Por Marcelo Pombo*

Conocí a Rafael Cippolini junto a Luis Lindner y me parecieron un dúo cómico o personajes salidos de Cartoon Network. Cippolini no paró de hablar y después del encuentro quedé mareado y fascinado.
Con los años observé los juegos a los que se entregaba junto a Benito Laren, Alfredo Prior y Fabio Kacero. Y por muchísimas cosas más, es que Cippolini me parece anómalo y no comparte con los demás críticos los anteojos de la mirada correcta.
El, como sus amigos, no tiene tiempo ni de pensar en el buen gusto, porque está impulsado por una fuerza hacia el bochorno y el goce que están dentro de cada uno.
Rafael está enamorado del pasado olvidado y desprestigiado y también del humor.
En algunos de los textos que ha escrito se parece a un Bustos Domecq acelerado y de respiración jadeante.
* Artista plástico.