Trabajo sobreocupación
El
40 por ciento de la población que tiene trabajo está sobreocupada.
Esto
significa que 3,4 millones trabajan más de las 48 horas semanales
que prevé la legislación laboral.
De
ese total, 1,2 millón trabaja más de 61 horas semanales.
Casi
700 mil personas tienen dos empleos y otras 400 mil que trabajan
buscan un segundo.
Según
un estudio de la CTA, si se trabajaran las 48 horas que marca
la ley, se generarían 988.000 nuevos puestos de trabajo, reduciendo
la desocupación a la mitad.
El
68 por ciento de los sobreocupados es de sexo masculino, según
la última Encuesta Permanente de Hogares del Indec de octubre
último.
En
ese escenario del mercado de trabajo, en el Congreso se empezó
a debatir la Reforma Laboral.
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Por
Roberto Navarro
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El
exprimidor
Unos
no tienen trabajo y otros no tienen descanso. Mientras casi dos
millones de personas están desocupadas, 3,4 millones trabajan
más de las 48 horas semanales que prevé la legislación laboral.
De ese total, 1,2 millón trabaja más de 61 horas semanales. Son
los sobreocupados o sobreexplotados. La mayoría no cobra horas
extras. Durante la última década, las empresas, buscando disminuir
sus costos para ganar competitividad, redujeron sus plantillas
recargando de trabajo al resto del personal. Los empleados, por
miedo a perder sus puestos, aceptaron esas condiciones abusivas.
En estos días comenzó el debate en el Congreso por la Reforma
Laboral. El gobierno la presenta como una vía para preparar el
escenario para crear empleo. Por ahora, los empresarios, temerosos
de que no se produzca la pronosticada mejora del nivel de actividad,
prefieren explotar al máximo la capacidad laboral de su personal
actual. Al tiempo que los países desarrollados reducen sus jornadas
de trabajo para generar empleo, en Argentina se incrementan. El
promedio del país es de 55 horas semanales. Según un estudio de
la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), si se trabajara las
48 horas que marca la ley, se generarían 988.000 nuevos puestos
de trabajo, reduciendo la desocupación a la mitad. Según la última
Encuesta Permanente de Hogares del Indec, correspondiente a la
medición de octubre último, a la que tuvo acceso exclusivo Cash,
el 68 por ciento de los sobreocupados es de sexo masculino. El
sobreempleo afecta tanto a los empleados en relación de dependencia
como a los trabajadores autónomos. Entre estos últimos, los que
más horas laboran son los pequeños comerciantes, que ahora compiten
con cadenas de supermercados que atienden hasta las 22. También
los taxistas extendieron sus jornadas, obligados por la caída
en la recaudación. Los empleados de supermercados y shoppings
son los principales sobreocupados entre los que trabajan en relación
de dependencia. Los gerentes y directores de empresas argentinos,
que están entre los que más ganan en el mundo, trabajan un promedio
de 11 horas diarias. Según un estudio de Mora y Araujo y Asociados,
el 68 por ciento de los sobreocupados no cobra horas extra. El
control de la cantidad de horas trabajadas y de que se hagan efectivas
las remuneraciones de las horas extra corresponde a la policía
de trabajo, dependiente de los ministerios de Trabajo nacional
y provinciales. Según la CTA, en los últimos años se redujeron
sensiblemente las inspecciones laborales. Para Claudio Lozano,
economista de la central sindical, �la falta de controles es funcional
al modelo económico. La principal estrategia para reducir los
costos de producción fue obligar a los trabajadores a trabajar
más horas por el mismo salario�, opinó. En diciembre, el gobierno
francés aprobó la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales,
20 menos que el promedio argentino. El primer ministro, Lionel
Jospin, aseguró que la medida generará 700.000 nuevos puestos
de trabajo. En Alemania se trabaja 37 horas semanales; en Gran
Bretaña, 38, al igual que en Estados Unidos; en Venezuela, 42.
El promedio argentino supera aún a la mayoría de los países asiáticos.
