Por Maximiliano Montenegro
El economista de origen indio Amartya Sen recibió hace pocos meses el Premio Nobel de Economía de 1998 por sus trabajos sobre el hambre en el mundo y la relación entre democracia y la satisfacción de las necesidades básicas (ver aparte). En esta entrevista que concedió a Cash, telefónicamente, desde su oficina en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, dice que, por ahora, no existe un país que sirva de modelo de crecimiento sostenido con equidad social.
- ¿Cuál es la mejor política para reducir la pobreza y la desigualdad creciente en muchos países subdesarrollados?
- No hay una fórmula mecánica para luchar contra la pobreza y la desigualdad. La cuestión es identificar las causas de la pobreza y la desigualdad, y luego tratar de alterar las circunstancias que llevan a esos resultados. En particular, uno debe prestar atención a la distribución de los recursos físicos y humanos, que permiten a la gente ganar un ingreso decente. Por esto es importante que la distribución de los recursos físicos, como por ejemplo la tierra, sea equitativa. Por otro lado, también es importante proveer educación y estimular el desarrollo de las habilidades prácticas que hacen a la gente exitosa en el intercambio económico.
- ¿ Qué rol deben cumplir las redes de protección social?
- Por supuesto, son necesarias. En muchas circunstancias, cuando un grupo particular, que es vulnerable, es afectado por dificultades económicas, el Estado debe fijarse como objativo el armado de una red de seguridad social. Pero ésta es una solución de emergencia. Estas políticas resultan especialmente útiles en situaciones en que se puedan desarrollar actividades agrícolas para complementar los ingresos de los sectores carenciados. Las políticas asistenciales a también son recomendables cuando se atraviesa un proceso recesivo, que provoca una reducción temporaria del poder adquisitivo de los ingresos, en una economía que igualmente es exitosa. Este puede ser el caso, hoy en día, de países tales como Indonesia. Pero, insisto, con políticas asistenciales no se resuelve el fondo del problema de la desigualdad y la pobreza.
- ¿Qué opina de fortalecer el salario mínimo?
- El salario mínimo es una política que debe ser considerada con la mente abierta. Por un lado, un salario mínimo puede tener un efecto muy positivo, al evitar la pauperización acelerada de quienes cuentan con salarios extremadamente bajos. Por otro lado, las políticas de salario mínimo pueden también, en algunas circunstancias, recucir los incentivos a crear empleos por parte de los empresarios. Las evidencias sobre este punto varían mucho entre países y, algunas veces, dentro de un mismo país. La cuestión es ser pragmático y considerar si los efectos positivos del salario mínimo pueden justificar el peligro de una posible reducción de los incentivos a contratar trabajadores. Hay que mantener la mente abierta y evitar los slogans.
- ¿Cuál es su opinión sobre el desarrollo económico de Latinoamérica en los últimos años?
- No conzcon mucho sobre el desarrollo reciente de Latinoamérica. Tuve la oportunidad de visitar sólo dos países en Latinoamérica: México y Colombia. No soy un experto en el tema. Sólo conozcon lo que leído en los diarios y en las publicaciones especializadas.
- En los casos de Argentina y Brasil, muchos economistas en el mundo dicen que son ejemplos de un modelo en los noventa de "mercados emergentes" que ha logrado altas tasas de crecimiento que, sin embargo, no han podido evitar un aumento de la desigualdad y la desocupación...
- He leído sobre estas cosas. Pero no las puedo comentar con alguna experiencia personal. En 1987 publiqué un libro, junto al doctor Jean Dreze, llmado Hambre y acción pública, con el comentario de que todas las economías latinoamericanas habían andado mucho mejor en los temas del crecimiento que en tratar con los problemas de la desigualdad y la pobreza. Creo que ese fenómeno se repite hasta la fecha, no he tenido la oportunidad de estudiar las economías latinoamericanas en años recientes.
- Déjeme decirle que en Argentina existe una muy baja inflación, pero con una alta tasa de desocupación. Y la política económica se basa en un plan de Convertibilidad con tipo de cambio fijo, que encarece los salarios en dólares. ¿Hay manera de reducir la pobrez con políticas específicas, cuando el contexto macroeconómico es tan rígido?
