Desde Londres

La Corte Suprema del Reino Unido allanó el camino para la extradición a Suecia de Julian Assange, acusado por dos voluntarias de Wikileaks de violación y abuso sexual, al dictaminar que el pedido de la fiscalía de ese país es legal. El dictamen de los jueces fue dividido cinco a dos y la defensora de Assange, Dinah Rose, le dio una vuelta de tuerca al solicitar su invalidez por “haber sido fundamentado con material que no fue discutido durante la audiencia”. Assange no se encontraba presente en la corte porque, según sus representantes, “estaba atascado en un embotellamiento de tráfico”.

El dictamen era sobre una cuestión procesal. En el Reino Unido la extradición la solicita un juez y no la fiscalía, que es considerada parte interesada y, por tanto, no imparcial, pero la ley británica se rige también por el Tratado Europeo de Extradición que acepta las diferencias en los sistemas legales de diferentes países para evitar un empantanamiento de los juicios.

La Corte Suprema halló que la fiscalía estaba autorizada para exigir la extradición porque así lo establece la legislación sueca, pero los magistrados cometieron un aparente error al fundamentar su decisión en la Convención de Viena de la Ley de Tratados que no había sido aireada en las sesiones. “El caso queda nuevamente abierto y sería muy embarazoso para los jueces porque demostraría que dictaminaron en base a algo que no fue discutido”, señaló a la BBC el especialista en temas legales Joshua Rosenberg.

El juez a cargo de la apelación, Nicholas Phillips –uno de los que votó a favor de la extradición de Augusto Pinochet a fines de los ’90–, dio un plazo de 14 días a la defensa para solicitar la reapertura del caso. Una reapertura demoraría nuevamente una decisión que está en el limbo desde que Assange fue arrestado en Londres en diciembre de 2010. El caso ha tenido una atribulada existencia en los tribunales británicos que han tenido que lidiar, entre otras cosas, con la definición misma del delito en cuestión.

En Suecia, la violación abarca un espectro mucho más amplio que en el Reino Unido. En el caso de Assange se lo acusa de –literalmente traducido– “sexo con sorpresa”, que incluye la idea de forzar a otra persona a una actividad sexual y correspondería a la aparente acusación que le hacen las dos mujeres. La ley sueca prohíbe la divulgación de los detalles de un caso, pero según filtraciones que han circulado en Internet, una de las mujeres lo acusa de forzarla sin usar condón, aunque dice que luego de una breve discusión hubo una relación consensuada, mientras que la otra dice que Assange rompió deliberadamente el condón. Como sucedió con la famosa blusa de Monica Lewinsky que puso en jaque la presidencia de Bill Clinton en los ’90, la mujer guardó el condón en cuestión que hoy forma parte de la causa.

Estas cuestiones legales empalidecen al lado de las sospechas políticas. Assange se volvió una causa célebre en 2010 con la difusión de un video en el que helicópteros estadounidenses asesinaban civiles iraquíes y la publicación entre julio y octubre de documentos clasificados de la guerra en Irak y Afganistán. En agosto de ese año, durante una visita de Assange a Suecia, se produjeron las alegaciones de ambas mujeres, desestimadas por un juez luego de un día de sesión judicial. En septiempre, la fiscalía sueca reabrió el caso y dos meses más tarde Suecia solicitó su extradición. El tufillo político se volvió inequívoco cuando Interpol emitió en diciembre un alerta roja por Assange y lo colocó en la lista de criminales más buscados del planeta, por encima de acusados de uso sistemático y masivo de la violación en conflictos bélicos o tratantes de blancas.

Assange ha denunciado en más de una oportunidad la mano negra estadounidense. Uno de los argumentos de la defensa es que el juicio en Suecia puede quedar interrumpido o condicionado por un pedido de extradición de los Estados Unidos por revelar secretos de Estado y poner en peligro la vida de sus soldados. Por el momento, faltan varios capítulos para llegar a esa instancia. Aun si la Corte Suprema confirma su dictamen, Assange puede apelar ante la Corte Europea de Derechos Humanos. Solo en caso de un dictamen negativo de la Corte Europea, podría proceder la extradición a Suecia.