El secretario de Trabajo, Jorge Sappia, señaló a Cash que �no
está comprobado que la reducción de horas de trabajo genere empleo.
Y que en el país no están dadas las condiciones para una medida
de esa naturaleza� (ver recuadro). El debate, que en Europa lleva
casi una década, en Argentina apenas comienza. Para Nuria Susmel,
economista de FIEL, �la reducción de la jornada de trabajo encarecería
el costo laboral y no representaría un aumento significativo del
empleo�. Susmel justificó la resistencia de los empresarios a
tomar nuevos empleados en la ciclotimia que vivió la economía
en el último lustro. �En las épocas de crecimiento, las empresas
prefieren pagar horas extras que tomar personal, porque no saben
cuánto va a durar el buen momento y las indemnizaciones en el
país son muy altas�, opinó. Claudio Lozano, en cambio, afirma
que �si se reduce la jornada laboral en un 20 por ciento, los
empresarios tendrán que salir a contratar personal en la misma
proporción�. La sobreocupación genera, además, otros efectos colaterales,
como los accidentes de trabajo y las enfermedades laborales. Un
informe de la Asociación de Abogados Laboralistas revela que la
fatiga física y mental producida por la extensión de las jornadas
de trabajo es una de las principales razones del impresionante
crecimiento en los accidentes laborales que se dio en los últimos
años. Horacio Shick, titular de la entidad, señaló a Cash que
�la ineficacia de la policía laboral y la falta de dinamismo del
sector sindical derivaron en una sobreexplotación del personal,
que en muchos casos terminó generando accidentes�. El 40 por ciento
de la población que tiene trabajo está sobreocupada. El abuso
de los empresarios, que cuentan con el miedo de los trabajadores
a perder el conchabo, es una de las razones del fenómeno. La necesidad
de la gente de conformar un mayor ingreso es la otra. Casi 700
mil personas tienen dos empleos y otras 400 mil que trabajan buscan
un segundo. El incremento de más del 50 por ciento que registró
el PBI en la última década sólo consiguió aumentar apenas un 15
por ciento los empleos disponibles a principios de los �90.
Perfil
de los sobreocupados
La
sobreocupación es un problema que afecta a todos los sectores
sociales, pero impacta más fuertemente en los de menores recursos.
Un estudio de Graciela Römer & Asociados revela que el 37 por
ciento de la población sobreocupada pertenece al nivel socioeconómico
medio bajo y que el 73 por ciento gana menos que la canasta familiar.
En total, los sobreocupados representan el 28 por ciento de la
población económicamente activa y el 40 por ciento de los que
tienen trabajo. El 68 por ciento de las personas que trabajan
más horas que las que marca la ley es de sexo masculino. Y el
37 por ciento tiene entre 40 y 54 años. Esto indica que los que
más aceptan estas condiciones de trabajo son los jefes de familia
que superaron los límites de edad que requieren las empresas para
tomar nuevos trabajadores. El segmento menos impactado por el
sobreempleo es el de los jóvenes (entre 18 y 20 años). Sólo el
25 por ciento de ellos trabaja más de 48 horas por semana. Es
en esa misma franja en la que se encuentran los mayores bolsones
de desocupación. El 63 por ciento de los sobreempleados vive en
el interior del país, en donde las condiciones laborales son aún
menos controladas que en el área metropolitana. El menor índice
de sobreocupación se da en la ciudad de Buenos Aires. Otro dato
que muestra a las claras que los más explotados son los más débiles
es el desagregado por nivel de educación. El 37 por ciento de
los sobreempleados tiene estudios primarios completos o secundario
incompleto, el 33 por ciento tiene secundaria completa. El 15
por ciento tiene educación terciaria completa y el 11 por ciento
terminó la universidad. El 53 por ciento de la población sobreocupada
cree que usa todas sus calificaciones en el trabajo, el 43 por
ciento piensa que podría aportar al trabajo más de lo que da.
