PLáSTICA
› EN EL NUEVO ESPACIO DE LA GALERIA RUTH BENZACAR
Sueños de bajo presupuesto
El videasta uruguayo Martín Sastre presenta un irónico y muy bien realizado video en el que se detalla el fin del cine de Hollywood para dar paso al “módico” sueño latinoamericano.
› Por Fabián Lebenglik
Los canales mundiales de noticias –como sede visual de las guerras en directo y de los atentados en tiempo real– son para el videasta uruguayo Martín Sastre (Montevideo, 1976) la cumbre de la manipulación informativa y el motivo central de fascinación de las teleaudiencias globales.
El avasallador registro de lo real por parte de las redes de noticias –donde se da cuenta de una realidad simultáneamente relevada, “producida” y eventualmente generada por los medios– es (dice Sastre) “simplemente la primera señal de un cataclismo de dimensiones descomunales que demuestra el avance de lo real sobre la fantasía”. La sociedad del espectáculo se impone sobre la industria del espectáculo y el videasta descubre la frase más elocuente y admonitoria sobre esta nueva realidad: “Un mundo sin Hollywood sería un mundo de terror y caos”. El copyright de esta frase pertenecería a Nancy Reagan, cuyo marido actor-presidente representó la parábola más acabada de este movimiento inverso al actual: “La gloriosa era del entretenimiento Reagan, del show business espectacular, ya quedó muy lejos”, dice Sastre.
En el Nuevo Espacio de la galería Ruth Benzacar se exhibe la muestra Planet Sastre, compuesta por un excelente video de 16 minutos y por una serie de carteles cinematográficos falsificados, en los que las películas de la era del supuesto gran cine internacional (especialmente norteamericano) son suplantadas por modestas remakes latinoamericanas, dado que “los sueños latinoamericanos son más baratos”.
Martín Sastre tiene 27 años y actualmente reside y trabaja en Madrid gracias a una beca de la Fundación Carolina. Formado en fotografía, cine y arquitectura, su producción se centra en el videoarte. Desde 1999 ha presentado sus trabajos en museos y centros culturales de Palm Beach y Nueva York, Ljubljana, París, Bogotá, Lima, Porto Alegre, Brasilia, Madrid, Viena, Montevideo y Buenos Aires. Es integrante del Movimiento Sexy, grupo de artistas uruguayos que inciden directa e indirectamente en los medios de comunicación masiva. Entre sus obras figuran: The E! True Hollywood Story, The M.A.M.Tour, Masturbated Virgin, Heidiboy y Sor Kitty: La monja misionera. Fue seleccionado para las Bienales Internacionales de Praga y La Habana.
En Videoart: The Iberoamerican Legend, el artista cuenta el fin del cine hollywoodense, vencido por la sobredosis de realidad de la era Bush. Y si por una parte las guerras en directo –en las que las tropas del imperio esperan la hora de las Prime News para lanzar sus misiles quirúrgicos–, las cadenas de noticias y las cámaras de seguridad plantadas estratégicamente en todas las urbes constituyen un claro límite para que la ficción se imponga, por la otra las complejas, bellas y perversas superproducciones de Mathew Barney produjeron la causa interna del fin del cine como espectáculo. Barney, como sucedáneo del gran cine, es el último escalón del fracasado género del videoarte internacional contemporáneo. Contra la dupla CNN-Mathew Barney –enuncia el video de Sastre– es imposible competir, porque entre ambos límites discursivos se juega el fin de la fantasía.
El protagonista-actor-narrador del video es el propio artista, criopreservado para toda la eternidad, como el mito del congelado creador de los estudios Disney, se descongela y cuenta la cosmogonía del nuevo espectáculo. El narrador-Sastre se desdobla en personaje protagonista a través del joven artista montevideano Martín Sastre, quien es guiado por su mentora extraterrestre, la monja Sor Kitty.
El fin del cine hollywoodense, del Star system y del glamoroso mundo de las estrellas pop debe ser reciclado y Sastre tiene la solución, porque —según dice– “el sueño latinoamericano es más barato”. Ya que todo ha sido hecho, el único camino es rehacer. Han muerto los grandes relatos delPrimer Mundo. Ya todos los sueños fueron llevados a la pantalla: sólo queda revisitar sueños ajenos, realizados con esmero por los artistas iberoamericanos. Para que éstos puedan pensar en ocupar un lugar central, deben limitarse a realizar versiones baratas.
“En el planeta-mausoleo-cuento-viaje inventado por Martín Sastre –escribe Eva Grinstein–, la excentricidad es la manera más natural de construir un alegato a favor de la ficción. La formulación de disparates camuflados en discursos –relativamente– verosímiles se vuelve un mecanismo útil para reflexionar sobre la capacidad crítica y las anestesias de siglos, y para revalorizar el hambre siempre latente de delirio y sinrazón.”
Como “prueba” de que el video dice la verdad, la muestra se acompaña con los carteles publicitarios de las nuevas versiones latinoamericanas de películas célebres, que recrean los carteles originales con la inclusión del protagonista uruguayo y de la infaltable Sor Kitty. El supuesto equipo de realización de cada remake está formado por el gran club de curadores, críticos, directores de museo, artistas populares y todo un abanico de estrellas que componen el mundo del arte y el espectáculo latinoamericano, por vía del cual llegará la esperada resurrección de los sueños que eviten el terror y el caos. (En la galería Ruth Benzacar, Florida 1000, hasta el 31 de mayo.)