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De LANUS a MANHATAN

Por Maximiliano Montenegro

Los empresarios no se cansan de denunciar el “problema de competitividad” que enfrentan las compañías argentinas. La mayoría lo atribuye al atraso cambiario, que encarece en dólares los salarios y los productos argentinos, mientras abarata los importados. Y proponen flexibilidad laboral, con la esperanza de que los salarios de los trabajadores se alineen con los que pagan sus competidores en Brasil o en el sudeste asiático. Sin embargo, las empresas argentinas funcionan hoy en base a una singular ecuación: sueldos del Primer Mundo para los gerentes y salarios del Tercer Mundo para los empleados no jerárquicos. Según el último informe del World Economic Forum (WEF), el house organ del establisment económico internacional, los salarios de los empleados rasos argentinos son mucho más “competitivos” a nivel mundial que los de sus patrones.
En el reporte de competitividad elaborado por el WEF, que este año descendió a Argentina seis puestos (del 36 al 42), los salarios ocupan un lugar destacado. La razón es que incluso en aquellos sectores que utilizan alta tecnología e insumos intermedios, su peso en la estructura final de costos es todavía considerable. De hecho, según el estudio, representan alrededor del 60 por ciento de los costos de producción de la economía.
La investigación se basa en una encuesta relevada en 59 países a casi cuatro mil empresarios, la mitad del sector manufacturero. Para evaluar las escalas salariales, se desagregó la pirámide de remuneraciones de una empresa en cinco categorías comparables en todo el mundo: ordenanza de limpieza, chofer, secretaria administrativa, gerente intermedio y gerente superior. En todos los casos se tomaron sueldos de bolsillo, exceptuando aportes patronales y cargas sociales en cabeza del empleado. Tampoco se incluyeron tickets de comida, premios, participación accionaria u otros beneficios adicionales. “Esto puede estar subvaluando el salario de los niveles gerenciales, pero como no se pregunta por el sueldo de los CEO (el presidente de la empresa), para quienes estos incentivos tiene un fuerte peso en sus ingresos, sino de los niveles gerenciales, la subvaluación no puede ser muy grande”, aclara el estudio.

El informe del WEF se titula, procativamente, con una pregunta: ¿Está usted mal pago? Los gerentes de empresa en la Argentina, a diferencia de sus empleados, no tienen de qué quejarse. Como lo demuestran los siguientes resultados:

  • En promedio, un gerente argentino gana en mano casi 100 mil dólares anuales, unos 8300 mensuales. En el ranking de 59 países del WEF, es el octavo mejor sueldo para esta categoría, que es liderada por los haberes de los norteamericanos: 132 mil dólares anuales. Así, los argentinos cobran un 75 por ciento del sueldo de sus colegas norteamericanos.
  • Además de los norteamericanos, sólo los gerentes en Suiza, Hong Kong, Dinamarca, Luxemburgo, Alemania y Francia ganan más que los argentinos. En cambio, ejecutivos de varios países del Primer Mundo perciben sueldos menores: Japón, Inglaterra, España, Canadá, Bélgica e Italia, entre otros.
    u Midiendo contra países de similar desarrollo económico, los managers argentinos son privilegiados: ganan casi un 20 por ciento más que sus pares mexicanos, 40 por ciento más que los chilenos, 70 por ciento más que los brasileños y 150 por ciento más que los coreanos.
  • Un ordenanza de limpieza en una empresa argentina cobra 6 mil pesos al año. Es decir, apenas el 24 por ciento del salario de un suizo, que es el empleado de este oficio mejor pago en el mundo (25 mil dólares al año). En el ranking, queda relegado al puesto 27.
  • No hay trabajadores de limpieza del Primer Mundo que cobren menos. En países del sudeste asiático, como Corea o Taiwan, ganan más. Pero también es cierto que en Chile, México y Brasil perciben salarios menores.
  • El chofer en la Argentina cobra 9600 dólares o pesos al año. Es el 26 por ciento de lo que gana su colega suizo, que se ubica al tope de la tabla salarial. También aparece en el puesto 27 del ranking, detrás de todos los choferes del Primer Mundo y de los asiáticos.
  • En términos internacionales, las secretarias argentinas no están tan mal remuneradas. Figuran en el lugar 21 del ranking y cobran el 43 por ciento de las suizas que, de nuevo, son las mejor retribuidas. En la comparación internacional, siguen el mismo patrón de ordenanzas y choferes.

