2666 es un océano de 1100 páginas, donde se dibuja la crisis general del mundo en que vivimos. Una crisis moral infinita, salvaje, pese a que en su día la negamos, y en cierto modo aún la seguimos negando: el capitalismo sigue devorando el mundo y 2666 es en realidad una crítica contra el capitalismo global de las conciencias humanas. Es verdad que Bolaño dejó esta novela inacabada, y que tal circunstancia a muchos lectores les impone justificados miramientos. En esto, casi cabe recordar a Kafka, también Kafka lo dejó todo inacabado. Además, Bolaño pertenece a esa tribu de escritores que hacen de “lo inacabado” una teoría del arte y una teoría del hombre. También “Los detectives salvajes”, la novela más celebrada de Bolaño en vida, ofrecía ese aspecto de novela inacabada. Me llama la atención el éxito crítico de esta novela póstuma de Bolaño. Me alegro de que la crítica española y latinoamericana esté, por una vez, a la altura de la literatura. Claro que Bolaño está muerto y eso ayuda mucho. Pero el reconocimiento de Bolaño tiene deudas con aquellos primeros críticos que defendieron su obra, estando él vivo, y a ellos quiero darles las gracias desde esta líneas. Luego, los críticos-parásitos, se suman a la nave, aunque incapaces de ver la nave cuando ésta despunta. Lo definitivo es que 2666 es una novela trascendental y que Bolaño es el escritor más necesario de lengua española a día de hoy.