- Si sabia que me iba a hacer preguntas sobre políticas específicas en Latinoamérica o en Argentina, no hubiese aceptado esta entrevista. No me gusta hablar de temas en los que no tengo experiencia.
- No se enoje. Le planteo la pregunta de otra manera: ¿cuál es el peso de las políticas macroeconómicas en la resolución de los problemas sociales?
- En términos generales, no hay manera de que las políticas macroeconómicas por sí solas puedan solucionar los problemas sociales. Estos requieren necesariamente la expansión de las políticas educativas, de entrenamiento, de salud y de otras medidas que mejoren las oportunidades econímicas de los sectores marginados.
- ¿Hay algún país que hoy pueda servir como modelo de la combinación de crecimiento económico con equidad social?
- No parece ser así. Cada país tiene sus propios problemas. Estados Unidos es un ejemplo de alto crecimiento económico y bajo nivel de desempleo. Pero tiene muchos problemas en el campo de la salud, en particular porque más de 30 millones de personas no tienen seguro de salud. Es muy desafortunado que Estados Unidos no preste más oportunidades a las redes de protección social. Si uno mira a Europa, tiene una buena cobertura social del seguro de salud, pero tiene al mismo tiempo un alto nivel de desempleo.Y éste es un defecto muy serio de las economías europeas. En el sudeste asiático han sido muy exitosos en alcanzar altas tasas de crecimiento, pero había elementos de inestabilidad en el sistema financiero que llevaron a estas economías a la crisis. Cuando la recesión llegó, aquellos que quedaron desempleados no fueron contenidos por una red de protección social, lo cual ocasionó graves problemas sociales, especialmente en Indonesia y Tailandia. En China ha habido un gran crecimiento económico, pero la ausencia de la democracia política será a más largo plazo una gran limitación. La falta de democracia hace a las economías vulnerables, porque no son sometidas a la crítica democrática y, por lo tanto, las políticas no pueden ser modificadas hasta que algo muy serio ocurre. La falta de democracia política puede llevar a un país al desastre económico.
- ¿Qué opina del modelo cubano?
- No le he estudiado, así que no puedo contestar.
"Qué es la tercera vía?"
Él mismo ha dicho más de una vez que "en términos políticos se me considera de izquierda", pero lo cierto es que Amartya Sen es muy cuidadoso al referirse a cuestiones políticas. Así como prefiere no opinar sobre Cuba, aquí explica por qué "no tiene sentido hablar de tercera vía".
- ¿Qué opina de la denominada "tercera vía"?
- Toda política económica hoy en día incluye concepciones de la economía de mercado y, además, la intervención del gobierno. Así que siempre es una vía mixta de mercado y Estado. No tiene sentido hablar de una "tercera vía". NO me parece un buen slogan. Da la impresión de refirse a un modelo bien desarrollado, pero en realidad no conozco ningún modelo de tercera vía. Las políticas económicas, en ciertos casos, tienden más hacia el mercado libre, mientras que en otros son más intervencionistas. Pero siempre hay una combinación. Mi opinión es que debe haber un equilibrio.
"Siempre hubo especulación"
- ¿El capitalismo de fin de siglo se halla dominado por los especuladores financieros?
- En cierto modo la economía capitalista siempre ha estado dominada por los especuladores. La especulación del capital financiero es uno de los principales rasgos que caracterizan a la economía de mercado desde hace muchas décadas. No es algo novedoso, aunque recientemente tenga tanto peso.
- ¿La crisis financiera internacional puede agravarse en los próximos meses?
- Creo que no se capta la magnitud de la crisis y estoy de acuerdo con quienes piensan que, sin una política pùblica firme a escala internacional, puede haber todavía más dificulatades en el futuro. Por eso, defiendo el rol del FMI. Hoy, la situación de la economía mundial es muy difícil por diversos motivos. Primero, Estados Unidos no está en posición de dirigir al mundo porque está demasiado ocupado en sus propios problemas internos. Segundo, la magia de Japón parece haberse devanecido y su economía ha sido muy golpeada últimamente. Finalmente, hasta hace poco se creía que el sudeste asiático iba a crecer al margen de lo que sucediera en el resto del mundo. Sin embargo, hoy está en una situación económica peor que cualquier otra región.