Más caros que el mejor
La sobrevaluación del peso –que los economistas estiman en alrededor del 25 por ciento– tiende a “inflar” los salarios locales en dólares. Más simple: un argentino puede cobrar un sueldo más alto que un coreano en dólares, pero, después de pagar alimentos, vestimenta y servicios a los precios locales, tal vez le resulta más difícil llegar a fin de mes. Sin embargo, lo notable es que ni siquiera en dólares los empleados rasos de las empresas argentinas logran escapar a pagas del Tercer Mundo.
La mejor manera de medir si un salario está por encima o por debajo del abonado en otros países es considerando el rendimiento del trabajo. Como advierte el WEF, “lo que importa son los salarios ajustados por su productividad” porque “países altamente productivos pueden sostener salarios elevados”. Entonces, “los problemas de competitividad aparecen sólo cuando los países tienen salarios más altos que otros países igualmente productivos”, explica el informe.
Más de una vez, los dirigentes del Consejo Empresario o de la Unión Industrial Argentina suelen quejarse de que deben costear salarios demasiado elevados para ocupaciones que no son tan productivas como en el Primer Mundo o en el sudeste asiático. Sin embargo, si se tiene en cuenta la productividad, son los sueldos gerenciales los que aparecen todavía más exagerados en términos internacionales:
u La paga de los ejecutivos argentinos es la sexta más alta de los 59 países encuestados. A decir verdad, las remuneraciones de los gerentes de otros países latinoamericanos (México, Bolivia, Brasil y Chile) también resultan desproporcionados, muy por encima de los niveles del Primer Mundo.
u Si se considera su productividad, los ordenanzas de limpieza argentinos son todavía más baratos a nivel internacional: se ubican en el puesto 30 del ranking. Y los choferes no son mucho más caros: suben del puesto 27 al 18. Las secretarías si dan un salto grande: del puesto 27 al 8. Pero en todos los casos la retribución está en línea con la de países de desarrollo similar, tanto latinoamericanos (Brasil, México, Chile) como del sudeste asiático (Corea, Indonesia).

Viveza criolla
El WEF prefiere no enfatizar en el caso argentino. “Los latinoamericanos son países de bajos salarios para el empleados rasos y son, decididamente, países de altos sueldos para los ejecutivos”, afirma. Y lo explica por “cuestiones culturales”: “Puede ser que los gerentes estén más integrados al mercado laboral norteamericano, de modo que sus sueldos son ajustados hacia los niveles de Estados Unidos”, asegura. Luego agrega que “tal vez este patrón también esté influenciado por el hecho de que la negociación salarial es menos rígida y centralizada que en otros países”, como en Europa o el sudeste asiático, donde se fijan escalas salariales por industrias o sectores. Curiosamente, los empresarios quieren negociaciones descentralizadas de los salarios de los trabajadores, obviamente no para subirlos. Por supuesto, hay otras explicaciones más simples. Una: “viveza criolla”. Otra: como sugirió un economista que prefirió reserva, que los sueldos de los managers autóctonos contemplen un “plus” por resguardar secretos claves de la empresa, no de innovación tecnológica sino de rendición contable ante el fisco.

¿Salarios globalizados?


La globalización parece alcanzar a los salarios de los gerentes, dejando de lado a obreros y empleados rasos. Esto, a su vez, aumenta la desigualdad en el reparto de los ingresos que se percibe a nivel de cada país. Pero el WEF advierte que esta es una simple tendencia, que no quita que todavía hoy persistan diferencias salariales importantes entre los ejecutivos de distintos países. Los gerentes en los ex países socialistas (como Rusia y Ucrania) declaran ganar apenas unos 1500 dólares al año (el 1,1 por ciento que un ejecutivo norteamericano). Incluso en países capitalistas, como India y Corea, sus sueldos llegan sólo a 12 mil y 39 mil dólares anuales, respectivamente. Puesto en estos términos, no hay duda de que los ejecutivos argentinos se han globalizado de una manera vertiginosa (ver aparte).
El estudio también destaca que existen diferencias salariales para la misma categoría laboral por sectores de actividad. Por ejemplo, las empresas de refinería de petróleo, electricidad, gas y agua suelen pagar a sus choferes entre un 20 y un 43 por ciento más. En tanto que las secretarias de los bancos ganan, en promedio, un 20 por ciento más que las de otros sectores.
Por otro lado, la encuesta revela otra tendencia perversa del capitalismo: “Las compañías que reportan un crecimiento de sus ingresos en los tres años previos tienden a recompensar con mejores salarios a sus managers, pero sólo a los ejecutivos y no a los trabajadores manuales o secretarias”, afirma el estudio.

Peluquería ejecutiva

¿Cuántas sesiones de peluquería pagaría una secretaria con su salario? En la Argentina, con el sueldo de un año, 1200 cortes de pelo (¿sin lavado?). En India, 3840 cortes; en Estados Unidos, 2000; en México 1380; en Brasil 1196; y en Chile, 1050.
No es un chiste machista. Aunque parezca superficial y prejuiciosa, la pregunta no es trivial: sirve para medir el poder de compra salarial en diversos países de un servicio no comercializable internacionalmente (nadie se va a cortar el pelo a Uruguay porque le parezca caro el coiffeur del barrio). Supuestamente, la Convertibilidad, con dólar atrasado, permitió que se encarecieran mucho más los servicios (desde los cortes de pelo hasta el teléfono), sin competencia importada posible.
El informe del WEF lo confirma. El poder de compra de una secretaria argentina, en términos de cortes de pelo (a 15 pesos por cabeza), cae al puesto 33 del ranking, bien por debajo de su ubicación, tanto por nivel de salario (27), como por sueldo ajustado por rendimiento (18). Además, ratifica que el poder de compra del trabajador argentino, al menos medido por estos servicios, está muy por debajo de otros países del Tercer Mundo.