La dolarización de Ecuador y, progresivamente, de toda Latinoamérica
no le vendría nada mal a Estados Unidos, que necesita de una demanda
creciente de dólares y de activos nominados en esa moneda por parte
del mundo exterior. Los norteamericanos les deben hoy al resto de
los terráqueos un billón y medio de dólares, pero si su déficit
externo continúa en los inauditos niveles actuales, en diez años
la deuda habrá trepado a cerca de cuatro billones, más de la mitad
del PBN actual. El apetito universal de dólares es esencial para
mantener deprimida la tasa de interés y evitar así que crezca el
costo de ese inmenso pasivo. De lo contrario, EE.UU. caería en la
llamada �trampa de la deuda�, en la que hoy se debaten países como
la Argentina, y más aún Brasil: los intereses del endeudamiento
pasan a ser un fuerte componente del gasto público y una fuente
autónoma de déficit fiscal. Pero el dilema norteamericano es de
naturaleza diferente porque es el sector privado el que año a año
expande una deuda que hoy ya representa una vez y un tercio el Producto
(incluyendo interna y externa). Los optimistas ven que esa disposición
casi frenética a endeudarse se asienta sobre el esplendor de una
economía que crece sin pausa. Los alarmistas se espantan, en cambio,
comprobando que todo descansa sobre el exponencial ascenso en el
valor de los activos, y particularmente los transados en Wall Street.
Advierten, por ejemplo, que parte del boom bursátil es alimentado
por compañías que toman prestado para recomprar sus propias acciones
y entregarlas a sus empleados como bonus. Los particulares, por
su parte, se sienten más ricos por el alza de las acciones que poseen
y se deciden a anticipar consumos tomando deuda. Como apunta un
reciente informe de The Economist, �el problema de endeudarse con
el respaldo de activos valorizados es que el valor de la deuda es
fijo, mientras que el de las propiedades o las acciones no lo es�.
En otras palabras: ¿cuán rápida y devastadora será la caída si,
Dios no lo quiera, un aerolito cayera sobre tanta bonanza?
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