PLáSTICA › EL MACRO: MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO DE ROSARIO

Contemporáneo, sí los hay

En consonancia con la realización del Congreso de la Lengua, la ciudad de Rosario inaugura hoy un museo con la mayor colección de arte contemporáneo de toda la Argentina.

Por Nancy Rojas *

En los últimos años, la producción artística se ha diversificado de un modo insospechado. En Argentina, esto dio lugar a un circuito rico en nuevas manifestaciones, proyectos institucionales y espacios alternativos. Rosario ha jugado un papel importante desde esta perspectiva. El nacimiento de la colección de arte contemporáneo argentino en el Museo Castagnino y, a partir de ello, la creación de su anexo, el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) son hechos que subrayan la trascendencia que ha alcanzado esta ciudad.
Estos últimos sucesos tienen su precedente en los comienzos de la gestión de Fernando Farina como director del Museo Castagnino. Desde ese momento, en esta entidad empezó a tornarse visible el apoyo a la producción local actual, con la ampliación de su patrimonio a partir de la incorporación de 27 propuestas de autores rosarinos contemporáneos. Este fue el primer paso del proceso de formación de la colección de arte contemporáneo que albergará el Macro. Luego siguió con la importante donación de la Fundación Antorchas.
Hoy el Castagnino es visto como una institución artística ejemplar, sobre todo en relación con las fallas manifestadas en materia de políticas museísticas, reveladas el año pasado con los polémicos sucesos del MNBA.
Gracias a la importancia de su colección contemporánea, el Castagnino ha podido extender su campo de acción. La contundencia de sus obras reclamó un espacio propio que se adecuara a una concepción diferente de museo. Desde el punto de vista de la construcción de la imagen, esta concepción se halla muy cercana a la idea de fábrica. El ex silo Davis, situado a orillas del río Paraná, es el edificio que la Municipalidad de Rosario ha cedido para instalar la nueva entidad. Funcionará como anexo del Castagnino, abriendo sus puertas hoy, en la víspera de la apertura del III Congreso Internacional de la Lengua Española. La exposición inaugural mostrará un recorte acotado de la colección, la cual hoy cuenta con más de 250 obras. En esta oportunidad, al equipo curatorial, que en adelante dirigirá Roberto Echen, se sumó, como invitado, el artista rosarino Román Vitali, que diseñó el montaje de esta primera muestra junto con Leandro Comba, quien en el futuro coordinará dicha área.
Se trabajó sobre la base de un planteo tendiente a resignificar la idea de contemporaneidad, a partir de un modo procesual y dinámico de exposición. Aprovechando que el edificio cuenta con 10 plantas, en el primero se presentará una muestra de Lucio Fontana, para continuar en los posteriores con las piezas contemporáneas del nuevo patrimonio. De este modo, el recorrido se hace más complejo a medida que se avanza en orden ascendente. Asimismo, para reforzar esta idea, se ha invitado a los rosarinos Luján Castellani, Leo Battistelli, Marcelo Villegas y Mauro Machado a intervenir en las últimas salas con obras diferentes de las que ellos mismos han donado a la institución. Según Vitali, sus propuestas se hallan en el límite con la no obra, en tanto circunda cierto planteo de acercamiento a y reivindicación de la noción de desmaterialización.
También el mismo día de la inauguración se podrá conocer el libro de la colección –auspiciado por Antorchas–, que contiene más de 300 páginas. Previo trabajo de documentación, esta publicación será un referente bibliográfico importante para reforzar y, en algunos casos, proporcionar legitimidad histórica a un conjunto importante de creadores argentinos contemporáneos. El mismo contará con ensayos de Andrea Giunta y Valeria González, y un texto institucional de presentación de la colección.
El nuevo equipo de trabajo, dirigido por el propio Fernando Farina, se propone desarrollar diversas lecturas acerca de la colección, para reforzar y hacer patente la labor de investigación desarrollada a lo largo de dos años. Actualmente, los departamentos de curaduría, investigación, conservación, educación, diseño y merchandising trabajan en proyectos que, de ser posible su concreción, tienden a buscar coherencia con los planteos en torno de la resolución de la imagen estructural que ha proporcionado la idea de fábrica. Estos proyectos se cruzan en cierta inclinación a considerar que la obra contemporánea puede mostrarse de distintos modos, inclusive expandiendo su sentido hacia afuera de las salas de exposición. Este bosquejo ha sido posible justamente porque las obras con las que cuenta esta colección son representativas de múltiples y diferentes vertientes de producción. Situación que posibilita múltiples lecturas para próximas prácticas curatoriales, y también para posteriores proyectos alternativos dentro de la entidad, que podrán integrar a las distintas áreas bajo el propósito de acercar el arte contemporáneo al público de una manera más fluida. En este sentido, la idea de construcción progresiva ha servido de base tanto a los proyectos en desarrollo como al diseño de la muestra inaugural.
Concreciones
En menos de dos años este museo logró conformar la colección de arte argentino contemporáneo más importante del país. Inclusive sobrepasó la propuesta inicial que había empezado a desarrollar a partir de un proyecto con la Fundación Antorchas, que donó un importante lote de obras. Fue crucial el apoyo de dicha entidad, de los artistas, de la Fundación Castagnino y de la Secretaría de Cultura de Rosario.
El compromiso de los autores implicó la donación de obras representativas de su producción, por lo que la nueva colección hoy cuenta con realizaciones significativas de las distintas vertientes del arte argentino de las últimas décadas. El conjunto manifiesta diversos estados de hibridación en el cruce simbólico entre aquellas piezas recientes de artistas de trayectoria y las producciones de los autores emergentes en el campo artístico a partir de los ‘90. Esto hace posible diversos diálogos, tendientes a extender caminos diversos, algunos de los cuales se plantean en la exposición inaugural.
En forma simultánea con la imagen de fábrica que posee la arquitectura de este edificio adaptado como museo, hay una actitud “constructiva” que tiende a desarrollarse y a redefinir líneas de proyección. Por ende, la apertura del Macro y la consolidación de su colección es la primera instancia de una fase crucial de la historia del arte de Rosario. Ambos hechos ya han convertido a la ciudad en un foco de proyecciones artísticas e institucionales hacia afuera. Esto refuerza la importancia de aquellos proyectos de extensión cultural nacional desarrollados desde el interior del país.
* Coordinadora del área de investigación de la colección de arte contemporáneo del Macro.

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“Víctima serial”, instalación de Jorge Macchi (colección Macro).
 
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