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¿Quién salva al Mercosur?

Por Jorge Carrera*

La crisis que estamos viviendo en el Mercosur nos lleva a preguntarnos si se está vaciando de contenido, si entró en una vía muerta o, peor aún, si se desarmará próximamente. La respuesta es que estamos en un impasse, pero no podemos inferir que el proceso esté agotado. Creo que han surgido motivos adicionales a los frecuentemente citados, que hacen que el riesgo de dilución del Mercosur sea bajo y su utilidad para los objetivos internos de la economía argentina siga siendo elevada. Veamos por qué.

1) Se observa que en varios países la liberalización comercial presenta crecientes costos cuando las economías se desaceleran?;

2) EE.UU., que es el máximo impulsor de la apertura en el globo, no logra consenso interno para esas políticas como se vio con el fracaso de la fast track;

3) adicionalmente, EE.UU. va en camino de aumentar sus déficits al tener que cumplir el rol de principal demandante de los excedentes asiáticos;

4) desde los noventa, los países negocian acuerdos que son más simétricos respecto de los grandes polos económicos; y por último,

5) las recientes devaluaciones competitivas en Asia prefiguran un mundo donde no hay instituciones que castiguen esta práctica “desleal”.

Sin embargo, también hay nubarrones en el futuro. El Mercosur funcionó en forma excepcional desde su inicio gracias a la asincronía de los ciclos económicos de Argentina y Brasil. Desde 1996 los ciclos se han sincronizado. Hoy recesiones y expansiones son simultáneas en ambos países. Si cada uno se maneja por su cuenta, el resultado será desastroso. Brasil hizo una devaluación (no buscada) y sobre todo otorga incentivos excesivos a sus productores. Argentina intenta una serie bastante justificada de protecciones, pero no las debería centrar en su socio comercial sino hacerlas más generalizadas o más duras con el resto del mundo.
Pero lo peor del comportamiento del gobierno argentino ha sido en el plano político. La propuesta de dolarización o el pedido de ingreso en la OTAN muestran un proceder errático y poco plausible en un gobierno que se va. Nadie serio en política internacional se maneja de esta forma tan chapucera. Respecto de las tensiones sectoriales, no debería preocuparnos tanto que los sectores reclamen. Esa es una virtud del Mercosur respecto de estar en el ALCA como desearían algunos funcionarios. La cuestión es tener un buen mecanismo de resolución de las disputas.
Ahora bien, es evidente que el Mercosur tiene un horizonte viable, pero ¿qué se debería hacer? En lo inmediato la actitud responsable es evitar tomar en el medio de la crisis macroeconómica medidas sin retorno que perjudiquen el acuerdo. El tema de la brasildependencia no era más que la expresión de nuestra falta de competitividad con el resto del mundo. El retorno del crecimiento a los países morigerará las tensiones, pero deja la lección de que coordinar políticas no es una opción sino una obligación.
La estrategia de mediano plazo debe ser perfeccionar la unión aduanera en cuanto al comercio de bienes, eliminar las guerras fiscales por la inversión, avanzar más rápido en la integración del sector servicios y fomentar la máxima movilidad de factores productivos. En el aspecto macroeconómico, se deberá avanzar en un pacto de estabilidad que fije compromisos de comportamiento y resultados a alcanzar. En las relaciones externas se debe mejorar la coordinación entre los socios para aprovechar las ventajas de negociar conjuntamente. En el aspecto institucional se debe establecer una relación más orgánica manteniendo un equilibrio entre la burocratización y la actual situación que depende de las relaciones interpresidenciales.
El Mercosur ha sido una política transversal a los partidos políticos y es una de las pocas políticas activas de los noventa. El trípode de apertura, privatización y estabilidad fue viable gracias a la tareaamortiguadora del Mercosur sobre nuestra economía. Por eso, el Mercosur será también imprescindible en el futuro, incluso, para cualquier replanteo del modelo de inserción internacional.

* Director de la revista Instituto de Estudios Fiscales y Económicos (IEFE).