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Jeff
Bezos, presidente y fundador de Amazon.com
El supermercado virtual
Amazon.com
es la principal empresa de venta minorista por Internet. Empezó
siendo una librería on line y ahora despacha discos, películas,
electrónicos y juguetes. Factura más de U$S 1000 millones
por año y pierde 200 millones. Así es Internet hoy.
Por
Mike Amigot *
Es,
junto con los fundadores de Yahoo!, el primer cibermillonario. Posee el
36,5 por ciento de una compañía valuada en la Bolsa de Nueva
York en 26.955 millones de dólares. Tiene una fortuna personal
de 9800 millones de dólares. Pero viste de manera sencilla, sin
corbata, lleva un reloj japonés normal, un pager para recibir y
enviar correos electrónicos y evita toda ostentación o gesto
de suficiencia. Casado, 35 años, de padre cubano (quien abandonó
el régimen de Fidel en 1962), Bezos mira fijamente a los ojos,
escucha con atención y no dice nada que pueda ofender o ser malinterpretado.
¿Era antes así? Todo induce a pensar que una personalidad
así no se improvisa. Cuando empezó con Amazon, en 1996 (después
de abandonar su trabajo como programador en Wall Street), se fijó
un objetivo: construir la mejor empresa on-line del mundo. No la primera,
sino la mejor, como le gusta repetir una y otra vez. Así y todo,
su visión lo ha mantenido hasta ahora un paso adelante de todos
sus competidores. Con una idea obsesiva: procurarle a cada comprador lo
que él llama la mejor experiencia comercial.
¿Cuál es su objetivo: ganar dinero, expandir la cultura,
ser reconocido como uno de los líderes de la economía digital?
Permítame antes enunciar los objetivos de Amazon.com. Estamos
tratando de ser la compañía con más clientes en el
mundo. Si lo logramos, teniendo a los clientes como el centro de nuestro
trabajo, conseguiremos ser un modelo único, en el tiempo y en la
industria. En cuanto a mí: el dinero no es un factor que me motive.
Otra cosa es cuando no lo tienes; entonces motiva mucho. Pero uno necesita
un objetivo mayor, y creo que erigirse en un modelo sobre cómo
trabajar mejor para los consumidores sería una gran historia para
contar a mis nietos.
¿Opina que las compañías que quieran desempeñar
un papel importante en el futuro de la economía digital deben olvidarse
de la rentabilidad, como ha hecho Amazon.com?
No. La rentabilidad es muy importante; no hay que olvidarse de ella.
Es cierto que nosotros somos una compañía muy conocida por
la falta de rentabilidad. Porque pensamos en el largo plazo. Estar obsesionados
con el corto plazo, cuando existe una oportunidad tan grande de inversión,
sería un gran error. Internet es un fenómeno global, no
sólo de Estados Unidos. De hecho, algunos países europeos,
como los escandinavos, ya exhiben una penetración mayor.
¿Su empresa aspira a conquistar el liderazgo absoluto del
mercado y erigirse en una especie de monopolio, a la manera de Bill Gates?
No es preciso ser el primero; hay que ser el mejor. Y hay que serlo
desde el punto de vista de la experiencia del consumidor. Creo que lo
que ha logrado Bill Gates es increíble.
¿Qué piensa de las medidas de su gobierno contra los
monopolios?
Es una cuestión muy técnica. En general, las leyes
antitrust constituyen una buena idea, pues en la historia
de este país ha habido compañías demasiado grandes
que han abusado de su poder. Un ejemplo claro fue de la Standard Oil.
En el caso de Microsoft, se trata, insisto, de un tema muy técnico;
hay que ser un abogado para entenderlo.
¿Había previsto llegar a esta situación?
No, jamás. Soy la persona más sorprendida del mundo.
Nadie podía prever hace cuatro años que llegaríamos
a este punto.
¿No le preocupan los riesgos que está contrayendo?
Sí, con frecuencia me preocupa. Estamos construyendo un negocio
muy complicado. Tenemos un gran servicio de atención al cliente.
En cuatro años hemos sumado doce millones de clientes, de los cuales
hemos conservado diez millones. Por otra parte, estamos entrando en nuevas
áreas, categorías y lugares de negocio. Además, hemos
creado un nuevo modelo, como son los Z Shops. Para cada trabajo específico
contratamos a gente muy buena.
Amazon tiene sucursales en Alemania y el Reino Unido. ¿Considera
usted el mercado hispanohablante?
Alemania es hoy el segundo mercado, por eso estamos en él.
Es tan simple como eso. En cuanto al mercado hispanoparlante, mi padre
me pide que me apresure a vender libros en este idioma. No olvidemos que
él es cubano. Así que, en ese sentido, tienen ustedes un
aliado.
¿No le parece que los altos precios de Europa y Latinoamérica
en cuanto a los libros, con leyes reguladoras, son un grave inconveniente
para el negocio editorial on-line?
No lo creo. La primera razón que esgrimen quienes compran
en Amazon es la selección de títulos. La segunda es la comodidad.
Y la tercera es el precio. Y en los dos primeros aspectos nosotros podemos
competir bien, pues somos muy buenos en esa áreas.
¿Y en cuanto a la seguridad de los datos?
Tenemos la mejor política de privacidad en los datos de Internet.
Esa información, además, nos permite conocer a nuestros
clientes, pudiendo personalizar el sitio en la web, haciendo de él
una tienda personalizada. Así es como nos hemos ganado la confianza
de nuestros clientes.
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Publicado en la revista virtual www.labruja.net
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