EL PAíS › LA PRESIDENTA CONCLUYO SUS ACTIVIDADES EN ROMA TRAS RELANZAR EL VINCULO CON ITALIA

Broche final para una nueva etapa de la relación

Cristina Kirchner participó del concierto y la cena que el presidente Giorgio Napolitano ofreció en el marco de los festejos por los 150 años de la unidad italiana. Hoy inaugurará en Venecia el pabellón argentino en la Bienal de Arte.

 Por Fernando Cibeira

Desde Roma

Cristina Kirchner durante el intercambio de saludos con el presidente Giorgio Napolitano.
Imagen: Télam.

La presidenta Cristina Kirchner cerró ayer la nueva etapa iniciada en las relaciones bilaterales con Italia participando de parte de las celebraciones por los 150 años de la unidad italiana. La Presidenta finalmente decidió no presenciar el desfile militar realizado a lo largo de la vía del Foro Imperial –en Presidencia aseguraron que nunca había estado en la agenda–, pero sí del concierto y de la cena que el presidente Giorgio Napolitano ofreció por la tarde y la noche en el Palacio Quirinale. En la comida, Cristina Kirchner se ubicó en la cabecera de la mesa junto al primer ministro, Silvio Berlusconi. Hoy, la Presidenta cerrará su viaje en Venecia, donde inaugurará el pabellón argentino en la Bie-nal de Arte.

Calculaban que unas 20 mil personas se acercaron a presenciar el desfile. El 2 de junio es fecha patria y feriado en Italia. En esta ocasión, muchos romanos aprovecharon para tomarse el viernes y armar un fin de semana largo en la playa. Con todo, la ciudad siempre tiene su afluente de gente por el turismo.

El desfile era una linda atracción: se pensó como una manera de reconstruir los 150 años de historia italiana a través de los diferentes cuerpos militares y sus coloridos uniformes. El presidente Napolitano marcó el inicio de la ceremonia al colocar una ofrenda floral en el monumento a Vittorio Emanuele en Plaza Venecia y realizar un recorrido en un coche descapotable con un gorro blanco, uno de los atributos presidenciales. Berlusconi hizo el recorrido a pie. A su paso recibió aplausos y silbidos.

Saludaron de a uno a los jefes de Estado presentes. Entre ellos, el rey de España, Juan Carlos de Borbón; los presidentes de Rusia, Dmitri Medvedev; de Chile, Sebastián Piñera; de Israel, Shimon Peres; de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y de Afganistán, Hamid Karzai, además de los vicepresidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi JinPing. Entonces fue posible distinguir que no estaba Cristina Kirchner. Los comentaristas de la RAI hablaron de la ausencia de Cristina Kirchner y recordaron que la Presidenta había perdido hacía unos meses a su marido, Néstor Kirchner, a quien definieron como una figura dominante de la política argentina. Adelantaron que la mandataria participaría de las celebraciones de la tarde.

Aunque su participación podía leerse en la página web del Quirinale, el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro aseguró ayer que nunca había estado confirmada en la agenda oficial. Según una versión, Cristina Kirchner habría manifestado su intención de presenciar el desfile pero no todo, sino una parte. Pero los organizadores le contestaron que eso no era posible porque, por motivos de seguridad, los presidentes debían ingresar y retirarse juntos, que nadie podría salir a la mitad. La perspectiva de pasar más de dos horas en un palco con un fino toldo que la protegiera del sol no habría convencido a la Presidenta, que prefirió mantenerse descansada para las otras actividades.

Su lugar en el desfile lo ocupó el canciller Héctor Timerman, quien siguió de cerca las particularidades de la celebración. Hubo enfermeras vestidas como en el siglo pasado, viejos barcos salidos del museo y paseados en camiones y ejércitos, de los de muchos años atrás a los actuales grupos comando. Sin duda, uno de los momentos cumbre fue cuando nueve aviones de la patrulla acrobática de la Aeronáutica Militar Frecce Tricolori dibujaron con sus chorros la bandera italiana en el cielo. Terminado el acto, romanos y turistas volvieron a lo suyo, a buscar algún lugar en los abarrotados restaurantes o a hacer alguna compra por la Via del Corso y aledaños.

De nuevo en Palacio

Contaban que Cristina Kirchner volvió encantada del concierto ofrecido en la Capella Paolina del Palacio del Quirinale, símbolo de la unidad italiana. Le tocó sentarse al lado de Shimon Peres, con quien hoy mantendrá una reunión bilateral en Venecia, a pedido del israelí. Escucharon a la renombrada orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia interpretar Las Cuatro Estaciones, de Vivaldi.

De allí pasaron al salón principal para la comida. Se dispuso las mesas de manera de conformar una gran herradura. En la que formaba la cabecera, la Presidenta se ubicó entre Berlusconi y el presidente de Alemania, Christian Wulf. Según contó luego la Presidenta a sus colaboradores, Berlusconi le aseguró que sus ministros habían quedado “fascinados” por “el carácter, el empuje y la decisión” que había mostrado Cristina Kirchner durante el almuerzo que mantuvieron el miércoles en el Palacio Chigi.

El presidente Napolitano también se acercó a saludarla y le aseguró que también había causado buena impresión entre los empresarios italianos que la habían escuchado en el cierre del seminario de negocios, según lo que le habían comentado. Otro que se acercó fue el secretario de Estado del Vaticano, el influyente Tarcisio Bertone, quien le transmitió los saludos del papa Benedicto XVI. También le contó que el Papa se encontraba muy bien de salud y que se disponían a viajar en estos días a San Marino.

En cuanto a la ceremonia, hubo unas palabras de saludo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y de Napolitano, quien agradeció la presencia de todos los jefes de Estado para la celebración italiana. Brindis y comida.

Fin de gira

Así concluyó la etapa romana de la gira presidencial. Hoy, la Presidenta cubrirá la hora de vuelo que la separa de Venecia, donde cerrará su viaje. Allí se firmará un comodato por el cual Argentina tendrá durante veintidós años el uso de un pabellón permanente en el Arsenal de Armas de Venecia. Será al primer país al que se le asignará un lugar allí. Se cumplen 110 años de la Bienal, considerada la muestra de arte más importante del mundo, y en la comitiva argentina explican que la concesión de este pabellón es un reconocimiento al país debido al protagonismo tenido en la mostra durante todo este tiempo. Terminada la actividad, la Presidenta iniciará el regreso a la Argentina.

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