La Cancillería argentina ratificó su voluntad de encontrar una solución pacífica sobre la cuestión de la soberanía de las islas Malvinas y el Atlántico Sur, a través de una carta dirigida al presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el qatarí Nassir Abdulaziz al Nasser, en la que le agradece “su disponibilidad para coordinar entre las partes involucradas y su buena disposición para apoyar los esfuerzos para resolver la disputa entre la República Argentina y el Reino Unido”. Además, el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, dio el visto bueno a la mediación de ese organismo en el diferendo: “Argentina acepta con el mayor interés y atención las iniciativas y sugerencias que desde vuestra alta responsabilidad le haga llegar con el propósito de contribuir a la solución de la controversia”, sostiene el mensaje.

“Comparto sus deseos, que hizo públicos el viernes pasado, de que la República Argentina y el Reino Unido podamos resolver pacíficamente a través de diálogo la disputa de nuestros países –continúa–. Para ello resulta indispensable que el Reino Unido dé cumplimiento a las múltiples exhortaciones de la Asamblea General a través de sus Resoluciones 2085 (XX), 3160 (XVIII), 31/49, 37/9, 38/12, 39/6, 40/21, 41/40, 42/49, 43/25, así como a las que anualmente adopta el Comité Especial de Descolonización del órgano que usted dignamente preside, y se avenga a reanudar las negociaciones bilaterales con la República Argentina para lograr una solución pacífica de la controversia de soberanía.”

Si bien la misiva no incluye novedades respecto de la posición de Buenos Aires sobre el conflicto, deja constancia de que “la Argentina ha reiterado en múltiples ocasiones su disposición a reanudar dichas negociaciones, pero se enfrenta a la persistente negativa británica a dar satisfacción a la voluntad expresada por la comunidad internacional en su conjunto” y que “ha recibido también un contundente respaldo en cumbres regionales y birregionales. Entre ellas, la Cumbre Iberoamericana, del Grupo de los 77 y China, del Consejo de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno de la Unasur, de presidentes de Estados Partes del Mercosur y sus Estados asociados y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)”.

Al mismo tiempo, el canciller uruguayo, Luis Almagro, rechazó ayer públicamente la presencia de un submarino nuclear británico en la zona de las islas Malvinas, en una nueva muestra de solidaridad de la región hacia el reclamo argentino. “En estos días nos hemos sentido que no debemos ser complacientes si existe la amenaza de un submarino nuclear yendo hacia el Atlántico Sur. No podemos permitirnos ser complacientes”, dijo respecto de la escalada armamentística británica en la región, justo en el marco de la conmemoración del 45 aniversario de la firma del Tratado de Tlatelolco, el pacto en el que se estableció que América latina y el Caribe serían una zona libre de armas nucleares. Del acto conmemorativo participaron diversas autoridades mundiales, entre ellas el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Yuyika Amano. Por la Argentina participó la subsecretaria de Relaciones Internacionales, María del Carmen Squeff, que también manifestó su preocupación por el tema.

En tanto, el Departamento de Estado estadounidense sostuvo que no están “preocupados” por el envío del destructor HMS Dauntess a la zona en conflicto por tratarse, a su entender, de “un ejercicio de rutina”, según afirmó su portavoz Victoria Nuland. “Gran Bretaña ha dejado claro tanto a nosotros como a Argentina que lo que están haciendo en términos de su capacidad naval es normal y característico en esta época del año –indicó–. No estamos preocupados y no tenemos razón para poner eso en duda.”

Argentina había denunciado el último viernes a Gran Bretaña ante la ONU por la “militarización” del Atlántico Sur ante el envío a la zona del destructor, aunque Londres en todo momento quiso eludir la denuncia argumentando que tal acción, al igual que la visita al archipiélago por parte del príncipe Williams, segundo en la línea de sucesión a la corona, tienen que ver con despliegues rutinarios en la actividad militar que se lleva a cabo en las Malvinas, actividad que, de por sí, es repudiada por Buenos Aires.