Jueves, 31 de mayo de 2012 | Hoy
EL MUNDO › POR EL ESCáNDALO DE LAS ESCUCHAS DE PARTE DEL GRUPO MURDOCH
El también ex editor del fenecido diario News of the World, Andy Coulson, fue imputado por perjurio por un caso que se abrió hace dos años. Es su segunda detención desde que renunció como jefe de comunicación del premier británico.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
El ex jefe de prensa del primer ministro David Cameron y ex editor del News of the World, Andy Coulson, fue imputado por perjurio durante un juicio en Escocia hace dos años. En el juicio contra el político socialista escocés Tommy Sheridan, Coulson aseguró que no tenía conocimiento de las actividades ilegales realizadas por los periodistas del fenecido dominical, clave en el escándalo de las escuchas telefónicas. La policía escocesa no ofreció detalles sobre los motivos del arresto, pero una frase pronunciada por Coulson quedó grabada para siempre. Según el ex jefe de prensa de Cameron, “no había una cultura de escuchas telefónicas en News of the World”.
El escándalo de las escuchas tiene dos condenados, tres imputados, más de 40 personas libres bajo fianza, decenas de arreglos extrajudiciales de News International con algunos damnificados, como las 100 mil libras (160 mil dólares) que pagó a la actriz Sienna Miller o las 200 mil a la ex ministra de Cultura laborista Tessa Jowell. El Grupo Murdoch está haciendo lo imposible por evitar la publicidad y exposición de un caso judicial, pero lo cierto es que las demandas recién comienzan y las listas de espiados aumenta día a día. El último es nada más y nada menos que Sean Connery quien, para mayor ironía, saltó a la fama mundial interpretando al espía británico por excelencia, James Bond.
A la luz de estos hechos, la frase de Coulson, editor del dominical entre 2003 y 2007, suena no sólo hueca, sino a posible falso testimonio bajo juramento. Es el segundo arresto que sufre Coulson desde que renunció como jefe de prensa de Cameron, a principios del año pasado. Desde entonces el escándalo se ha convertido en un monstruo de mil cabezas, varias de ellas a punto de rodar por el suelo. Hoy el ministro de Cultura, Jeremy Hunt, se juega la carrera con el testimonio que presta ante un retoño del escándalo, la Comisión Leveson, que investiga la relación entre medios y políticos. La comisión ha cuestionado abiertamente la imparcialidad de Hunt durante la oferta que hizo el Grupo Murdoch para adquirir por ocho mil millones de libras (13 mil millones de dólares) todo el paquete accionario de BSkyB.
Esta oferta es una sombra que se extiende al primer ministro, que deberá prestar testimonio ante la comisión y explicar por qué contrató a Andy Coulson como jefe de prensa en 2007, poco después de que renunciara como editor de News of the World. Ayer, el predecesor de Jeremy Hunt como veedor de la adquisición, el ministro de Empresas Vince Cable, le dijo a la Comisión que la News Corporation le había hecho “veladas amenazas” sobre las consecuencias para su partido, el Liberal Demócrata, si no aprobaba la operación.
No era una amenaza en el aire: el grupo controla un 40 por ciento de la circulación de periódicos nacionales, además de tener el 39,1 por ciento del paquete accionario de BSkyB. “Mis colegas partidarios estaban alarmados por lo que vieron como una compleja operación en marcha para contrarrestar mi dictamen una vez que el regulador Ofcom diera a conocer el resultado de su investigación”, declaró Cable. Si la sangre no llegó al río fue porque a Cable lo quitaron del medio luego de que fuera grabado en una entrevista con el Daily Telegraph diciendo que había declarado la guerra al Grupo Murdoch.
El primer ministro Cameron lo reemplazó con Jeremy Hunt a pesar de que el ministro de Cultura había expresado públicamente que estaba de acuerdo con que el Grupo Murdoch adquiriera por 8 mil millones de libras todo el paquete accionario de BSkyB. No sólo eso. Hunt escribió en términos muy enfáticos al primer ministro un mes antes de que desplazaran a Cable diciéndole que la operación era esencial y que el gobierno no debía ceder a la presión de la “BBC y de The Guardian” que se oponían por el impacto que la adquisición podía tener en la libertad de prensa. Cameron ha salido a defender a Hunt en repetidas ocasiones. Hoy, ante la comisión, Hunt tendrá que defenderse solo.
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