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La revancha

Por Alfredo Zaiat

José Luis Machinea ya empezó a jugar su partido revancha. Sabe que su destino es la gloria o el infierno. No tiene opciones intermedias. Conociendo que se enfrenta a esa alternativa extrema, intentará no dejar flancos débiles. Y, en todo caso, si quedara alguno buscará que quede claro que no fue por su responsabilidad. Con un nivel de obsesividad asombroso, ha preparado con su equipo de confianza un listado que se extiende por tres hojas con todas las medidas fiscales necesarias para empezar el nuevo gobierno. En una columna se enuncia la iniciativa, en una segunda el impacto económico y en la última la estimación de lo que se podría recaudar si se implementase. Hay un espacio en blanco que Machinea le dejó reservado a Fernando de la Rúa. El tendrá que marcar con una x cuáles de todas esas medidas formarán parte del publicitado shock fiscal de confianza. Si aprobara cada una de ellas, desaparecería el déficit fiscal que Machinea proyectó en 10 mil millones de pesos para el 2000. Se descuenta que no será así, que muchas iniciativas quedarán en el camino por ser políticamente inviables y que, finalmente, el ajuste será la mitad, lo que no implica que no sea poco.
El objetivo que tiene es recrear el círculo virtuoso para que una economía encarcelada en un régimen de convertibilidad pueda crecer. Ese proceso se dispara con un sobreajuste fiscal creíble para empresarios y financistas, que recrea un clima favorable con una caída de la tasa de riesgo país. Empiezan a ingresar capitales por la confianza que produce ese nuevo escenario y, con tasas de interés en descenso y abundancia de fondos, se desencadena un fuerte repunte del nivel de actividad (al respecto, uno de los economistas más escuchados por el establishment, Ricardo Arriazu, dice que el año próximo Argentina crecerá el 6 por ciento o cae 3, sin términos medios). Ese crecimiento económico se traduce en aumento de la recaudación impositiva, lo que implica en última instancia que los recortes al gasto público no terminarán siendo tan drásticos como los anunciados en un primer momento.
El plan de Machinea es presentar una poda del gasto de 1500 millones de pesos (ambiciosos, los muchachos de la city esperan que sean adicionales a los 1800 millones que Roque ya dispuso en el Presupuesto 2000), prometiendo además un aumento de la recaudación de unos 2000 millones. Suspenderá la rebaja de aportes patronales prevista para diciembre y propondrá el aumento del impuesto a los Combustibles y de Internos -bienes suntuarios, entre ellos–, la generalización del IVA (TV por cable, medios y prepagas) y eliminación de exenciones de Ganancias.
Ese sobreajuste está destinado a poner en orden las cuentas públicas, pero también para ganarse la confianza del mercado. Para lograrlo, el sector financiero seguirá gozando de su isla de privilegios. Mantendrá sus beneficios de no pagar Ganancias por la compraventa de acciones y títulos públicos, como tampoco estarán alcanzados los intereses de plazos fijos. En cambio, lo que seguramente traerá polémica es la intención de aplicar Ganancias a las cooperativas. “Hay que dejar de engañarse con las cooperativas. Quién puede pensar que SanCor, más allá de su figura jurídica, no funciona como una sociedad anónima”, sostiene el equipo de Machinea.
Quien fuera presidente del Banco Central durante el gobierno de Raúl Alfonsín va a apostar con todo para que su partido revancha termine esta vez con marcador a favor suyo. Pero en ese juego no sólo lo está mirando desde la tribuna la city. Para ganar en ese desafío no le bastará con cuidar sólo un arco. El partido será largo.