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El puerto y el desarrollo sustentable

Por Pedro C. Sonderéguer *

El próximo 6 de noviembre comenzará en Marsella la Séptima Conferencia de la Asociación Internacional Ciudades y Puertos, dedicada al tema Ciudades Portuarias y Desarrollo Sostenible. Durante cuatro días, participantes de todo el mundo expondrán experiencias y desarrollarán aspectos puntuales de una serie de problemas muy precisos y tangibles, puesto que se refieren a la adecuación de las ciudades a los grandes cambios económicos y políticos en curso, y al mismo tiempo de muy difícil abordaje, puesto que suponen profundas transformaciones no solamente técnicas y económicas sino también políticas, jurídicas y culturales.
La Conferencia tocará prácticamente todos los temas que interesan a una gran ciudad portuaria: desarrollo sostenible y gestión concertada de la ciudad portuaria, papel de los puertos en la ordenación del territorio, policentrismo e identidad, ampliación portuaria e industrial de la ciudad heredada, crecimiento y reconquista del puerto antiguo, la interfase ciudad-puerto, gestión medioambiental, sustentabilidad y proyecto estratégico.
Una suma de cuestiones con un elemento esencial en común: la visión de la ciudad portuaria como un sistema complejo y en plena evolución, que es necesario estudiar en el largo plazo y abordar con una fuerte visión prospectiva, desde una concepción de desarrollo sustentable: una oportunidad para las ciudades, los puertos y sus socios económicos de emprender una gestión concertada. En todo el mundo, la doble condición de ciudad metropolitana y puerto es percibida como una ventaja extraordinaria, que conviene potenciar y consolidar.
Es el caso de Barcelona, Bilbao, Marsella, Le Havre y los puertos de la costa oeste de los EE.UU., ciudades que han potenciado al mismo tiempo sus condiciones urbanas tradicionales y sus aptitudes portuarias, en la búsqueda de una mayor competitividad (la excepción es Nueva York, consolidada ya su posición de primer centro financiero mundial, un caso que parece irrepetible).
La experiencia contiene, sin duda, una enseñanza para la ciudad de Buenos Aires (oficialmente ausente en la Conferencia) que, al cabo de más de una década de desregulación económica y reforma del Estado, no ha incorporado todavía la cuestión portuaria como elemento esencial del proyecto de desarrollo urbano necesario, ni la cuestión del proyecto como motor ineludible de una propuesta urbana capaz de poner en marcha las potencialidades de la ciudad.
La tendencia a encarar los análisis urbanos desde una pretendida visión “integral” termina expresándose en planes, congelados en el tiempo y recortados en el espacio (en todos los espacios: jurisdiccionales, funcionales, operativos), reduciendo así la buscada integralidad a una declaración vencida de antemano por las dificultades (jurídicas, administrativas), donde los principales resortes y problemas de la ciudad real siguen ausentes: manejo conjunto del sistema Puerto Nuevo-Dock Sud, integración de los proyectos del área costera (incluyendo Retiro) en sus efectos recíprocos, integración de las cuestiones funcionales (modernización del sistema ferroportuario) con las cuestiones ambientales (ampliación de espacios verdes sin destruir la infraestructura ferroviaria), abordaje de la cuestión jurisdiccional (necesidad de reconstituir la Conamba), definición del papel regional de la ciudad. Una suma de cuestiones donde los (no siempre) relativamente buenos resultados parciales ocultan las posibilidades del conjunto.