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REPORTAJE
transición

Miguel Kiguel, jefe de asesores de Roque Fernández, es el único funcionario de alto rango del equipo económico que podría continuar bajo la tutela de José Luis Machinea para garantizar la transición en el Ministerio de Economía.

Dice que “en el próximo gobierno el ministro de Economía va a seguir teniendo un rol duro, enfrentando las presiones” para aumentar el gasto público.

Asegura que el 2000 “será un año difícil, de mucha austeridad fiscal” y que “el 2001 también va a ser un año de restricciones”.

Sostiene que “tal vez para el 2002, o el 2003, si se mantiene una política fiscal coherente, haya recursos para gastar en las áreas prioritarias”, como salud, educación e infraestructura.

Afirma que el gobierno de De la Rúa deberá rendir examen ante los mercados.

Y que el FMI y los inversores están esperando un fuerte ajuste fiscal, más flexibilización laboral y reducción del empleo público y ordenamiento de las cuentas fiscales de las provincias.

Por Maximiliano Montenegro

Miguel Kiguel, jefe de asesores de Roque Fernández, es el hombre de la transición en materia económica. Es el único funcionario de alto rango del equipo de Roque que podría continuar en el Ministerio bajo la tutela de José Luis Machinea. Aunque él lo niegue, así lo deja entrever el entorno del candidato a ministro de Economía de Fernando De la Rúa. Kiguel es un “hombre clave” por dos motivos. Uno: conoce a la perfección la dinámica del Ministerio, gracias al papel estratégico que le asignó Fernández en los últimos tiempos. Dos: como subsecretario de Financiamiento, se contacta diariamente con los inversores extranjeros para medir el humor de los mercados con la convertibilidad. Si bien Machinea ya cuenta en esa área con un economista como Daniel Marx, que ocupó el cargo durante la gestión Cavallo, Kiguel es quien armó todo el esquema de financiamiento del sector público que heredará el nuevo gobierno. En esta entrevista con Cash, el funcionario de la transición reconoce que “el nuevo gobierno tendrá que rendir examen ante los mercados”. Y que el futuro ministro de Economía “va a seguir teniendo un rol duro, enfrentando las presiones que existen en todo gobierno” por aumentar el gasto público. “Pienso que el 2001 también va a ser un año de restricciones. Tal vez para el 2002, o el 2003, si se mantiene una política fiscal coherente, haya recursos para gastar en las áreas prioritarias”, advierte. Aquí cuenta qué esperan el FMI y los mercados de Fernando De la Rúa.
–¿Tiene algún ofrecimiento para quedarse en el Ministerio de Economía después del 10 de diciembre?
–No tengo ningún ofrecimiento. Y me intención es insertarme en la actividad privada. Todavía no se ni dónde ni cómo, pero eso es lo que pienso hacer después del verano.
–¿Y si el equipo económico de De la Rúa la pide colaboración?
–Yo me siento muy bien trabajando con Roque y hasta el 10 de diciembre voy a responder a él. Después, si puedo ser útil al próximo gobierno en forma transitoria, y hay un rol para mí, lo analizaré.
–¿Por qué, después de 10 años de ajustes, este Gobierno deja una herencia de 10 mil millones de pesos de déficit fiscal?
–Primero, nosotros estamos dejando el déficit de este año. Y todavía pensamos que este año puede ser cerrar con un déficit de 5100 millones.
–¿Es decir que se podría cumplir con el FMI y no sería necesario una renegociación como planteó Machinea?
–Exacto. Va a depender como venga la recaudación los dos últimos meses, pero es muy posible cerrar en 5100 millones. Esto se logró a pesar de que, por la recesión, se perdieron más de 2500 millones de recaudación tributaria y hubo una caída de 600 millones de recaudación adicional por la rebaja de aportes patronales aplicada este año. Así que, pese que perdimos más de 3 mil millones de recaudación, el déficit aumentó este año sólo 1.150 millones.
–Pero si Machinea dice que va a tener que aplicar un fuerte ajuste es porque alguien evitó de hacerlo antes de las elecciones.
–No es así. Además de la recesión, en la segunda mitad de los años 90 hubo una pérdida de ingresos importante por la reforma previsional: este año costará 4 mil millones de pesos. El otro punto es el aumento de los intereses de la deuda.
–¿No hubo despilfarro en el gasto durante el último año y medio de menemismo?
–No, para nada. El gasto se mantuvo constante. Nosotros nos vamos con la conciencia tranquila. Hemos hecho un esfuerzo enorme por contener presiones para gastar más. En ciertos casos implicó enfrentamientos con otros sectores del Gobierno. Pero, como no había recursos, dijimos que no.
–¿Hoy siguen diciendo que no?
–Hoy seguimos diciendo que no. Y es una tarea muy dura. Uno se encuentra con muchas necesidades que son legítimas desde el punto de vista social. Pero desde el punto de vista macroeconómico, presupuestario, no hay plata. Y hay que decir que no a cosas que uno quisiera con el corazón decir que sí.