El Banco y los pobres
-¿Qué opina de las políticas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional: mejoran o empeoran las condiciones sociales en los países subdesarrollados que las aplican?
- No creo que tenga algún sentido hacer un comentario general sobre las políticas del FMI como un todo. Ha habido recientemente una serie de controversias entre las políticas del FMI y aquellas del Banco Mundial, relacionadas con las políticas aplicadas en el sudeste asiático. Estas controversias deben ser estudiadas, lo que yo no he tenido todavía la oportunidad de hacer. Yo diría que el diagnótico del FMI, de que los acuerdos financieros en el sudeste asiático requerían una gran transformación, no estuvo errado. Había una total falta de transparencia en los acuerdos financieros que, desafortunadamente, hacía a estas economías muy vulnerables. Así que, desde este punto de vista, el FMI estuvo acertado en enfatizar la necesidad de un cambio en el sistema bancario. Por otro lado, cómo debió haberse administrado la crisis es un tema diferente. Tal vez la transformación financiera debió haberse hecho en un período más largo de tiempo, en lugar de implementarse el ajuste inmediatamente como ocurrió. De acuerdo a algunos economistas esto agravó la crisis esconómica en el sudeste asiático.
- ¿Usted defiende las políticas del FMI?
- Soy un defensor del FMI. Creo que es muy necesario para la estabilidad financiera internacional. Sin embargo, es necesario combinar los esfuerzos de estabilización con la protección de los sectores más vulnerables. En este sentido, el Banco Mundial ha enfatizado en los últimos años en la necesidad de redes de protección social para los más pobres.
Las dos caras del Nobel
Hasta hace pocos meses Amartya Sen era un exponente clásico del economista recluído en la torre de marfil de los académicos. Famoso por sus estudios teóricos sobre las causas de las hambrunas, la medición de la pobreza y la relación enete democracia y desarrollo social, hay quienes dicen, con cierta malicia, que sólo vio pobres "verdaderos" durante su infancia en la India. Otros, en cambio, reconocen su compromiso con las causas sociales y su colaboración, por ejemplo, con políticas sociales de la UNICEF. Sea como fuere, premio Nobel mediante, todavía conserv algo de esa aversión a los académicos "puros" a hablar de lo que no estudiaron con una mirada científica. Más aún, llegó a enojarse con este periodista porque consideró que preguntarle sobre la pobreza en Latinoamérica era llevarlo más allá de sus conocimientos. Nada más alejado de los verborrágicos gurúes mediáticos de fin de siglo como Rudiger Dornbusch, Paul Krugman, Jeffrey Sachs o incluso el Nobel más célebre entre los economistas, Milton Friedman.
Sin embargo, hoy en día Amartya Sen, a los 64 años, difícilmente pueda volver a recluirse en la academia como lo hizo durante toda su vida. Esta semana, la revista inglesa The Economist publicó un artículo titulado "Usos buenos y malos de Amartya Sen", en el que cuenta las diversas aplicaciones políticas de las ideas del flamante Nobel. Cuenta el semanario que, en un reciente viaje a la India, Sen fue recibido como un verdadero héroe hacional y abrió una pelea salvaje entre los diversos partidos que disputan el poder, ansiosos por apropiarse de las ideas del Nobel. Según The Economist, algunos han visto en Sen un predicador de las políticas del estado de bienestar. De hecho, en todo el mundo, muchos interpretaron este premio de la academa sueca como un reconocimiento de que en la globalización no sólo hay mercados financieros sino también pobreza a granel. Y no pocos partidos de centroizquierda celebraron la distinción . Sin embargo, la conservadora revista inglesa rescata el otro perfil de Sen: el del economista "amigo del mercado", como él mismo se definió en más de una oportunidad.