VIDEOS
› EL MERCADO DEL VIDEO TUVO SU REACTIVACION AL COMPAS DE LA SITUACION ECONOMICA
Imágenes de un año más estable y menos negativo
Hubo un crecimiento semejante al de 2000: las ventas de las editoras al negocio minorista aumentaron un 40 por ciento. Además, el DVD se convirtió en un formato más accesible, se editaron títulos de notorios directores y dos pequeñas distribuidoras recuperaron títulos clásicos y gemas cinematográficas.
› Por Horacio Bernades
El año de la normalización. Después de un 2002 en el que todo tembló, durante 2003 el mercado argentino del videohome intentó recuperar los niveles anteriores a la debacle de diciembre de 2001. No sólo lo logró, sino que consiguió crecer hasta niveles semejantes a los del año 2000, con lo cual vuelve a pararse sobre ambos pies. Teniendo en cuenta que las perspectivas para el 2004 son de crecimiento, en este fin de año la gente del negocio y los videoconsumidores tienen buenas razones para alzar la copa y brindar. No se trata de una broma del Día de los Inocentes, sino de una nueva confirmación de algo que a esta altura es una verdad de Perogrullo: al video le va como al país en su conjunto.
Un año atrás se brindaba agarrando bien fuerte la copa de champán, por el temor de que en cualquier momento el cristal pudiera partirse en pedazos. Se terminaba una temporada en la que, de pronto, el dólar se había disparado a las nubes, dando por resultado una retracción generalizada, con suspensiones de compras, renegociación de deudas, dilación de los plazos de cancelación, sacudones en la cadena de pagos y un consumidor que al videoclub de la esquina le pasaba por la vereda de enfrente. La prudencia y el sentido común permitieron afrontar el 2003 con la sensación de que la sangre no había llegado al río. Si no se puede crecer, al menos no desaparecer en el camino, era la consigna con que se ingresaba en el nuevo año.
En el 2003 sí se pudo crecer, volviendo a niveles anteriores. Aunque siempre andando con pies de plomo: no se atraviesan épocas de florecimiento, sino más bien de volver a sembrar. Y después, a rezar para que la futura cosecha no se malogre. Tras una caída de alrededor del 20 o 30 por ciento durante el 2002, el balance 2003 arroja una recuperación del 40 por ciento en las ventas de editoras al negocio minorista. Y un crecimiento algo menor en la cifra de alquileres en videoclubes. La diferencia se debe a que, durante el 2002 y aterrado por la disparada del dólar y la consecuente inseguridad económica y financiera, el videoclubista se había pasado de largo en la retracción, comprimiendo sus volúmenes de compra en porcentajes mayores a la caída experimentada por los alquileres.
En términos comparativos con los negocios vecinos (el cine y la tevé por cable), la percepción general es que el video se mantuvo más estable en el curso de la temporada. Eso está en directa relación con lo que le cuesta al usuario acceder al producto: mientras que la entrada de cine aumentó, del 2002 al 2003, entre un 30 y un 40 por ciento (de 7 a 10/11 pesos) y el cable un poco menos, el costo de alquilar un VHS creció apenas un 10 por ciento, comparado con los valores que regían en 2001. De 3 pesos por video se pasó a un promedio de 3,50, lo cual repercute poco sobre el bolsillo del usuario. El caso del DVD es aún más positivo, ya que el alquiler sigue clavado en 4 pesos, tal como hace un par de años. Con una ventaja adicional, que explica la expansión del mercado de devedés: hoy en día, el costo de una máquina reproductora es considerablemente menor, en pesos, a lo que representaba dos años atrás. Por lo cual el parque de lectoras se sigue ensanchando y los alquileres del rubro crecen en forma exponencial.
Lo que sufrió un aumento considerable es el precio que el videoclubista paga a las editoras para hacerse con un DVD: mientras que en 2001 el valor de cada disco rondaba los 20/30 pesos, hoy al comercio le cuesta alrededor del doble. Pero el comerciante absorbe la diferencia, permitiendo que el usuario ni se entere del aumento y que el rubro continúe su crecimiento. Con respecto a dos años atrás, durante la temporada que termina las ventas de DVD por parte de las editoras a los videoclubes aumentaron alrededor de un 60 por ciento. Para el año próximo se espera un crecimiento aún mayor, previéndose un efecto de dinamización general sobre el conjunto delnegocio. Lo que todavía se mantiene retraído es la venta directa de DVD. Todavía, el usuario argentino tiende a alquilar más que a coleccionar, a diferencia de lo que se observa en otros mercados (Estados Unidos, notoriamente), donde comprar un DVD se convirtió en costumbre. Las editoras sostienen que si el videoclubista incorporara a sus costumbres el hábito de la venta, el formato se expandiría aún más.
