Con la ceremonia de distinciones, concluyó ayer la edición 2012 de la Olimpíada Internacional de Matemáticas, que convocó a más de 550 adolescentes de cien países en Mar del Plata. Sólo un estudiante, de Singapur, logró el “oro perfecto”, es decir, realizó la prueba con el ciento por ciento de efectividad, en tanto los equipos nacionales de mayor puntaje fueron Corea, Estados Unidos y China, en ese orden. Los jóvenes que representaron a Argentina se perfeccionaron durante un mes en la UBA antes del torneo y, este año, se llevaron dos medallas de bronce y cuatro menciones honoríficas. Para los organizadores locales, la importancia del juego radica en su impulso al desarrollo de la ciencia: competencias escolares y la difusión del campo de estudio.

En cada una de las jornadas, realizadas el miércoles y el jueves pasado, los adolescentes tuvieron cuatro horas y media para resolver tres problemas de matemática elemental. Del total de seis pruebas, las mismas para cada uno de los concursantes, hubo dos por cada nivel de complejidad, lo que según los coordinadores, muchas veces, define a los campeones. “En esta olimpíada, hubo un fuerte predominio de los países de Asia, donde los estudiantes se especializan mucho en álgebra, que este año estuvo ubicada entre los problemas más simples de resolver”, señaló a este diario la docente e integrante de la mesa de coordinadores del jurado, Patricia Faurinc. Es que, en su opinión, “a los chicos, les conviene siempre que las consignas de menor dificultad sean sobre las áreas en que mayor facilidad tienen, porque de ese modo se aseguran puntos”. Por otro lado, el problema sobre “teoría de los números” costó tanto, que sólo ocho estudiantes de los más de 500 lograron resolverlo.

Cada pregunta es calificada del 0 al 7, de modo que si están todas respondidas de modo correcto el puntaje total sumaría 42 puntos. Para obtener una medalla de oro –sólo 51 alumnos de 553 lograron hacerlo este año–, el estudiante precisa llegar o superar los 28 puntos; para una de plata, los 21; y para una de bronce, una de 14. Es decir que con haber acertado a la mitad de los problemas, sean las más fáciles o las más difíciles, el adolescente ya alcanza la medalla de plata. Este año, el equipo más sólido fue el de Corea del Sur, que se llevó seis medallas de oro. Lo siguieron los alumnos de Estados Unidos, con cinco de oro y una de plata, y el de China, con la misma cantidad de oros y una de bronce. La sorpresa la dio Singapur, que a pesar de no haber tenido el mejor de los promedios, se llevo el “oro absoluto” de la mano de Jack Lim, que en su cuarta competencia logró el puntaje máximo.

El equipo argentino obtuvo, por su parte, dos medallas de bronce y cuatro menciones honoríficas. El bronce fue para Ignacio Darago, porteño de 17 años, con 17 puntos y para Bruno Staffa, misma edad y oriundo de Bahía Blanca, con 14 puntos. Las menciones se la llevaron Alejandro Candioti, Azul Fatalini, Mariano Bonifacio y Gastón Salgado, que espera volver a participar el próximo año. “Estuvimos entrenando todos los días para prepararnos para este encuentro. En vez de ir a la escuela, nos encontrábamos todas las mañanas de lunes a viernes en una sala de la UBA. Los profesores nos dejaban cuatro problemas bien difíciles y se iban para que los pensáramos entre todos. Eso está muy bueno, porque el problema de la matemática es que lo que falta no es la información, sino encontrar el camino para resolver el planteo, como pasa un poco en la vida cotidiana. Estudiar en grupo te hace crecer siempre mucho, porque te permite conocer e incorporar las formas de resolver del resto.”

Informe: Rocío Magnani