Carrillo

El 20 de diciembre se conmemoraron cincuenta y dos años de la muerte del hombre que más hizo por la medicina social, el primer ministro de Salud de la Argentina, Ramón Carrillo, y no se lo ha recordado y puesto en el lugar que se merece, el hombre de excepción que al pueblo argentino y a la historia les dio todo.

Antes de él sólo había una Secretaría de Salud de la Nación, luego de él sólo algunas pocas excepciones entendieron lo que había que hacer con la salud pública, Oñativia y Floreal Ferrara.

Olvidado por los de su propio espacio político, perseguido por la fusiladora de Aramburu, tuvo por suerte morir solo en medio de la selva, en Belem do Para; se salvó de las dictaduras que siguieron a ésa, si no sería otro compañero desaparecido, agregado a nuestros queridos 30.000.

Cuán diferente habría sido el 17 de octubre del ’45 si él no hubiera firmado aquel certificado de salud de Perón para hacerlo regresar de Martín García; construyó laboratorios para la producción de medicamentos, hospitales, salas sanitarias, escuelas de enfermería para poder tener personal capacitado, y hasta pensó en incorporar una materia en la carrera de arquitectura para que supieran hacer hospitales. No dejó casi nada sin hacer en pocos años, menos de 10, pocos para semejante tarea y además le fue leal al pueblo argentino. ¿Hay más que pedirle al Negro Carrillo?

En homenaje a este hombre excepcional hoy más que nunca con todo lo que hay que hacer, volver a Carrillo es el imperativo de la hora, hagámonos cargo todos, desde los que gobiernan hasta el último argentino que tenemos que continuar su obra, porque él fue el primer ministro que habló de distribución de la riqueza.

Hugo Daniel Canavesio
DNI 12.641.067