A
la caza de los evasores
Por
Roberto Navarro
Hecha la ley, hecha la trampa. Mientras el Gobierno intenta aprobar
en el Congreso su nuevo plan antievasión, todos los días se inventan
nuevos métodos para engañar al fisco. Multinacionales que declaran
precios de importación de insumos por el doble del valor real
para evadir el impuesto a las Ganancias, cadenas de supermercados
que inscriben a sus empleados a nombre de empresas fantasma para
evitar el pago de las cargas sociales y hasta una compañía que
vende un sistema de computación que enseña cómo evadir impuestos.
Economía calculó la evasión en 25 mil millones de pesos anuales,
un 50 por ciento de lo efectivamente recaudado. La concentración
económica agravó el problema: las primeras 500 empresas son responsables
del 50 por ciento de las ventas del país. Las mismas que manejan
los recursos más sofisticados para eludir el control del fisco.
Los tributaristas afirman que es una lucha desigual: inspectores
de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), con
sueldos de 1500 pesos por mes, aun con escasos medios tecnológicos
y sin una estructura de inteligencia fiscal que los respalde,
se enfrentan a los mejores profesionales del país, que trabajan
en prestigiosas consultoras, con salarios hasta diez veces más
altos. En los últimos días, la AFIP encontró que una de las cadenas
de supermercados más importantes del país tenía el 40 por ciento
del personal en negro o registrado con sueldos inferiores a los
reales. También una gran cadena de fast food presentó gruesas
irregularidades en el ingreso de las cargas sociales de sus empleados.
Y se descubrieron concesionarios de peaje que no registraron el
movimiento completo de las casillas. La ley de confidencialidad
fiscal le prohíbe a la AFIP dar a conocer la identidad de los
evasores. Sin embargo, el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno,
ya anunció su intención de modificar esa norma. En todos estos
casos, el organismo fiscalizador logró individualizar al evasor,
pero el procedimiento para ejecutar el cobro del impuesto y castigar
a los culpables recién comienza. Las empresas cuentan con equipos
de profesionales de primer nivel que le dificultan el trabajo
a los inspectores y muchas veces logran que la AFIP no pueda probar
el delito. Cuando estos casos llegan a la Justicia, los procesos
duran hasta diez años y la mayoría de las veces no se cobran.
Las repetidas modificaciones a la legislación fiscal que buscan
cerrar el cerco a los evasores encuentran siempre la respuesta
eficaz que consigue burlarlas. �Cuando ajustamos el control sobre
una modalidad de evasión, aparece otra�, confesó a Cash Guillermo
Farías, subdirector general de Operaciones Impositivas de la AFIP.
�La obligatoriedad del uso de los controladores fiscales que registran
cada operación y no pueden ser violados es sorteada por muchos
comercios consignando en sus contabilidades que sólo abrieron
al público un porcentaje de las cajas de que disponen. También
encontramos un supermercado que dio las tareas de limpieza y seguridad
a terceros. Pero en realidad la empresa contratada, aunque estaba
a nombre de un testaferro, era de la misma sociedad. Estaban haciendo
evadir las cargas sociales a otra empresa para quedar limpios
ellos�, relató el funcionario (ver recuadro). La concentración
y la extranjerización de la economía dificultaron aun más la tarea
de la AFIP. Las grandes multinacionales, que ya manejan la mitad
de la economía local, engañan al fisco sobrevaluando los precios
de transferencia. El truco es simple, pero difícil de controlar:
las filiales con sede en el país importan sus insumos desde su
casa matriz o desde otra filial asentada en el extranjero. Siendo
de la misma empresa les es fácil consignar la operación por un
valor superior al real. Así, al gastar más en insumos, disminuyen
sus ganancias y con ello la carga impositiva. La AFIP intenta
controlarlos comparando los precios con los de otros productos
similares, pero las empresas esquivan el asedio haciendopequeñas
modificaciones en las especificaciones o, como en el caso de las
patentes medicinales, importando un producto que está sólo en
el mercado. Otro truco de las grandes empresas es registrar en
sus contabilidades el pago de intereses por préstamos que dicen
haber tomado en paraísos fiscales, en los que no se puede constatar
el dato. El impuesto a los intereses que aplicó Roque Fernández,
sin embargo, acotó en parte esta operatoria. Esta semana, el Ejecutivo
envió al Congreso un nuevo plan antievasión que incluye la obligación
de cancelar las operaciones comerciales mayores de 10 mil pesos
por medio fehaciente, como cheques o tarjetas de crédito. También
exige a los frigoríficos la instalación de medios electrónicos
de control de producción y faculta a las AFJP y a la Anses a iniciar
juicios a los empleadores que no aporten a la seguridad social.
