OPINION
El
olvidado pararrayos
La
protección contra la caída de un rayo es uno de los aspectos, en materia
de seguridad, dejado de lado en la arquitectura. La posibilidad de accidentes
y catástrofes hace aconsejable su incorporación al presupuesto y al
diseño arquitectónico.
Por Valeria E. Nerpiti*
Seguridad, protección, prevención son palabras que a diario
observamos pero que sin embargo al momento de ponerlas en práctica
somos muy selectivos escudándonos en frases como a mí
no me va a suceder, acá nunca sucede, es
muy raro que ocurra, etc. Las víctimas de accidentes y
catástrofes tuvieron que aprender de la propia experiencia.
En cuestión de arquitectura se ha dejado de lado la protección
contra la caída de un rayo. Los temas económicos hacen
que no sea incorporado el pararrayos dentro del presupuesto y el diseño
arquitectónico.
Históricamente, en las ciudades donde no se podía construir
más alto que la iglesia, era ésa la que en la cruz (punto
más alto) tenía un pararrayos. Otro de los lugares donde
se sabía que había era en las estaciones de trenes; por
lo tanto, cuando se construía una nueva obra se tenían
en cuenta estos parámetros. La relación respecto del área
de protección de un pararrayos, en forma estimativa, es del triple
de su altura medida desde el suelo.
Uno de los mitos populares en la cuestión del polo de atracción
de un rayo es que sólo eligen como punto de caída elementos
metálicos y en punta a cierta altura. Claro que esto tiene su
origen en el descubrimiento de Benjamín Franklin, pero hay otros
elementos y situaciones de ubicación que posibilitan que el efecto
electroatmosférico, por ejemplo, sea atraído por un árbol
en medio del campo, el que hace de conductor y descarga a tierra siempre
y cuando se encuentre solo y no en grupo con otros árboles.
No es la intención de este artículo el análisis
científico del comportamiento del rayo en las tormentas eléctricas.
Cabe aclarar que un rayo es la descarga natural de gran magnitud entre
nubes con una carga eléctrica distinta o entre una nube y la
tierra.
Algunos de los efectos destructivos del rayo pueden ser de características
térmicas, eléctricas o mecánicas provocando, por
ejemplo, que la humedad de los materiales de construcción se
convierta en vapor de alta presión haciendo estallar el hormigón.
Esto se debe a que existen dos tipos de rayos: uno frío, de alta
tensión y corta duración, y el otro caliente, de menor
corriente y mayor duración. Este último es el que da lugar
a la mayor cantidad de incendios.
El legendario y olvidado pararrayos es necesario y obligatorio especialmente
en todos aquellos espacios de uso público y concentración
de personas, como son aeropuertos, shoppings, supermercados, cines,
entre otros, ya que es responsabilidad de los profesionales intervinientes
en el proyecto de la obra y de los comitentes propietarios de ella,
prevenir posibles accidentes protegiendo la vida de las personas que
se encuentran en dichos espacios.
Nuestro Código Civil define, en su artículo 512, a la
culpa como la omisión de aquellas diligencias que exigiere
la naturaleza de la obligación y que correspondiesen a las circunstancias
de las personas, del tiempo y del lugar.
Respecto de las viviendas, lo que importa es la seguridad de quienes
la integran; algo tan sencillo como colocar un tanque de acero inoxidable
a la intemperie sin estudiar la necesidad, o no, de colocar un pararrayos
con la correspondiente puesta a tierra puede ocasionar en segundos el
recorrido de la descarga a través de cañerías de
agua, luz y gas.
El Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires
expresa, respecto de los pararrayos, que éstos deberán
colocarse sobre las partes más elevadas de un edificio, torres,
tanques, chimeneas, mástiles aislados, cumbreras de los tejados,
parapetos y bordes horizontales o terrazas.
Es cierto que las probabilidades de caída de un rayo, y especialmente
en algunas zonas, es poco probable; así, el riesgo aumenta a
medida que salimos de la ciudad hacia zonas más despobladas.
El proceso aleatorio de la caída de un rayo y el costo del sistema
de protección no son aliados aconsejables de incluir en el cálculo
del riesgoa que están expuestas las vidas humanas. No debe
esperarse la desgracia para tomar las medidas preventivas necesarias.
* Arquitecta
especializada en Arquitectura Pericial.