“¡Aplaudiendo para que nos escuchen todos!”, animaba una preceptora a alumnos que se sumaban al abrazo simbólico a la Escuela Normal Superior Nº 9 Domingo Faustino Sarmiento para repudiar las reiteradas amenazas de bomba recibidas en las últimas semanas. “Necesitamos ya que las autoridades nos den una solución a este problema que venimos soportando desde fines del año pasado”, apuntó a Página/12 una maestra que pidió mantener el anonimato, ya que una resolución de la Dirección de Educación de la Ciudad obliga a los docentes y directivos a derivar las consultas periodísticas a esa dependencia. “Tengo una mordaza”, dijo. La manifestación comenzó a las 12.15, cuando los estudiantes salieron del establecimiento, ubicado en la avenida Callao 450.

En lo que va del año, unas ocho nuevas advertencias de bomba fueron recibidas en el establecimiento. Una voz anónima en el 911 advierte que hay una bomba en el colegio. Luego, la policía avisa a la escuela que hay una amenaza de bomba. Entonces comienza la evacuación. Un hormigueo de alumnos y docentes espera en el polideportivo de la Escuela de Comercio Nº 2 Antonio Bermejo, en Callao 628. Mientras la Brigada de Explosivos de la Policía Federal registra el establecimiento en busca del explosivo. “Entre una hora y hora media tenemos que esperar ahí”, se quejó otra docente, también con mordaza. “Desde el 1º de abril no hemos recibido más amenazas y ojalá no vuelva a haber más llamadas”, rogó una preceptora.

Al mismo tiempo, sobre Discépolo las maestras organizaban el abrazo al edificio. “¡Vamos! Papá, tómele la mano a su nene y participe, que es un problema que afecta a todos”, pedía una maestra jardinera al padre de un niño de salita amarilla. Por esa peatonal, un joven con una mochila de Attaque 77 caminaba cantando desenfadado: “El colegio va a explotar y nosotros vamos a acabar. Falsa alarma en el colegio pronto, todos a su lugar, la bomba era un invento, pero nosotros explotamos igual”.

Sobre esa peatonal, docentes y padres buscaban sumar más brazos. Pero sin éxito. “No creo que alguna vez encuentren una bomba en la escuela. No sé qué buscan con las amenazas”, comentó Valeria, de cuarto año, que sí participó de la protesta. Mientras, otros alumnos secundarios esperaban en la esquina de Callao y Discépolo que dos jóvenes promotoras les ofrecieran probar el nuevo sabor de una gaseosa. Así, el abrazo quedó partido. A unos cien metros de allí, en la entrada de la escuela que da a Callao, Heber, padre de dos chicos que asisten al primario del Normal Nº 9, buscaba armar una movida para reclamar medidas urgentes ante el Ministerio de Educación de la ciudad. “Es un peligro sacar a todos los chicos a la calle con pocos adultos. Hoy todos vimos lo difícil que fue organizar el abrazo y coordinar a los chicos”, opinaba el hombre.

En ese lugar, se armó una pequeña discusión entre algunos padres y una funcionaria porteña. “¿Antes del comienzo de las clases se pensó en algo para evitar esto? Porque, cuando suceda una tragedia en la vía pública será muy tarde”, preguntaba vehemente un padre a Mayra Covos, coordinadora de la Unidad de Apoyo al Proyecto Escuela del Ministerio de Educación de la ciudad. “Sí, estamos trabajando para solucionar el problema”, fue la respuesta. Además, la funcionaria les dijo que estaban trabajando en medidas para paliar la pérdida de horas de clase.

No es la única institución amenazada. En lo que va del año el Colegio Carlos Pellegrini y la Escuela Normal Superior Nº 1 Presidente Roque Sáenz Peña también recibieron amenazas de bombas. Las reiteradas advertencias de explosivos también ocurrieron durante el año pasado. Al respecto, padres del Normal Nº 1, ubicado en Córdoba y Ayacucho, denunciaron que la semana pasada “se recibieron al menos dos llamados de amenaza de bomba por día”. Los avisos con advertencias de bombas en los colegios son investigados por los jueces federales Rodolfo Canicoba Corral y Norberto Oyarbide.

Informe: Esteban Vera.