Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Las 12

ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
11 MARZO 2001








 BUENA MONEDA


Versión original

Por Alfredo Zaiat

Daniel Artana, mano derecha del flamante ministro de Economía, se ha vestido rápidamente el traje de funcionario público, lo que implica mucho más que la simple jura que deja a un lado al economista teórico de una fundación liberal. El primer mandamiento del manual de un nuevo equipo económico dice que se debe enfatizar la herencia recibida y que las cuentas fiscales están mucho peor de lo que se pensaba. Y Artana ha seguido esa regla de oro de esos códigos inútiles de la gestión pública, como si esa prevención sirviera de algo para luego explicar el fracaso o éxito posterior. Pero en este caso, existe apenas un pequeño detalle que no hace muy creíble el del por sí desprestigiado argumento de “la herencia”. Durante los quince meses de gestión de José Luis Machinea, el jefe de Artana convivió estrechamente en el gabinete con el ministro de Economía saliente, mantuvo innumerables conversaciones reservadas sobre la marcha de la economía, supo de las dificultades que existían, de las presiones por más gasto que sufría y también festejó como el resto del gobierno el blindaje. Aquí no hay herencia, sino el reemplazo del gerente (el ministro) de la empresa (el gobierno) ante las quejas de los proveedores más poderosos (el establishment). Estos reclamaron, y con bastante fundamento, que es mejor tratar con la versión original que con una copia.
Y si de herencia se trata, el nuevo equipo económico tiene la oportunidad de no cometer los mismos errores iniciales de gestión de su predecesor que abortaron la incipiente reactivación de fines de 1999. Con el rescate a los acreedores de Argentina indudablemente mejoró levemente el clima de negocios, cuyos efectos positivos en cuanto a expectativas quedaron rápidamente diluidos. Pero una cosa son las percepciones y otra muy distinta la realidad. Lo cierto es que la producción industrial de febrero mostrará una variación al alza. La actividad manufacturera presentará un número alentador pese a que la fabricación de autos descendió 32 por ciento respecto a febrero de 2000. Y quién mejor que Abel Viglione, especialista de esos índices en FIEL, para advertirle a su compañero de ruta Artana que lo de “la herencia” no es una buena estrategia. Viglione escribió el martes pasado en BAE que “cuando va a aparecer la primera variación positiva (del índice de producción industrial), libre de ‘contaminación’, esto es la discusión de destacionalización, Machinea no será el que la anuncie; el tiempo le jugó una mala pasada, pese a que el ex ministro había anticipado que para estas alturas esperaba el fin de la recesión industrial”.
Pese a ello, y posiblemente cegados por la obsesión fiscalista, el dueño de los bigotes más rudos atemorizará a consumidores y empresas con la necesidad de ajustar las cuentas, ya sea por 1000, 1200 o 1500 millones de pesos. La tarea de guardián de las cuentas públicas fue asumida por Machinea en esa suerte de clonación de ortodoxia fiscalista. Y ya se conocen sus resultados. Ahora, el ejemplar original aspira a hacer honor de sus antecedentes cuando, en realidad, lo que se necesita para salir de la recesión no es machacar sobre el aspecto fiscal, precisamente.
(Un comentario al margen:
Por curiosidad gástrica, sería interesante saber qué ricino están tomando radicales y frepasistas para aceptar con exasperante cadencia la incorporación al Gobierno en el equipo de López Murphy de Manuel Solanet, colaborador de José Alfredo Martínez de Hoz durante sus cinco años de gestión, para luego saltar al cargo de secretario de Hacienda durante la gestión de Roberto Alemann, entre diciembre de 1981 y junio de 1982. Si no se trata de un secreto de Estado, sería revelador conocer de qué se trata ese aceite purgante.)Daniel Artana, mano derecha del flamante ministro de Economía, se ha vestido rápidamente el traje de funcionario público, lo que implica mucho más que la simple jura que deja a un lado al economista teórico de una fundación liberal. El primer mandamiento del manual de un nuevo equipo económico dice que se debe enfatizar la herencia recibida y que las cuentas fiscales están mucho peor de lo que se pensaba. Y Artana ha seguido esa regla de oro de esos códigos inútiles de la gestión pública, como si esa prevención sirviera de algo para luego explicar el fracaso o éxito posterior. Pero en este caso, existe apenas un pequeño detalle que no hace muy creíble el del por sí desprestigiado argumento de “la herencia”. Durante los quince meses de gestión de José Luis Machinea, el jefe de Artana convivió estrechamente en el gabinete con el ministro de Economía saliente, mantuvo innumerables conversaciones reservadas sobre la marcha de la economía, supo de las dificultades que existían, de las presiones por más gasto que sufría y también festejó como el resto del gobierno el blindaje. Aquí no hay herencia, sino el reemplazo del gerente (el ministro) de la empresa (el gobierno) ante las quejas de los proveedores más poderosos (el establishment). Estos reclamaron, y con bastante fundamento, que es mejor tratar con la versión original que con una copia.
Y si de herencia se trata, el nuevo equipo económico tiene la oportunidad de no cometer los mismos errores iniciales de gestión de su predecesor que abortaron la incipiente reactivación de fines de 1999. Con el rescate a los acreedores de Argentina indudablemente mejoró levemente el clima de negocios, cuyos efectos positivos en cuanto a expectativas quedaron rápidamente diluidos. Pero una cosa son las percepciones y otra muy distinta la realidad. Lo cierto es que la producción industrial de febrero mostrará una variación al alza. La actividad manufacturera presentará un número alentador pese a que la fabricación de autos descendió 32 por ciento respecto a febrero de 2000. Y quién mejor que Abel Viglione, especialista de esos índices en FIEL, para advertirle a su compañero de ruta Artana que lo de “la herencia” no es una buena estrategia. Viglione escribió el martes pasado en BAE que “cuando va a aparecer la primera variación positiva (del índice de producción industrial), libre de ‘contaminación’, esto es la discusión de destacionalización, Machinea no será el que la anuncie; el tiempo le jugó una mala pasada, pese a que el ex ministro había anticipado que para estas alturas esperaba el fin de la recesión industrial”.
Pese a ello, y posiblemente cegados por la obsesión fiscalista, el dueño de los bigotes más rudos atemorizará a consumidores y empresas con la necesidad de ajustar las cuentas, ya sea por 1000, 1200 o 1500 millones de pesos. La tarea de guardián de las cuentas públicas fue asumida por Machinea en esa suerte de clonación de ortodoxia fiscalista. Y ya se conocen sus resultados. Ahora, el ejemplar original aspira a hacer honor de sus antecedentes cuando, en realidad, lo que se necesita para salir de la recesión no es machacar sobre el aspecto fiscal, precisamente.
(Un comentario al margen:
Por curiosidad gástrica, sería interesante saber qué ricino están tomando radicales y frepasistas para aceptar con exasperante cadencia la incorporación al Gobierno en el equipo de López Murphy de Manuel Solanet, colaborador de José Alfredo Martínez de Hoz durante sus cinco años de gestión, para luego saltar al cargo de secretario de Hacienda durante la gestión de Roberto Alemann, entre diciembre de 1981 y junio de 1982. Si no se trata de un secreto de Estado, sería revelador conocer de qué se trata ese aceite purgante.)