Entre los más de 400 competidores del Dakar 2011, serán una de las principales atracciones para el público argentino. Marcos Patronelli apenas pasará de la largada y Orly Terranova podrá meterse entre los diez primeros en la categoría autos. Por eso, Norberto Fontana, Juan Manuel Silva y Emiliano Spataro, pilotos de primera línea del automovilismo argentino, campeones de larga data, aportarán un interés adicional. Son apenas tres de los 84 participantes argentinos de la prueba, pero sin duda los más conocidos para el gran público. Eso sí: como corren con unos aparatos extraños, se conforman con dar la vuelta. Aunque si alcanzan a cruzar la Cordillera de los Andes ya será un pequeño triunfo.

“Creo que vamos a tener mucho apoyo del pueblo argentino, porque somos tres pilotos locales de mucho renombre –opina Fontana–. Estamos mentalizados en que lo importante es que queremos llegar, en el puesto que sea. Sobre todo, hay que volver a Buenos Aires.”

El campeón de TC2000 y sus colegas conducirán unos buggies McRae preparados en Holanda por el equipo ProDakar, con motor de moto de nieve, de tres cilindros y poco más de un litro de cilindrada y que pese a disponer de 140 HP y pesar sólo 650 kilos, no llega a los 160 km/h. “Desde afuera, puede parecer un prototipo raro, como una araña un poco más grande que un cuatriciclo. Pero el año pasado corrió el Dakar y llegó al final”, señala Fontana. No tiene tracción en las cuatro ruedas, sólo trasera, ni butaca para navegante alguno. Los argentinos deberán arreglárselas solos para encontrar el camino entre las dunas.

“Lo más lindo de esta experiencia es la navegación –se entusiasma el arrecifeño–. Entre la hoja de ruta, los dos odómetros, el GPS, la baliza que se enciende cuando estás a menos de un kilómetro del way point... Tengo que acordarme de que si me desvío medio kilómetro, son 10 grados y si me desvío un kilómetro, son 20 grados...”, señala en voz alta, como repasando la lección.

Fontana correrá con el número 344, Spataro con el 365 y Silva con el 367. Atareados con tantos campeonatos domésticos, los argentinos no pudieron ensayar sus buggies en Marruecos, como lo hizo el titular del equipo, el holandés Tim Coronel –un amigo personal de Fontana–, y apenas si tomaron clases de navegación en las dunas de El Nihuil, en Mendoza.

Silva corrió una prueba del Campeonato Argentino de Cross-Country, en Mar del Plata, para practicar la navegación, a bordo de un cuatriciclo, ¡y ganó! Por eso se entusiasma para participar en la edición 2012 a bordo de una de esas máquinas. “Los costos se alivian muchísimo, y es una categoría dominada por argentinos.”

El alquiler de cada una de las máquinas costó 150 mil euros. “Todos nuestros sponsors en el automovilismo argentino nos apoyaron en esta aventura”, se ataja el chaqueño. La presentación oficial del proyecto, en septiembre, se hizo en Casa de Gobierno, con la presencia de los ministros del Interior, Florencio Randazzo, y de Turismo, Enrique Meyer.

Los siete buggies del equipo fueron liberados ayer en el puerto de Lima y los mecánicos, liderados por Coronel, arriban hoy a la Argentina. Para asistir a los buggies en el camino, el equipo pondrá cuatro camiones: uno de ellos, el Ginaf T4 nº 567, competirá en la categoría respectiva. “Tenemos un objetivo razonable –señala Coronel–: terminar entre los 30 primeros.”

Fontana tiene la clave para correr el Dakar: “Hay que salir con la cabeza muy fría. Por ejemplo, si hay un bache o una piedra filosa, hay que tratar de levantar el acelerador y seguir tranquilo: es preferible perder 5, 7 u 8 segundos, en vez de romper una cubierta y tener que parar media hora. O tal vez romper el auto y perder tres horas. Hay que ir administrando el auto con la mentalidad puesta en llegar”.