Los jugadores argentinos saludan a la gente luego de conseguir el cuarto triunfo consecutivo en el Preolímpico.
Imagen: Télam.

La Selección Argentina completó de manera intachable la primera etapa del Preolímpico. Con una tarea despareja, en la que combinó su peor pasaje en el torneo en el segundo cuarto con ratos de brillantez como en el final del tercero y durante el transcurso del cuarto, el equipo de Julio Lamas venció 90-71 a Panamá y completó invicto la primera fase, con cuatro victorias seguidas.

Los antecedentes no presagiaban un juego parejo. Sin embargo, el planteo de Panamá fue dando sus réditos. Con una defensa zonal invitó a Argentina para que la atacara con lanzamientos lejanos. Y en ataque, ante la ausencia de un base confiable, les hizo llegar la pelota a sus internos, Lloreda y Garcés, o apostó por el desequilibrio individual de Forbes para conseguir sus puntos. “Se me complicó con Lloreda. No lo podía tomar. Leo Gutiérrez, que ya lo había enfrentado, me dio unos consejos y en el segundo lo pude manejar mejor”, admitió Nocioni.

Y las dos apuestas a Panamá le salieron mejor de lo esperado. Por un lado, el equipo de Lamas abusó de los tiros de tres sin eficacia, con lo que la zona se fue agrupando cada vez más cerca del canasto y congestionó todos los intentos de penetración argentina. Y del otro sector de la cancha, los dos pivots lastimaron seguido, sin que ninguna de las variantes que probó Lamas funcionara, y Forbes se las ingenió para anotar en el uno contra uno. “Nos costó la intensidad defensiva. Nos confundió un poco la defensa alternativa que nos plantearon”, reconoció Oberto tras el partido.

Sorprendido por ese planteo, a Argentina la salvaron los robos en la primera línea en ese lapso. Por esa vía recuperó varios balones y logró algunos puntos sencillos, que le permitieron sacar una ventaja de seis puntos cuando promediaba el segundo parcial. Pero en cuanto Panamá corrigió ese déficit, logró un parcial de 8-0 que le devolvió la ventaja en el marcador. Scola, Delfino y Nocioni anotaron sus puntos habituales, pero lo hicieron con bajos porcentajes. Y como Panamá también dominó los rebotes, la ventaja de los centroamericanos resultaba lógica. Sólo que la capacidad individual de los jugadores argentinos pudo disimular la diferencia estratégica y de ejecución que se vislumbraba en el desarrollo. Pero otra vez como ante Puerto Rico, el tercer cuarto fue el del quiebre. Dos triples calcados de Nocioni de las esquinas comenzaron a hacer dudar a la zona panameña. “Había que perforarla de alguna manera, y por suerte entraron esos tiros”, remarcó el alero, que anotó diez puntos en esos tres minutos iniciales de la segunda mitad. Y como la intensidad defensiva creció de manera notable, el equipo de Lamas fue recuperando su ADN. Si bien siguió abusando de los lanzamientos lejanos, la efectividad de Prigioni, con tres triples consecutivos, abrió una brecha decisiva para el desgastado conjunto panameño. “Al final, le encontramos la vuelta a esa defensa”, reconoció el capitán Luis Scola, que volvió a ser el goleador argentino con 19. “Fueron dos partidos distintos. En el primero no atacamos bien, pero el mérito es que corregimos en el segundo tiempo y logramos una gran diferencia”, analizó Lamas, que resaltó que con los buenos tiradores de Argentina era “muy difícil” que esa zona hubiese aguantado todo el partido. A partir de ahí, las corridas en contragolpe y el pase extra característico de este equipo completaron un combo que despertó la euforia de un público cada vez más compenetrado con este grupo ganador.