La mayoría cree que si trabajara menos horas su rendimiento sería
superior y se obtendría un mejor resultado para la empresa. Más
de seis de cada diez sobreocupados (63 por ciento) temen perder
su empleo. Sólo el 35 por ciento se siente seguro de que mantendrá
su puesto de trabajo en los próximos doce meses.
Claudio Lozano,
economista de CTA
�Suspender las horas extra�
¿La reducción
de la jornada laboral puede generar un crecimiento del empleo
proporcional a las horas reducidas?
�Sin ninguna
duda. Pero en el país lo primero que hay que hacer es suspender
las horas extras. Aquí se desvirtuó el concepto de hora extra
porque no se las paga. La mayoría de las empresas, principalmente
los supermercados, que destruyeron cientos de miles de puestos
de trabajo entre los pequeños comerciantes, explotan a sus empleados
obligándolos a trabajar jornadas superiores a las doce horas.
¿Cómo se generó la sobreocupación?
�Es consecuencia
de la desocupación. La gente tiene terror a perder su empleo y
acepta condiciones que jamás hubiera aceptado si el mercado laboral
estuviera estabilizado. A la vez, el Estado se desentendió del
problema. La desocupación y la sobreocupación son funcionales
al modelo económico, que busca reducir los costos laborales como
principal estrategia para aumentar la productividad. ¿Por qué
en otros países, como España, con mayor desocupación que Argentina,
no hay sobreempleo?
�Porque tienen
seguro de desempleo. De esa manera, la gente no está tan desesperada
como para aceptar un trabajo en condiciones de explotación. Acá
el trabajador es un rehén del sistema: o acepta las reglas del
juego que dispone el empleador o lo sustituyen. Hay cientos de
miles de desempleados esperando para tomar su lugar sin poner
condiciones. La mayoría de los economistas propone una mayor flexibilización
laboral y asegura que el crecimiento generará empleo.
�Ya se vio
entre 1996 y mitad de 1998 que el país creció y la desocupación
disminuyó hasta un punto y ahí quedó. Mientras los empresarios
puedan hacer trabajar más a los empleados que tienen por la misma
plata para qué van a tomar nuevo personal. Nada va a cambiar sin
un Estado que regule la desigual relación que existe hoy en el
mercado laboral.
Jorge Sappia, secretario
de Trabajo
�Proponemos un límite de horario
anual�
¿Por
qué no se controlan la cantidad de horas de trabajo y el pago
de horas extra?
�La
administración anterior prácticamente desarmó los equipos de policía
laboral. Esto no sólo sucedió en el orden nacional; la mayoría
de las provincias hizo lo mismo. Para controlar el cumplimiento
de la legislación laboral hay que tener voluntad política y el
menemismo no la tuvo. Por el contrario, promovió una flexibilización
de hecho que perjudicó a los trabajadores y dejó fuera de la ley
a la mayoría de las empresas. ¿Van a sancionar a las grandes cadenas
de supermercados que obligan a sus empleados a trabajar jornadas
superiores a las 12 horas?
�Nuestra
decisión es reformar la actual legislación adaptándola a la realidad
económica actual. Proponemos un límite de horario anual y no semanal,
que permita a las empresas pactar con los sindicatos o con sus
mismos empleados distintos horarios según necesidades estacionales
o de stock. Una vez reformada la ley, la haremos cumplir a todos,
sin excepción. La CTA realizó un informe que indica que cumpliendo
las 48 horas semanales que marca la ley se generarían casi un
millón de empleos.
�Lo
primero que hay que admitir es que un país con un 45 por ciento
de empleo en negro no está preparado para realizar un control
estricto de las horas de trabajo. Por eso proponemos un blanqueo
laboral que incluya a todos los trabajadores en el sistema. De
todas maneras, no estoy tan seguro de que la reducción de la jornada
de trabajo genere nuevos empleos. La reforma que acaba de realizar
Francia, luego de tres años de debate, es aún muy reciente para
evaluarla. Habrá que esperar qué pasa allá y pensar, además, que
Argentina tiene serios problemas de competitividad como para tomar
una medida así.
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