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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
23 ENE 2000

ene








 La batalla del empleo publico
Por Carlos María Vilas *


Ni todos ni ninguno

El artículo �Atrás! Atrás! Atrás!� del suplemento Cash del domingo pasado sobre aspectos de la función pública en el gobierno anterior arroja tantas luces como sombras para una cabal comprensión del tema. Deseo, a título estrictamente personal, formular algunos comentarios. La designación de empleados y funcionarios mediante medidas de excepción o manipulación de las normas vigentes aparece mezclada en el artículo con un tema ajeno, como es la cuestión de la escala/abanico salarial en el sector público. Las dudas sobre la probidad de desempeño de los funcionarios de nivel gerencial van de la mano con un tono entre paternalista y conmiserativo respecto de quienes se encuentran en los niveles medios y operativos �sin perjuicio de sugerir su condición privilegiada respecto de quienes se ganan la vida en el deteriorado mercado laboral privado�. Al mismo tiempo, la nota ignora la dispersión de las remuneraciones en la actividad privada dentro de una misma empresa, mucho mayor que la que se registra en el sector de funcionarios públicos de carrera. Los informes periódicamente elaborados por la consultora Towers Perrin �algunos de ellos reproducidos en números anteriores de Cash (por ejemplo, en el Nº 355 del 16-2-97)� son particularmente informativos al respecto (ver también Clarín 10-01-00). La profusión de adjetivos que el artículo prodiga al conjunto de funcionarios de alto nivel (�selecto grupo de privilegiados para quienes la función pública es un negocio redondo�; �casta gerencial y política que responde a lealtades partidarias�; �manejan a la perfección los hilos del poder burocrático...�) no contribuye a la discusión seria del tema, ayuda poco a los partidarios del fortalecimiento de la carrera administrativa, y reparte culpas y complicidades indiscriminadamente. Contrasta además con la ponderación y sano criterio que deberán presidir la discriminación entre los funcionarios que han incurrido o se han beneficiado de las irregularidades señaladas, y quienes, cualquiera sea su fecha de ingreso a la función pública, cuentan con los títulos y la probidad que su cargo demanda. Como funcionario de nivel gerencial que ingresó a la administración pública y obtuvo su posición por concurso abierto después de más de treinta años de intensa vida profesional y académica, de reconocimiento nacional e internacional, que no se ve afectado por el proyecto de ley de emergencia, que en ejercicio de su función no responde a lealtades partidarias ni maneja los hilos del poder burocrático, que no pertenece a ninguna casta ni considera a su puesto de trabajo un negocio redondo, tengo derecho a demandar un tratamiento más serio del tema. Sobre todo, tengo derecho a que se deje a salvo la honorabilidad de la gran mayoría de los funcionarios que nada tenemos que ver con la arbitrariedades y desmanejos cometidos, pero que forzosamente nos vemos salpicados cuando no se establece ninguna diferenciación entre unos y otros. La probidad y el cumplimiento de la ley no compensan, mucho menos disculpan, la corrupción y la ilegalidad. Sin embargo, deberían ser diferenciados y protegidos. No es un mérito especial cumplir con las responsabilidades legalmente exigibles, pero ello no debería condenar a cargar en silencio las inconductas o los despropósitos ajenos. Aunque la perversidad y las corruptelas siempre susciten más atención pública que la honestidad y el cumplimiento del deber republicano. La concepción de que, para que el saneamiento público sea efectivo, hay que arriesgarse a �que paguen justos por pecadores� siempre ha sido un argumento del autoritarismo, no de las democracias. Con el agravante, conocido por todos, que de ese saneamiento a menudo suelen salir mejor librados los crápulas, especialmente los grandes crápulas, que los inocentes. * Presidente del Directorio del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico. Ex funcionario de Cepal; ex consultor de organismos gubernamentales escandinavos; profesor visitante en universidades de Estados Unidos, Europa, América latina y Asia. Autor y coautor de 19 libros y más de 200 artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales.

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