respuesta, con desinterés por lo que sucede alrededor. Los afiches de los independientes RCP muestran a Yoda, el maestro jedi de La guerra de las galaxias, llamando a salir “del lado oscuro”, pidiendo el voto para ingresar al consejo directivo. Mientras, desde un cartel de fondo negro, Síntesis sentencia: “Mucho cartel, mucha inversión... Cero política”, con flechas que señalan a su alrededor, plagado de leyendas de QRS, a la que acusan de ser la “Franja Morada residual”. El puesto de la alianza de izquierda El frente desentona por la cantidad de colores llamativos que contrasta con el resto.
Al otro lado de la Plaza Houssay, las paredes laterales de Ciencias Económicas muestran el paso de alguna brigada peronista que dejó su sello: con letras profesionales se puede leer “votá Causa K”. En el hall de entrada, dos muchachos volantean. Uno, vestido con camiseta naranja flúo, reparte propaganda de Nuevo Espacio, la agrupación heredera de la Franja Morada. El otro, con vestimenta negra, distribuye información en papel sobre los kirchneristas. Los alumnos que se acercan a las mesas de votación parecen querer terminar cuanto antes el trámite, a paso apurado y con algún resoplo cuando les indican que tiene que esperar en la cola. Por separado en las urnas, pero juntos en el reclamo, Causa K y los independientes SOS+Germen denuncian en sus volantes el “fraude” de Nuevo Espacio: “padrones sin DNI para que algunos puedan votar dos veces”, o el cierre de la votación a las 19.30 “para que el turno de la noche no pueda votar”.
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