Los tributaristas, en general, acuerdan con la legislación, pero
piensan que el problema es operativo y no legal. �La AFIP ya cuenta
con herramientas legales importantes como la Ley Penal Tributaria
y el nuevo Código Tributario, pero no los utiliza eficientemente�,
señaló a Cash Guillermo Fernández, prosecretario del Consejo Profesional
de Ciencias Económicas de la ciudad de Buenos Aires. �Carlos Silvani
mejoró el caos anterior, pero falta mucho. Con la inversión que
se hizo en informática, no puede ser que se le pregunte al contribuyente
si pagó. Los inspectores no tienen la información necesaria. No
hay un manejo prolijo de la administración�, opinó el contador.
La AFIP cuenta con 2700 inspectores que ganan entre 1500 y 1900
pesos por mes. Para los grandes operativos saca a la calle personal
de fiscalización interna, no habituado a la tarea de inspección.
Leonel Massad, ex asesor de Silvani indicó a Cash que el Presupuesto
de la AFIP es insuficiente. �No alcanza para contratar al personal
idóneo necesario para inspeccionar a una gran empresa. Tampoco
hay Presupuesto para publicidad, que es imprescindible para informar
al contribuyente. En oportunidades se deben varios meses de alquileres
y cuentas de teléfono. Es imposible llevar adelante el organismo
en esas condiciones�, aseguró el tributarista (ver recuadro).
Los países que ganaron la batalla contra la evasión invirtieron
mucho dinero y tiempo en la tarea. España, país en el que se recauda
en concepto de impuesto a las Ganancias el 10 por ciento del PBI
(en la Argentina, menos del 3 por ciento) comenzó creando la carrera
universitaria de inspector de hacienda, que exige como requisito
de ingreso ser contador, economista o abogado. Los egresados entran
directamente en el organismo fiscal con un sueldo inicial de 4
mil dólares y estabilidad en el cargo de por vida (salvo que hayan
sido involucrados en casos de corrupción). Por su preparación,
su nivel de ingresos y la tarea que desarrollan, los inspectores
gozan de un gran prestigio social. Los especialistas afirman que
sólo con un ejército de fiscalizadores de ese nivel se puede vencer
a los grandes evasores.
�La
lucha es diaria�
Guillermo
Farías, subdirector general de Operaciones Impositivas �Cuando
ajustamos el control sobre una modalidad de evasión, aparece otra.
Es una lucha diaria. Pero no estoy de acuerdo con que es una lucha
desigual. La AFIP tiene excelente personal. De a poco estamos
informatizando todos los procesos. Esa será la clave. Cuando el
contribuyente es descubierto, si acepta el cargo y paga, se le
hacen importantes descuentos en las multas. Si se niega, empieza
el problema. El proceso es largo: hay que presentar pruebas, esperar
el descargo, determinar el impuesto, esperar la apelación y, si
el tema va a la Justicia, escapa de nuestras manos y puede tardar
años.�
Juan
Carlos Gomez Sabaini, subsecretario de Política Tributaria
�Tenemos un plan integral�
�¿No
es demasiado optimista pensar que con el plan que enviaron al
Congreso esta semana reducirán la evasión?
�Si fueran sólo esas medidas, sí. Pero este proyecto forma parte
de un plan integral. La creación del fuero penal tributario y
los juzgados de ejecución tributaria fueron un paso importante.
Lo mismo que la reforma fiscal. Más lo que vendrá después. La
lucha contra la evasión requerirá de un esfuerzo constante. Esto
es sólo el principio.
�Importantes tributaristas afirman que la AFIP tiene bajo Presupuesto
y por eso no cuenta con profesionales idóneos y bien pagos.
�Es cierto que podría tener un cuerpo de profesionales mejor
preparados. Pero el mercado laboral de esta profesión es muy competitivo.
