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Golpe de suerte

Por Alfredo Zaiat

Cruza los dedos/toca madera/no pases por debajo de esa escalera/evita el trece/y el gato negro... recuerda/que pisar mierda/trae buena suerte. Joan Manuel Serrat en “Toca madera”, de su álbum Utopía, convocaba a un optimismo supersticioso ante la adversidad. Quien gane las elecciones de octubre puede toparse con la fortuna de no tener que aplicar ese menú tradicional de cábalas para que la economía salga del pozo recesivo. Fernando de la Rúa, el candidato más firme para recibir la banda de Carlos Menem de acuerdo con las últimas encuestas, entraría a la Casa Rosada con la misma suerte que tuvo Bill Clinton en 1992. En ese año, George Bush no logró la reelección, objetivo que sí alcanzó su antecesor Ronald Reagan. Ese fracaso se debió a que desde mediados de 1990 Estados Unidos se sumergió en recesión, y Clinton aprovechó esa debilidad con su famoso lema de campaña “Es la economía, estúpido”. Lo cierto es que la economía estadounidense ya había empezado a salir de la recesión en los últimos meses de la administración Bush, mejora que no pudo ser capitalizada por el candidato republicano. Clinton ganó las elecciones e inició su gobierno con una economía que ya estaba despegando, sensación favorable que la gente recién percibió cuando recuperó su ingreso promedio seis meses después. Para Bush ya era tarde.
José Luis Machinea, si finalmente es el ministro de Economía de De la Rúa, tendrá a favor una serie de factores que le facilitarían el tránsito inicial en su arriesgada apuesta de querer ocupar la poltrona del Palacio de Hacienda. Esos elementos positivos no dependen de que él estructure un plan mágico. Si se mantiene la actual tendencia en algunos indicadores relevantes para la economía argentina, el panorama será distinto al angustiante que se vive hoy. No se trata de una visión voluntarista ni tampoco de una que sostiene que se resolverán de la noche a la mañana los graves problemas sociales y de desempleo que existen en la actualidad. Pero marca un punto de inflexión en el deterioro de la economía. De la Rúa puede repetir la historia de Clinton del ‘92 por los siguientes factores:
1. Los indicadores económicos (de producción, recaudación, utilización de servicios) empezarán a mostrar resultados positivos debido a que la comparación se realizará contra los peores meses de la recesión. De ese modo habrá una sensación de que se frenó la caída y empezará a cambiar el humor de los agentes económicos.
2. El riesgo país disminuirá después de las elecciones, negociación con el FMI mediante, y los bancos volverán a animarse a prestar. En estos momentos las entidades tienen un excedente de fondos impresionante: en un año los depósitos crecieron 6000 millones de pesos, mientras que el crédito al sector privado descendió 500 millones.
3. El índice de los commodities ha subido un 10 por ciento desde abril, lo que indica que se están recuperando los precios de exportación de los productos que Argentina vende al mundo.
4. La fortaleza del yen y en menor medida del euro contra el dólar (el peso) permite compensar en parte la pérdida de competitividad de la economía argentina. Además, un yen fuerte (el dólar contra la moneda japonesa está en su nivel más bajo en siete meses) alienta la recuperación del sudeste asiático, como también quita presión a China para que devalúe. Y si Asia retoma el crecimiento seguirán mejorando los commodities.
Hay un riesgo en toda esta historia: Brasil. Si el real sigue depreciándose no hay nada que pueda compensar el daño sobre las expectativas de recuperación de la economía argentina. En ese caso, lo que le quedará a mano al sucesor de Menem es seguir el consejo de Serrat y pisar mierda.