OPINION
Responsabilidad
profesional
La
responsabilidad del arquitecto en materia de proyectos, dirección de
obra y materiales es un tema de creciente preocupación y da lugar cada
vez a mayores controversias. La autora de la nota analiza las nuevas
exigencias en el tema.
Por Valeria E. Nerpiti *
Diariamente llegan al estudio diversas publicaciones, de las que mis
colegas me separan las que se refieren a mi especialidad, la Arquitectura
Legal. Al clasificarlas por temas descubrí que, últimamente,
el archivo de responsabilidad profesional aumentaba mucho más
rápido que el resto, por lo que comencé a estudiarlo detenidamente
analizando el contenido de cada artículo. Al finalizar, tenía
tantas preguntas sin respuesta que decidí visitar al Dr. Daniel
E. Butlow, del Estudio Butlow & Bustos Abogados para que, café
de por medio, me respondiera alguno de mis interrogantes.
El Dr. Butlow me comentaba que en tanto y en cuanto el título
de arquitecto sea el grado académico más importante
que otorga la humanidad, para la realización de un proyecto,
la construcción o para la dirección de un edificio, el
arquitecto es el responsable máximo por cualquier tarea derivada
de todo el camino para que la obra intelectual, que se genera en su
mente y luego la traslada a un papel o una pantalla de computadora,
se materialice y sea vivible. A mayor cantidad de incumbencias, mayor
será su responsabilidad.
De las noticias que había analizado, varias de ellas se referían
a la responsabilidad profesional del arquitecto por proyecto y por dirección
de obra, por lo que las preguntas al Dr. Butlow fueron muy directas:
¿Cuándo es responsable un arquitecto por el proyecto
que genera?
La idea de proyecto es algo que ha ido evolucionando; hace muchos
años, cuando se hacían proyectos muy simplificados, la
idea de la responsabilidad estaba totalmente alejada del proyecto. Esto,
hoy día es imposible.
En la medida que evoluciona el tema de la responsabilidad, se le dan
nuevas lecturas legales al proyecto, considerándolo como una
metodología total que le da sentido a una obra. En tanto y en
cuanto a ese proyecto se lo acote, se lo reglamente, cualquier violación
que se haga a los límites impuestos por ley, reglamento u ordenanza,
hará surgir la responsabilidad.
Se supone que todo lo que figura en los Códigos de Edificación
y Planeamiento, es cosa antigua y no da lugar a la creatividad del arquitecto.
Precisamente eso es lo que origina la responsabilidad en materia de
proyecto, o sea la violación de normas que están originadas
en los entes que tienen capacidad para reglarlas, por ejemplo la Municipalidad,
la comisión de un country, los institutos de la Vivienda, la
Superintendencia de Bomberos, etc.
Pero también hay otras reglas que surgen de lo que es la coherencia
de un proyecto. Se puede hacer un mal proyecto si se utilizan indebidamente
los materiales, si se aplican a cosas que no corresponden, si se utilizan
materiales no conocidos, etc.
¿Cuándo es responsable un arquitecto por la dirección
de obra?
Si uno logra superar la etapa de una planimetría correcta,
entonces sobreviene la responsabilidad del director de Obra. No hacer
lo que la ley esperaba de él es lo que origina la idea de reproche,
específicamente no controlar debidamente la fiel interpretación
de los planos.
La falta de control hace que, cuando el proyecto esté correctamente
hecho, la obra salga mal, que sea incorrecta, porque no hubo una certificación
fiel de que la obra material se correspondía con la obra intelectual.
Día a día aparecen en el mercado nuevos materiales que
los arquitectos se ven tentados a utilizar, principalmente por una cuestión
de costos, pero la pregunta al Dr. Butlow es:
¿Cuál es la responsabilidad del arquitecto por la
utilización de los nuevos materiales elaborados?
Vivimos en épocas donde se acrecienta la responsabilidad
profesional. Cuando uno va a usar un material nuevo, tiene que tener
en cuenta que esos materiales siempre originan mayor responsabilidad
que los materiales tradicionales. Cuando uno usa un material nuevo,
tiene que saber exactamente qué razón lo llevó
a utilizarlo no por motivos de snobismo, sino por una razón de
economía, de diseño. La ley exige al arquitecto que vea
las cosas que aquella persona que no lo es no puede ver.
Al utilizar estos materiales se debe tener, por lo menos, la prueba
de que en otros lugares fue usado y cuál fue el comportamiento
que tuvo ese material, o cuál fue el dictamen que emitió
el INTI, etc. Actuar con responsabilidad evita la responsabilidad.
Habitualmente nos preguntamos cómo podemos protegernos, pero
hasta ahora no teníamos ningún medio más que nosotros
mismos, pero ha llegado a mis manos un seguro para arquitectos por responsabilidad
profesional, que se ha lanzado al mercado.
¿Cuál es su opinión sobre un seguro de responsabilidad
profesional para arquitectos?
Actuar con un buen seguro que cubra los errores que todos podemos
cometer actuando como proyectistas o como directores de obra es tan
necesario como un buen conductor de autos necesita de un seguro para
circular por la calle.
Dado que actualmente la responsabilidad profesional del arquitecto es
lo más cuestionado, llegará el momento en que un arquitecto
no podrá trabajar sin seguro. Esto ya es algo que está
aprobado en EE.UU. y en Francia, donde la gente sabe anticipadamente
quién va a pagar en caso de que se produzca un error o un imprevisto.
La idea de culpa parte de un interrogante: ¿existía alguien
que podía prever que esto pasara? Y un arquitecto, salvo caso
fortuito, jamás puede decir que él no pudo preverlo. No
se puede ser arquitecto sin ser arquitecto.
Después de la charla con el Dr. Butlow, al regresar a mi estudio
reflexioné acerca de lo que al comienzo él me decía:
a mayor incumbencia, mayor responsabilidad. Nos hemos dedicado durante
años a discutir sobre cuánta incumbencia debíamos
tener, pero nunca nadie pensó en toda la responsabilidad que
debíamos asumir. Los arquitectos tenemos esto tan incorporado
a nosotros mismos que creemos que podemos hacer todo, que nunca necesitamos
de un colega especializado, porque a nosotros nos enseñaron de
todo un poquito en la Universidad y, como siempre se antepone el signo
$ a cualquier trabajo que solicitemos, preferimos decir que nosotros
podemos con todo, cuando en realidad no terminamos haciendo nada bien.
Todavía no entendimos que los honorarios que cobramos no sólo
son retribución por lo que realizamos, sino también por
la responsabilidad que asumimos. Entonces, cuando sucede cualquier problema
de responsabilidad, no hay honorario que hayamos cobrado que cubra esa
responsabilidad.
El mundo evolucionó; nosotros como personas también. Pero
creemos que evolucionar profesionalmente es utilizar el último
material que salió al mercado o el mejor programa de computación
para realizar los planos y presentaciones.
En definitiva, somos mucho más exigentes que hace 20 años
atrás; también nuestros comitentes son más exigentes
y requieren lo mejor. Por esto es necesario que nos detengamos a reflexionar
sobre qué pretendemos como profesionales, qué está
sucediendo a nuestro alrededor y qué pensamos hacer para mejorar
o revertir la situación, dentro de lo que se pueda.
* Socia titular de Nerpiti & Asociados.