Viernes, 22 de junio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA A RAFAEL CORREA
El mandatario ecuatoriano aseveró que la decisión sobre el pedido de asilo de Julian Assange es exclusivamente de Ecuador. Habló sobre la cumbre de Río+20 y la crisis económica global.
Por Darío Pignotti
Desde Río de Janeiro
Rafael Correa le tendió una mano a Julian Assange, pero aún no decidió si le concederá asilo. Luego de que el fundador de Wikileaks buscó (y encontró) refugio en la embajada ecuatoriana en Londres, Correa se convirtió en uno de los personajes requeridos por la prensa internacional que realiza la cobertura de la bastante anodina cumbre ambientalista Río+20. La pregunta inevitable, formulada al comienzo de esta entrevista, fue si Ecuador acogerá como asilado al australiano conocido mundialmente por haber puesto al desnudo las conspiraciones de la diplomacia norteamericana para derribar gobiernos antipáticos y a los obsequiosos informantes locales que contribuyen con los planes de Washington.
“Yo no quiero anticipar por ahora cuál será mi decisión, nosotros hemos recibido el pedido, analizaremos las causales de su solicitud y tomaremos una decisión cuando sea pertinente; él está en nuestra embajada londinense bajo la protección del Estado ecuatoriano”.
Correa demuestra sentirse a sus anchas hablando sobre Assange y la cruzada de éste contra la desinformación global, tema sobre el que vuelve más de una vez durante el extenso reportaje concedido ayer en el Otton Palace Leme de Río de Janeiro.
“Si en Ecuador a alguien se le hubiera hecho con algún periodista la centésima parte de lo que le hicieron a Assange (que estaba en prisión domiciliaria hasta el martes cuando huyó hacia la embajada londinense) seríamos llamados dictadores y represores, pero como lo que divulgó Assange afecta a las grandes potencias, evidenciando cómo Estados Unidos nos trata y lo que hacen sus embajadas, entonces ahí hay que aplicar todo el peso de la ley contra Assange. Y hasta lo llaman violador (fue acusado de abuso por dos mujeres). Independientemente de la respuesta que demos a la solicitud del señor Assange, él ha dicho que quiere venir a Ecuador para seguir cumpliendo con su misión a favor de la libertad de expresión sin límites, porque Ecuador es un territorio de paz comprometido con la justicia y la verdad. Esto que Assange ha dicho sobre Ecuador es mucho más cercano a la realidad que las porquerías que todos los días publican estos señores del poder mediático de mi país.”
Doctor en Economía, Correa promete que se dedicará a investigar el poder económico de las empresas mediáticas, sus cruces con la democracia y la libertad de expresión. “No nos engañemos, desde que se inventó la imprenta la libertad de prensa, entre comillas, responde a la voluntad, el capricho y la mala fe del dueño de la imprenta. Yo propongo que luchemos por inaugurar la verdadera libertad de prensa, que es parte de un concepto mayor que comprende el derecho de todos los ciudadanos a la libertad de expresión. Pero el poder mediático ha querido privatizar ese derecho, esto es un problema mayor para América latina y a nivel planetario.”
Luego de haber desafiado a empresas petroleras transnacionales radicadas en Ecuador y a la poderosa constructora brasileña Odebrecht, uno de cuyos ejecutivos llegó a ser detenido por irregularidades, Correa ahora parece estar dispuesto a enredarse en un pleito diplomático con Gran Bretaña, si es que otorga refugio al australiano Assange, un sujeto incómodo para las corporaciones militares y las agencias de inteligencia de varios países occidentales, alcanzados por las revelaciones de su site.
“Eso (el pleito diplomático con Gran Bretaña) es lo último que quisiéramos que ocurra, pero no vamos a pedir permiso a ningún país para tomar decisiones soberanas... Ecuador hace tiempo que no tiene alma de colonia, no tenemos alma de vasallos.”
El diálogo de Correa con Página/12, Carta Maior de Brasil y La Jornada de México transcurre en la mañana lluviosa de ayer en una sala de reuniones de un decimoseptimo piso, con un amplio ventanal desde el cual se domina el mar verde, calmo, de la playa de Leme, ubicada en el sur carioca.
En el penúltimo día de la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de la ONU, Río+20, predomina el clima de decepción debido al módico acuerdo alcanzado por los más de 150 presidentes, divididos en dos grupos delineados nítidamente: los presidentes del Norte remisos a asumir el costo de la transformación del sistema productivo mundial y los del Sur, que están dispuestos a reformular sus modelos de producción y consumo, pero sin que esto sacrifique la expansión de sus economías y el combate a la pobreza.
–¿La cumbre fue un fracaso?
–Sí. No se ha avanzado casi nada. No hay compromiso concreto, nada concreto, ni siquiera dinero. No hay compromiso, revisen los documentos. ¿Dónde hay un compromiso en cifras, por ejemplo, en el límite de emisiones? Compensaciones, acuerdos, acuerdos vinculantes...¿dónde? Hubiéramos querido la aprobación de una declaración de derechos de la naturaleza o la creación de un tribunal internacional del ambiente como propuso Ecuador.
“El problema no es técnico, es político. ¿Quiénes generan bienes ambientales y quiénes consumen esos bienes ambientales? Si los países ricos o los países en desarrollo pueden consumir gratuitamente un bien que generan otros, entonces, ¿por qué se van a comprometer a compensar, a cuidar? A no ser que esté en peligro evidente su propia existencia o sus propios intereses. Imagínese la situación inversa, que la selva amazónica esté en Estados Unidos y que ellos fueran los generadores del medio ambiente y que los consumidores fuéramos los países en desarrollo. Si así fuera ya nos hubieran invadido hace rato en nombre de los derechos humanos, la justicia, la libertad, etc. para exigir compensaciones.”
Para Correa la decepción de Río+20 se explica en la crisis económica global.
“Hoy el mayor problema es la crisis de Europa y de Estados Unidos que afecta intereses dominantes. Todo está mercantilizado, el mercado es una realidad económica, no la podemos negar, pero el gran desafío de la humanidad es que la sociedad domine el mercado; pero hoy es el mercado dominando a sociedades y personas, todos mercantilizado. El mercado sólo valora lo que es mercancía, no administra adecuadamente bienes públicos como el medio ambiente. El mercado depreda la naturaleza, entonces mientras más se amplíe esa lógica de mercado yo diría que estos problemas se agravan y los peligros serán aún mayores para la conservación del planeta.”
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