Rechifla. Entre los consejeros estudiantiles había uno en particular que cada vez que nombraban su apellido provocaba una rechifla generalizada. Juan Busch, que suena “Bush”, como el presidente norteamericano, los hacía callar inmediatamente al emitir su voto, fiel a los designios de la izquierda, buen militante de la CEPA (PCR).

Apellido. Había otro alumno de apellido Guevara, que votaba con la mayoría y en contra de la FUBA. “Qué quilombo ideológico”, se reía un consejero.

Franja. La batalla de los cantitos entre la izquierda estudiantil y los alumnos K fue constante durante toda la asamblea. Sólo alternadamente coincidieron en una letra: “Franja Morada, no seas caradura, vos sos la consecuencia de la puta dictadura”.

Cantitos. Si bien las agrupaciones kirchneristas se esforzaban, se vieron sobrepasadas en cantidad por los militantes de la FUBA. Cuando los K cantaban “universidad, del pueblo liberado”, la izquierda respondía encima “de los trabajadores”. Cuando pedían “llamá al congreso la puta que te parió”, para reclamar la renovación de autoridades en la federación, obtenían como respuesta: “Si te viera el Che Guevara, si te viera San Martín, laburando en el Gobierno, con los hijos de Alfonsín”.

Huevos. El vuelo de huevos hacia la figura del rector Rubén Hallú fue motivo de discusiones entre los integrantes de la FUBA y quienes habían llevado los proyectiles. En principio fue por encontrar inoportuna la propuesta. Pero, sobre el final, fue por la evidente falta de puntería de los lanzadores, quienes acertaron sobre la cabeza de una dirigente estudiantil, María Damasseno. Por lo bajo, algunos se preguntaban si había sido por error realmente.

Grillos. Al darse cuenta del abandono del recinto por una parte importante de los consejeros de la mayoría, un grupo de alumnos comenzó a gritarles que se quedaran a debatir. Como no surtía efecto, y no sin cierta resignación, cuando la secretaría nombraba a los asambleístas para votar sólo respondía un “cri-cri”, un alumno imitando a un grillo.