Miércoles, 9 de abril de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › CONDENAN A UN POLICíA A 22 AñOS DE CáRCEL
Dos policías detuvieron a un joven y le dispararon por ser boliviano. El tribunal aplicó la Ley Antidiscriminatoria y le impuso a uno de ellos una dura condena. El otro fue sometido a una pericia psiquiátrica.
Los delitos –concluyeron los jueces– fueron cometidos por “persecución u odio a una nacionalidad”. Por ese motivo, un ex integrante de la Policía Federal fue condenado ayer a 22 años de cárcel. Se comprobó que le robó, golpeó e intentó matar a Edgar Espejo Parisaca, de 18 años, por el solo hecho de ser boliviano. Otro policía que participó del ataque no fue juzgado: el tribunal espera una pericia psiquiátrica para saber si es imputable.
El fallo fue dado a conocer ayer por el Tribunal Oral en lo Criminal 22. Los jueces consideraron probado que el ex policía Hernán Martínez fue coautor de “privación ilegal de la libertad, robo con arma y homicidio en grado de tentativa”. Pero destacó especialmente que actuó con “odio a una nacionalidad”, razón por la cual se elevó el monto de la pena.
El caso que se terminó de juzgar ayer ocurrió el 12 de marzo de 2006. Espejo Parisaca fue detenido por dos policías cuando salía de un negocio ubicado en el barrio de Villa Soldati, donde había ido a comprar un pollo asado. Venía de jugar al fútbol en el Parque Indoamericano e iba a visitar a un amigo. En la esquina de Roca y Varela se le acercaron dos policías de civil que circulaban en un auto sin identificación.
El joven se asustó y comenzó a correr, pero fue capturado por los policías que, a punta de pistola, lo esposaron y lo obligaron a entrar en la parte trasera del vehículo. Allí le pegaron, y unos de los hombres le metió el caño de la pistola en la boca, disparó, pero el tiro no salió. “Me dijeron ‘boliviano de mierda, negro de mierda, te vamos a matar. Por qué no te quedás en tu país a trabajar’. Me trataron de narcotraficante, de cómplice de Evo Morales, de cocalinero”, relató Edgar durante el juicio oral.
Luego lo llevaron cerca del Riachuelo, donde le volvieron a disparar tres veces en la boca, aunque ningún disparo salió, y antes de finalizar con su ataque, le robaron el teléfono celular, el reloj, dinero y unos discos compactos. Después lo tiraron en un riacho no muy profundo pensando que se había desmayado, y cuando él se quiso levantar, le volvieron a disparar: esta vez las balas salieron y fueron a dar en la espalda y el cuello del joven. Un grupo de vecinos llamó a una ambulancia y el joven fue llevado al Hospital Pirovano, donde quedó internado en gravísimo estado.
La fiscal del juicio, Susana Dallorso, había pedido 28 años de cárcel, mientras que la querella representada por el abogado Melquíades Oña solicitó 30 años. Ambos, sin embargo, se manifestaron conformes con la pena impuesta por el tribunal.
Es que el monto de la pena fue elevado porque se le aplicó el artículo 2 de la Ley Antidiscriminatoria 23.592, que aumenta “en un tercio el mínimo y en un medio el máximo” de la pena cuando el delito “sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad”. Los jueces Patricia Cusmanich, Domingo Alpieri y Pablo García de la Torre tomaron como agravante la condición de policía del acusado y el uso del arma reglamentaria para cometer el delito.
El jefe de misión de la Embajada de Bolivia, Sixto Valdés, se manifestó satisfecho con el fallo, pues “sienta jurisprudencia en materia de discriminación que en esta época no deberían ocurrir”. El funcionario destacó que, según estadísticas del Inadi, la comunidad boliviana es la más discriminada del país, con el 62,3 por ciento. Advirtió que hay otros casos graves, como “el incendio del taller de la calle Luis Viale, donde murieron seis personas, y que aún no tiene sentencia, y el de una mujer boliviana arrojada del tren, que quedó en la nada”.
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