En el sector privado ofrecen excelentes remuneraciones que el
Estado no está en condiciones de pagar. Pero se está trabajando
en ese tema. Los inspectores están haciendo cursos de perfeccionamiento,
se les abona un estímulo según el resultado de su gestión y se
les exige dedicación full time. El proyecto del Gobierno contempla
el pedido de un crédito al Banco Interamericano de Desarrollo
para financiar el perfeccionamiento profesional del personal de
la AFIP.
�¿Es necesaria una gran preparación para encontrar trabajadores
en negro con una tasa de empleo informal del 48 por ciento?
�El problema del trabajo en negro es bastante más complicado.
Mientras mejoró la recaudación de otros impuestos, la evasión
de los aportes sociales se incrementó. Y eso tiene que ver con
la precarización del mercado laboral. El resultado de la gestión
de la AFIP no es ajeno a la situación económica. Hay que analizar
cada tema en el contexto en el que sucede. Además, la mayoría
de las deudas de seguridad social son muy pequeñas. No se puede
iniciar una acción judicial contra un plomero que debe 400 pesos.
�¿Está de acuerdo con el jefe de Gabinete, Rodolfo Terragno,
en que debería hacerse pública la identidad de los grandes evasores?
�El secreto fiscal debe mantenerse, pero la AFIP podría dar a
publicidad un listado de morosos o de evasores comprobados. Sería
una forma de disuasión. La sociedad ya no cree como antes que
evadir es una viveza, y condenaría a los que no cumplen con sus
obligaciones. Es una decisión que debe tomar la dirección de la
AFIP.
Raul
Cuello, tributarista, ex director de la DGI
�Hay vocación, pero no basta�
�¿Está
de acuerdo con el proyecto antievasión que giró el Ejecutivo al
Congreso?
�Es muy satisfactorio que el Gobierno encare el tema desde el
principio de su gestión. Demuestra una vocación por cobrar impuestos
que otros no han tenido. Pero discrepo con varios puntos del plan.
Exigir el pago con cheque luego de un año record de cheques rechazados
es obligar a las empresas a tomar mayores riesgos. Además, sea
cheque común, tarjeta de crédito o cheque cancelatorio, todos
significan mayores costos. Tampoco creo que sea conveniente elevar
los gastos de los frigoríficos, exigiéndoles controles electrónicos
cuando se puede inspeccionar a sus dueños. Son medidas que cargan
sobre el contribuyente el costo de la ineficacia de la AFIP.
�¿Por qué dice que la AFIP es ineficiente?
�Porque no tiene un buen manejo de la información ni hace inteligencia
fiscal. ¿Para qué se gasta dinero en mandar 6 mil inspectores
a controlar si los vehículos tienen la oblea del impuesto docente,
si se trata de un impuesto que cae sobre un bien registrable?
Se cruza el registro automotor con el listado de pagos y listo.
Es como si uno fuera por la calle y un inspector le pidiera la
declaración de ganancias: es inaceptable. Las fiscalizaciones
no pueden ser fruto de esfuerzos espasmódicos, tienen que tener
base científica.
�¿Cómo se debería organizar?
�Lo primero que hay que hacer es jerarquizar la AFIP componiéndola
de una burocracia meritocrática prestigiosa. El Estado debe contar
con los tributaristas más capaces y pagarles bien. Es la mejor
inversión que se puede hacer. No se puede tener a los mejores
profesionales con sueldos de 1500 pesos. Luego hay que poner en
marcha un plan de largo plazo que no dependa de la política del
gobierno de turno. La AFIP debería ser un organismo independiente
y su dirección surgir, al igual que la del Banco Central, de una
propuesta del Ejecutivo con acuerdo del Senado.
�¿La concentración económica dificultó aún más el control?
�El 65 por ciento de la recaudación depende de 2 mil contribuyentes.
Pero esto en vez de simplificar el control, lo dificulta. Porque
son los mejor preparados para evadir. Hasta ahora, la AFIP controla
con el mismo personal a las petroleras, los bancos y las empresas
de servicios. Dada la complejidad del tema, habría que formar
equipos por cada especialidad o grupos afines para descubrir los
fraudes.
Evasión
combate