–¿El nuevo gobierno también va tener que aceptar esa sensación de resignación?
–El año que viene va a ser muy difícil, de mucha austeridad fiscal. El ministro de Economía y el secretario de Hacienda van a seguir teniendo un rol duro, enfrentando las presiones que existen en todo gobierno. Pienso que el 2001 también va a ser un año de restricciones. Tal vez para el 2002, o el 2003, si se mantiene una política fiscal coherente, haya recursos para gastar en las áreas prioritarias.
–¿Por ejemplo?
–Educación, salud, Justicia, infraestructura. Nosotros no nos oponíamos a gastar más porque éramos cavernícolas que pensábamos que todo tiene que hacerlo el mercado. No había plata. Hay áreas donde el Estado tiene que ocupar un rol importante. En otras áreas el Estado tal vez está sobreexpandido: por ejemplo, en educación terciaria, donde probablemente hoy el Estado esté dando más de lo que puede. Habría que pensar un algún tipo de arancelamiento de la universidad. Muchos de los alumnos que van a la universidad pública, pagaron su escuela primaria y secundaria.
–¿Qué pasa en la Argentina que después de diez años de ajuste no hay plata para gastar en educación o salud. Somos un país pobre?
–No somos un país pobre. Estamos entre los países emergentes con ingreso per cápita más alto. Hay un problema para recaudar. Además, eliminaron muchos impuestos distorsivos, como los de la seguridad social, y no se pudieron reemplazar por otros impuestos.
–¿Por qué la Argentina no tiene un esquema tributario más progresivo, poniendo más énfasis en Ganancias y menos en los impuestos al consumo?
–Se puede recaudar más con los impuestos que existen. Es un problema de administración, hay aspectos legales, de exenciones, de conciencia social.
–De voluntad política...
–Es uno de los temas que forma parte de la decisión del gobierno para recaudar.
Mercados
–Usted habla diariamente con inversores extranjeros. ¿Puede haber en el futuro nuevas presiones sobre el peso?
–La convertibilidad se ha fortalecido con esta transición política. El tipo de cambio fijo es hoy mucho más aceptado de lo que era hace seis meses. De hecho, el riesgo de devaluación ha caído la mitad desde julio hasta hoy.
–¿Por qué?
–Porque la gente se convenció de que la Argentina no tiene ningún interés en devaluar, que la convertibilidad es un régimen muy rígido, pero útil.
–¿No será por qué gano De la Rúa y no Duhalde?
–No. Las elecciones y las transiciones políticas en general son períodos de incertidumbre. El hecho de que se pase del justicialismo a la Alianza y que los dos partidos apoyen la convertibilidad, es un mensaje muy fuerte para los mercados.
–¿Votó al oficialismo o a la oposición?
–El voto es secreto.
–¿Qué esperan los mercados de De la Rúa?
–Hoy se está descontando que se van a mantener las políticas de libre mercado, de estabilidad monetaria, de disciplina fiscal, de integración de la Argentina al mundo. Pero también están descontando que va a haber una profundización de las reformas que no se hicieron.
–¿Por ejemplo?
–Se está esperando una reforma en el área laboral: ya sea convenios por industria, flexibilización para las PyMEs, etc. Los mercados creen que la rigidez del esquema de convertibilidad hay que compensarla con flexibilidad en otros lados: en el gasto público, en el mercado laboral. También esperan que se continúe con un programa con el Fondo Monetario Internacional. Más que nada porque al FMI se lo ve como un auditor macroeconómico y ha sido un apoyo durante los últimos años.
–En realidad, los mercados también esperan que el gobierno de De la Rúa sea más duro que ustedes en el ajuste fiscal. Ustedes tuvieron problemas para aplicar un ajuste de mil millones de pesos. Hoy Machinea habla de un ajuste, entre recorte de gastos y más impuestos, mucho mayor: hay que bajar el déficit de 10 millones proyectado a los 4500 millones acordados con el Fondo.
–El mercado está pidiendo un ajuste importante, que el déficit fiscal sea un poco menor al de este año.
–Pero este año hubo ingresos extraordinarios que el próximo no va a haber: 1500 millones de la venta de acciones de YPF, 300 millones en la licitación de la telefonía celular, etc.
–Todos los años hay ingresos extraordinarios. Además, la mejora en la actividad económica los va a ayudar.
–¿Los mercados también están demandando al nuevo gobierno menos corrupción que la que hubo durante el menemismo?
–Yo no entiendo los ranking de Transparency International. Me llama la atención de que la percepción que la Argentina esté peor que varios países latinoamericanos. Ojalá que la percepción cambie, sin duda va a ayudar al país. Pero no me queda claro qué pasos se deben tomar para mejorar en ese área.


