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Por Pedro C. Sonderéguer *

En los últimos años, la multiplicación de emprendimientos en el área norte de la aglomeración metropolitana de Buenos Aires (countries, barrios cerrados, etc.), distrajo la atención de un proceso desarrollado en el sur, menos atractivo en apariencia pero mucho más significativo y de mayores consecuencias estratégicas: la reconversión funcional de la Cuenca del Riachuelo-Matanza y su probable transformación en un eje productivo y de servicios capaz de contribuir a un replanteo profundo de toda el área metropolitana de Buenos Aires, tanto en sus aspectos funcionales como en la percepción colectiva de la cuestión metropolitana, fenómeno desarrollado al margen de toda planificación pero basado en el aprovechamiento de ventajas propias.

Una serie de hechos relativamente recientes sostienen esta posibilidad: desplazamiento hacia el sur de la actividad portuaria y del transporte de carga multimodal (Puerto de Exolgan, desarrollo de exologística, consolidación de los parques industriales de Avellaneda, Lanús y Lomas de Zamora), incremento del movimiento de pasajeros por ferrocarril, optimizando el uso de la infraestructura existente (Ferrosur, Belgrano Sur), radicación de pymes en el área aprovechando las ventajas de su ubicación geográfica, instalación de centros universitarios y de educación superior, consolidación de las funciones del Mercado Central y consecuente apertura de escenarios favorables a una expansión de sus actividades, modernización de las instalaciones del Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Desde hace unos años, la creación de entidades como el Comité de Cuenca –que impulsa hoy estudios de transporte y usos del suelo en el área–, la actividad desarrollada por distintas ONGs y asociaciones intermedias locales y la publicación de avances de investigación urbana (Proyecto Corredor Multimodal de Transporte Riachuelo-Matanza, arqs. Sonderéguer y Asoc.; Proyecto Corredor Olímpico Ezeiza-Microcentro, Grupo Deslimites), dan cuenta de la importancia de la transformación en curso.

Este movimiento hacia el sur se ha visto recientemente reforzado por el anuncio de proyectos de la actual administración –creación de la Corporación del Sur– y por gestos de gran importancia simbólica, como el anunciado traslado al área de Barracas de las oficinas del Comité Ejecutor del Plan de Gestión Ambiental de la Cuenca. En este escenario adquiere especial interés la propuesta de trasladar al sur de la ciudad las oficinas del gobierno municipal, desarrollada por el arq. Berardo Dujovne –decano de la Facultad de Arquitectura de la UBA– en un artículo reciente del diario Clarín (1º/9/2000): proyecto que, al crear un área de nueva centralidad en el sur de la ciudad, contribuiría al mayor equilibrio del conjunto urbano, promovería la radicación de inversiones y alentaría nuevos desarrollos en la zona.

Otros efectos positivos pueden esperarse: al separar el recinto del gobierno urbano del recinto tradicional de Plaza de Mayo y crear un nuevo centro simbólico en el sur se propiciaría una mayor gobernabilidad del conjunto urbano y mejores condiciones para encarar la impostergable tarea de construcción de una autoridad metropolitana. La ubicación del gobierno urbano en Barracas –en área de la Estación Buenos Aires– contribuiría también a equilibrar el mismo sur, descomprimiendo los nudos de Constitución y Estación Sáenz y sentando las bases de lo que podría convertirse en una verdadera refundación del área metropolitana y su rol en la región.

* Arquitecto. Director de la carrera de Gestión Ambiental Urbana de la Universidad Nacional de Lanús.