En cuanto a la cifra de lanzamientos mensuales, tanto de VHS como de DVD, se mantiene en los niveles del 2002, lo cual representa una caída importante con respecto al promedio de años anteriores. La consecuencia de esto es que las posibilidades de opción con las que cuenta el usuario siguen siendo menores a lo deseable. Sin embargo, el habitué sigue reservándose su margen de elección, como lo demuestra el hecho de que ciertos tanques cinematográficos (el caso de Matrix recargado es el más resonante) no tuvieron la misma fortuna en video que durante su lanzamiento en salas. También puede verificarse el fenómeno opuesto: títulos que no habían andado tan bien en el momento de su estreno en cines gozaron, en video, de una segunda oportunidad. Es el caso del excelente film italiano El último beso, que en cine había tenido un rendimiento apenas mediano y en más de un videoclub se alquiló tanto que terminó entrando en el top ten del año.
Como había sucedido en la temporada anterior, el videohome se benefició de la política de retracción de compras a que apelaron las distribuidoras cinematográficas. Como la relación costo-beneficio sigue resultando un albur para las distribuidoras de cine, éstas dejan pasar una buena cantidad de títulos de interés, cuyo rédito, a la hora de los números, estiman incierto. Esos títulos pasan de largo y van a parar al video, que así puede estrenar lo que no llega a cines. Es de este modo como a lo largo del 2003 salieron directamente en video, sin previo paso por los cines, las películas más recientes de realizadores tan estimables como David Mamet (Un plan perfecto, lanzada por AVH), John Sayles (La tierra del sol, LK-Tel), Steven Soderbergh (Todo al descubierto y Solaris, editadas por Gativideo), el alemán Tom Tykwer (La princesa y el guerrero, LK-Tel), Paul Schrader (Autofocus, LK-Tel) o Larry Clark (Bully, lanzada
por SBP).
Se conocieron también, a lo largo de la temporada y en exclusiva para el video (aunque en dosis algo homeopáticas), apreciables y hasta indispensables títulos del cine independiente, tanto el estadounidense (Pollock y Una buena chica, editadas por LK-Tel) como el internacional (The Hole, de Tsai Ming-liang, y Boiling Point, de Takeshi Kitano, lanzadas por Primer Plano Video). Hasta un “tanque” –si bien algo devaluado por su negativa recepción internacional– como el Pinocho de Roberto Benigni (inmediato sucesor de la megafamosa La vida es bella) salió directamente en cajita, en edición de Gativideo. Por suerte, el nivel de los directos a video promete no disminuir un ápice durante el año próximo (ver recuadro).
A esos títulos deben sumarse algunas ediciones especiales en DVD, tanto de clásicos (Los sobornados, En un lugar solitario y varias de Frank Capra, todas lanzadas por LK-Tel) como colecciones completas (las cajas de El padrino, Indiana Jones o la saga de Viaje a las estrellas, todas editadas por AVH), oportunas recopilaciones (los dibujitos de los Looney Tones, AVH) o series televisivas clase A (Los Soprano y Friends, también de AVH). Toda esta oferta permite, tanto al coleccionista como a quien prefiere alquilar sólo por el fin de semana, ponerse al día con aquello que hace rato quería ver o rever en las mejores condiciones de imagen y sonido. Y en ese terreno, ya se sabe, al DVD no hay con qué darle. Si de clásicos se trata, el videohome argentino sigue constituyendo un reservorio cinematográfico inigualable, tanto en términos de cantidad como de calidad. En este rubro, lo del sello Epoca, que edita nada menos que unos doscientos títulos al año y mantiene sus precios congelados, resulta a esta altura poco menos que heroico, ofreciendo un catálogo de tal magnitud e importancia que se ha convertido en paseo de compras de rigor, hasta para los cinéfilos extranjeros más puros y duros.
Pero Epoca no está solo: es una noticia alentadora el regreso a las pistas de otro veterano del rubro, Renacimiento (ahora, Renacimiento Nuevo Siglo), que a lo largo del año lanzó una considerable cantidad de títulos faltantes o perlas que permanecían inéditas, como es el caso de La última película, de Peter Bogdanovich, el documental Year of the Horse (Jim Jarmusch filmando a Neil Young) o varias del grupo Monty Python. Como sucede con la actualidad del país, no es cuestión de suponer que en lo que hace al video todo es un lecho de rosas, y todavía hay mucho para corregir y desandar. La piratería, sin ir más lejos. O la calidad de algunas ediciones, y los lanzamientos que se anuncian y después no salen. Pero así como está no está mal, y nada indica que en el 2004 la situación tenga que empeorar necesariamente. Dicho esto con los dedos cruzados y tocando madera, no sea cuestión de pecar de jettatore.
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