Argentina no es México

Mirando al futuro, Kiguel planteó durante el reportaje algo que, visto hace cuatro años, todo el mundo hubiera interpretado como una broma. Para el funcionario, en la medida que Argentina siga el libreto que dictan el FMI y los mercados se parecerá cada vez más a... México. Vale recordar que durante plena crisis del tequila, detonada por la devaluación mexicana, el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo se desvivía por imponerles a los inversores un slogan: “Argentina no es México”.
–¿Una nueva crisis internacional dejará de nuevo en terapia intensiva a Argentina?
–Argentina no es diferente de otros países de la región. Las crisis nos están afectando cada vez menos. Pero, si hay una crisis internacional, que afecta a Chile, a Brasil, a Venezuela y en menor medida a México, no es sorprendente que también nos afecte. El riesgo-país de Argentina es más alto que el de México, pero menor que el de Brasil. Creo que en la medida en que se hagan las cosas bien, nos vamos a acercar cada vez más a México, que sería el objetivo a alcanzar a corto plazo.


Provincias en la mira

–El Consejo Empresario Argentino está analizando en estos días presentar al nuevo gobierno una propuesta elaborada por FIEL que plantea una fuerte reducción del empleo público. ¿Argentina necesita volver a la etapa del achique del empleo público?
–Con la globalización las empresas han tenido que hacer muchos ajustes para ser más eficientes. Y es un proceso continuo. Lo mismo pasa en el Estado. El Estado tiene que volverse más eficiente en forma permanente. Pero no sólo el Estado nacional sino también los provinciales, donde se hizo menos ajuste. En las provincias el gasto primario aumentó.
–¿Los mercados y el FMI también están mirando las cuentas provinciales?
–Por supuesto. Se fijan en todo. De hecho, en algún momento se llegó a discutir con el FMI que las metas de déficit fiscal incluyan los déficit de la Nación y de las provincias. El problema es que nuestro país es federal y las provincias tienen independencia. Y por eso es una meta muy difícil de cumplir. A lo mejor con una nueva Ley de Coparticipación es posible llegar a una meta de este tipo.
–¿En el futuro el FMI puede presionar con este tema?
–Puede que lo quieran hacer. En Brasil la meta es sobre el déficit general: Nación y provincias.


Opinión sobre Machinea

“Merece otra oportunidad”
–¿Qué opina de Machinea?
–Es un muy buen técnico. Tiene mucho conocimiento del sector público, entiende las restricciones. Tengo mucha confianza en él. Cuenta con todas las cualidades para ser un excelente ministro.
–¿Ante los mercados, su pasado no lo condena?
–No. Merece una segunda oportunidad.
–¿Cuál es su opinión de Ricardo López Murphy?
–Es otro excelente economista.
–¿Para los mercados Machinea y López Murphy son lo mismo?
–Creo que sí. Machinea ha dejado muy buena impresión. Tuve oportunidad de verlo con los inversores en julio, en Nueva York, y hace poco en Washington en la reunión del FMI, y la gente había quedado muy conforme, muy satisfecha con sus ideas.
–¿Machinea no va a tener que rendir examen ante los mercados más que Roque Fernández o López Murphy?
–El nuevo gobierno va a tener que rendir examen ante los mercados. Pero no el ministro de Economía sino el gobierno en su conjunto, encabezado por De la Rúa. También va a rendir examen el propio sistema político: por ejemplo, si el Congreso aprueba o no los proyectos que envía el Ejecutivo para ajustar las cuentas públicas. Además, los mercados van a seguir también con cuidado cómo interactúa De la Rúa con el ministro de Economía, cómo se relaciona éste, a su vez, con el jefe de Gabinete. Y cómo se planta el jefe de Gabinete ante el Congreso.