Tenemos el agrado de dirigirnos a Uds., a fin de poner en su conocimiento la situación que atraviesan los planes de Asistencia Alimentaria. A pesar de que las cifras de desocupación y población NBI se incrementan día a día, la Secretaría de Desarrollo Social de la Nación ha sufrido un recorte presupuestario, para el año en curso, del orden de los 70 millones de pesos, lo cual afectó directamente a los Planes Alimentarios, entre ellos el Prani, Asoma y ProHuerta. Somos beneficiarios y promotores del Programa Integrado INTA Pro-Huerta, que posee características diferenciales respecto de los demás programas asistenciales, ya que promueve el desarrollo de huertas y granjas familiares y comunitarias a través de la provisión de los insumos básicos (semillas, pollitos, cartillas explicativas, etc.) y capacitación técnica para que nosotros cultivemos y produzcamos nuestros propios alimentos. Este programa existe desde hace casi diez años, habiendo llegado en el último ejercicio a 2.750.000 personas asistidas en todo el país, por medio de 420.000 huertas familiares y 10.000 comunitarias. Pero tan (o más) importante que la evaluación cuantitativa que puede hacerse de este Programa, existe un espacio de pertenencia que involucra a población marginada y construye vínculos que van más allá de lo puramente productivo, rescatando valores culturales altamente significativos como la solidaridad, el valor del propio esfuerzo, la recuperación de la perdida dignidad del trabajo. No obstante lo antedicho, hoy nos encontramos ante la posibilidad concreta de la desaparición de nuestro Pro-Huerta debido a que en algún recoveco de la burocracia del Estado han desaparecido los ocho millones de pesos que permitirían la continuidad del Programa en 2000 localidades de todo el país, con el trabajo de más de 1200 técnicos y 15.000 promotores voluntarios.