El nuevo gobierno va a recibir una grave herencia económica y social. Los datos del informe del Banco Mundial sobre la pobreza en el país ilustran sobre el descalabro que afronta el tejido productivo y social, sobre todo en el interior “periférico”. Más del 50% de la pobla-ción del norte del país está en una situación de pobreza. Las fuentes genuinas de trabajo se han reducido drásticamente y lo que predomina es el empleo estatal, altamente improductivo, de base clientelística en forma de subsidio al desempleo encubierto. ¿Por qué en esas regiones la pobreza es tan alta? A los problemas estructurales, que supone un gran segmento de productores agrarios en situación irregular en la propiedad de su predio y que no tiene acceso al crédito, sin organismos de regulación que defiendan los precios de su producción (como en Estados Unidos, Canadá, Australia, N. Zelanda y Europa), el destino de la mayoría de los productores regionales es desaparecer. La crisis de los precios internacionales (han caído los valores del azúcar, del algodón, de la fruta de pepita, de la lana y de la yerba mate entre un 50 y un 90%) supone que la situación económico-social se ha vuelto desesperante ante la ausencia de medidas compensatorias estatales. El resultado de la política actual, que deja sin protección a quienes son más débiles, está a la vista. Emigración de productores con sus familias a la periferia de ciudades, cayendo en un círculo sin retorno de pobreza y exclusión. El Producto, como el volumen físico de varias de las actividades productivas citadas, ha crecido pero quienes viven de las mismas se han sumido en la miseria. El carácter concentrador y excluyente del modelo ha dejado fuera a la mayor parte de la población y es por ello que podemos afirmar que la política global estatal ha sido un rotundo fracaso.