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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
27 FEB2000






 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


Economía y país: Prebisch

En 1949, luego de entrar a la Cepal, Prebisch maduró su visión del proteccionismo: una constelación económica con centro en los países industriales organizaba el sistema para servir a sus intereses. Los países productores y exportadores de materia prima se conectaban al centro en virtud de sus recursos naturales, formando una periferia vasta y heterogénea; este sistema de relaciones internacionales produjo una exagerada absorción de ingreso de la periferia por los centros. Concluía: “La sustitución de importaciones estimulada por una política de protección moderada y efectiva es un procedimiento económico sensato. Tal política ayudaría a corregir la tendencia hacia una restricción externa del desarrollo, derivada de la baja elasticidad-ingreso de la demanda de productos primarios por los centros, mientras que había una alta elasticidad-ingreso de la demanda de manufacturas de los centros por la periferia”. En 1981 se agudizó su posición sobre la desigual distribución de los frutos del progreso tecnológico: originados en los centros, no fueron distribuidos. La periferia, restringida a producción primaria, quedó atrás de los centros. La industrialización vino por interrupciones del vínculo con los centros: dos guerras mundiales y la Gran Depresión. Cuando vino, la periferia procuró imitar la tecnología y estilo de vida de los centros. Pero la estructura social periférica iba a la zaga de la de los centros. Excluía a los estratos sociales bajos. El excedente, fruto de incrementos sucesivos de productividad, era apropiado por los dueños de los medios de producción, concentrado en los estratos sociales altos. La agricultura tenía menor absorción de trabajo que la industria, menor productividad y menor elasticidad de demanda para sus productos. Luego, transferir mano de obra de la agricultura a la industria, mejoraría la productividad global. Ello no significaba producir industria a costo internacional y librada la industria nacional al libre mercado pronto sucumbiría. Un arancel, que encareciese la manufactura importada, era inevitable. La mayor productividad local absorbería el impacto sobre los precios, y no se generaría inflación interna. Recordaba Prebisch: “En mi calidad de joven economista, fui un neoclásico y luché contra la protección. Pero durante la depresión mundial me convertí al proteccionismo”.

Economía y país: Terry

José Antonio Terry en 1898 analizó la oportunidad del librecambio o el proteccionismo: dependen del estado de cada país y son efectos de las edades de los pueblos. Las naciones nacen, crecen y se desarrollan. Cada edad tiene su legislación aduanera. En los inicios el librecambio se impone como reflejo de tal estado económico. Sólo se producen materias primas, como cuero, lana, carne, madera, que se exportan una vez satisfecho el consumo interno. Como no hay industria manufacturera no hay protección. Pasa el tiempo, el país avanza, se desenvuelven sus fuerzas, crece y se desarrolla. Y aparecen tendencias a manufacturar materia prima propia. El cuero se transforma en suela; la lana en tela; la madera en muebles; y se inicia la vida manufacturera. La industria nace con dificultad: falta de capital, salarios altos, competencia ruinosa del artículo extranjero. ¡Principia la lucha! De un lado, el fabricante nacional, inexperto, pobre, produciendo mal y caro; y del otro, el extranjero, con siglos de experiencia, con capitales, produciendo bueno y barato, y con una plaza consumidora que lo favorece. El resultado no es dudoso, y las débiles manifestaciones de la industria manufacturera nacional terminan en ruina. El artículo extranjero triunfa sin esfuerzos. Pero el interés privado quiere transformar la materia prima dentro del país, y crear nuevas fuentes de riqueza; se reanuda la lucha. Pero el triunfo del similar extranjero es fatal, porque las armas son desiguales. Y las derrotas se suceden. ¿Qué hacer? ¿Condenar a un pueblo a no ser manufacturero? No es posible: la manufactura es un hecho fatal,ineludible; y de aquí surge la necesidad del proteccionismo. Debe ponerse a la nueva y débil industria nacional en igualdad de condiciones con la extranjera, para que la lucha ocurra entre razonables límites para ambas. Son tres las principales condiciones para que la protección se justifique: 1) Que la industria se inicie como síntoma de la edad del país, algo natural y no ficticio. 2) Protección no desmedida, limitada a lo estrictamente necesario para consolidar la industria y que compita con su similar extranjera. La protección desmedida atenta contra el consumidor. 3) La protección debe favorecer a industrias complementarias de la materia prima local; no se explica proteger industrias que importan toda la materia que requiere su manufactura.

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