GLOBALIZACION

En abril de 1996 Dani Rodrik (Universidad de Harvard) concluía un trabajo sobre apertura económica y creci-miento del gasto público con el siguiente interrogante: ¿La globalización requiere más y no menos Estado?. En ese estudio se mostraba, para un conjunto de 150 países, cómo, desde el inicio de los 60, los procesos de apertura eran acompañados por un incremento en el gasto de los gobiernos, deducido el peso de los servicios de la deuda. Esos incrementos, por los demás, no correspondían a políticas fiscales anticíclicas keynesianas, sino que, por el contrario, tendieron a ser permanentes, fueran países ricos o pobres. Sólo en los ‘90 se morigeró en parte esa tendencia. Tal comportamiento, que contradice las prescripciones más comunes de política económica de las últimas décadas se explicaría, según el autor, en la necesidad de preservar a las economías nacionales de los shocks externos derivados de la volatilidad de los flujos comerciales y financieros mediante la generación de un sector “seguro”, que cumpliera un rol de “escudo” frente a aquellos. Asimismo, ese sector “seguro” habría contribuido también a dar estabilidad a los ingresos al interior de las economías. En particular, ello aparecía más acentuado en el caso de los países que padecían en mayor grado volatilidad en los términos de intercambio o una especialización productiva (y exportadora) dependiente de commodities. A la luz del impacto recesivo que las crisis asiática y brasileña produjeron sobre nuestro país tal vez convendría reconsiderar las propuestas destinadas a contener el peso del sector público y, simultáneamente, promover un sostenido aumento en las exportaciones (mayor apertura, en definitiva). Renunciar una vez a hacer todo lo contrario de lo que indica la evidencia histórica en otros países podría tener ventajas para los argentinos.

José E. Casanova
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